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Cuando Shiro llegó al lugar donde se encontraban Allura y Keith, se acercó a ellos, hizo un pequeño saludo con la cabeza y tomó en brazos a su hermano. Clavó sus ojos en Allura y preguntó:

-¿Qué pasó?

Ella pasó las manos por sus piernas y su pelo.

-Esto es por Lance- lo miró-. Están muy distanciados- agregó mientras se ponía de pie.

Shiro hizo un suave gesto con la cabeza y miró a Keith.

-Entiendo- volvió a mirar a Allura-, debemos hacer que vuelvan a estar juntos, ¿no? Quiero decir, desconozco la razón por la que se pelearon o por lo que está pasando esto, pero sé que pueden arreglarlo. Con lo poco que vi a Lance supe que se complementaban - comentó, comenzando a caminar hacia el auto. La miró sobre su hombro-. ¿Quieres que te lleve a tu casa? Después de todo tuviste que soportar el peso de mi hermano en las piernas, es lo mínimo que puedo hacer.

Allura rio bajito.

-Está bien, no pasa nada. Y no hay problema con que me hagas un aventón, ¿no?

Shiro negó enérgicamente y Allura sonrió.

-Entonces sí, muchas gracias.

Cuando llegaron al auto, la chica abrió la puerta trasera para que Shiro pudiera dejar a Keith. Luego de dejarlo en una posición que ellos veían cómoda, subieron en la parte delantera del auto y Shiro lo arrancó.

Luego de unos minutos andando, escuchando música y hablando, llegaron a la casa de Allura. Ella se bajó, cerró la puerta y lo miró por el vidrio.

-Muchas gracias, Shiro.

Shiro le sonrió devuelta e hizo un gesto con su mano ortopédica.

-No es nada. Buenas noches.

-Buenas noches- dijo Allura.

Shiro vio cómo se alejaba mientras buscaba algo en su mochila y se aseguró de que entrara bien a su casa.

Una vez que la perdió de vista en la oscuridad de la vivienda, encendió el auto y miró a Keith por el espejo retrovisor: seguía dormido.

Al llegar a su respectivo hogar, estacionó el auto en la puerta del garaje y bajó a Keith.

Subió al porche e intentó agarrar las llaves de su bolsillo, pero se le complicaba por tener que sostener a Keith. Tocó timbre y acomodó a su hermano en sus brazos.

Krolia abrió rápidamente, frunciendo el ceño al ver la escena.

-¿Qué fue lo qué pasó?- preguntó, haciéndose a un lado para que pudieran pasar.

-Luego te cuento- contestó Shiro. Miró de reojo a su madre-, primero voy a subir a Keith a su habitación- agregó, subiendo las escaleras.

En su habitación, dejó a Keith en su cama y él ni se inmutó; tenía el sueño muy pesado.

El mayor se asomó desde las escaleras y encontró a su madre apoyada en la baranda de la escalera, cruzada de brazos.

-¿Me esperas un momento?- preguntó, buscando su celular en el bolsillo-. Debo hacer una llamada importante- dijo, volteándose antes de que la mujer le respondiera.

Buscó el contacto en su agenda y llamó. Llevó el celular a su oído y guardó silencio, escuchando los largos tonos.

Al tercero, contestaron.

-Shiro, ¿qué pasó?- dijeron al otro lado de la línea.

-Necesito que me hagas un favor con Hunk- dijo Shiro, sentándose en uno de los sillones que había en el piso de arriba.

-Dime.

-Necesito que mañana, en la escuela, intenten juntarlos. Están muy mal. Acabé de ir a buscar a Keith al parque, estaba dormido arriba de Allura- contó, frunciendo el ceño preocupado y moviendo los dedos sobre sus piernas.

Se escuchó un suspiro desde la otra línea.

-Entiendo. Bien, haremos lo posible para que vuelvan estén bien- contestaron.

Shiro sonrió.

-Gracias, en serio.

-No es nada. Nosotros también estamos preocupados.

-Te amo, Pidge- murmuró Shiro.

-Yo también, Shiro.

Y colgaron.

Shiro dejó el celular entre sus piernas, viendo cómo la pantalla iba perdiendo brillo hasta apagarse. Alguien debía hacer que se reconciliaran, y ¿quién mejor que Pidge y Hunk?

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora