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Los días pasaron, y Lance y Keith no habían vuelto a encontrarse.

Lance volvió a juntarse con sus amigos, Pidge y Hunk. Pasaban casi todos los días juntos en la cafetería en la que trabajaban, Altea.

Mientras Lance tomaba un batido y comía algunas cosas dulces que le ofrecían sus amigos, fantaseaban y hablaban de cómo podrían hacer para contactar con Keith. Según la descripción de Lance sobre aquel chico, Pidge y Hunk aseguraban que nunca, nunca, lo habían visto rondar el lugar.

Como muchas de esas veces, seguían fantaseando. Esa vez era diferente porque los tres estaban sentados en las mesas de la clientela: era su día libre.

Pidge le pidió a Lance que, por favor, vuelva a describir a Keith, mientras sacaba un papel y un lápiz de su mochila. Aunque el moreno ya le había repetido varias veces la descripción, no tuvo problema en volver a decirlo.

Al fin y al cabo, amaba hablar de Keith, y no iba a desaprovechar aquella oportunidad.

Mientras hablaba, Pidge movía su mano derecha, haciendo garabatos, y Hunk la observaba mientras comía un postre.

-¡Esperen!- gritaron desde el mostrador, sobresaltándolos. Los tres miraron hacia la misma dirección al mismo tiempo, encontrándose con una chica morena, de pelo esponjoso blanco, cicatrices bajo los ojos, radiante sonrisa y unos ojazos azules y verdes muy llamativos -. Según las descripciones, yo sí lo he visto.

Secó sus manos con una pequeña toalla y la dejó en el mostrador, saliendo de su puesto y caminando hacia la única mesa ocupada del lugar.

-¿Uhm? ¿Desde cuándo tienen empleada? Creí que sólo ustedes la administraban- dijo, curioso.

Pidge sonrió con orgullo viendo cómo la chica se sentaba a su lado.

Hunk la señaló.

-Lance, te presento a Allura. Allura, él es Lance, nuestro mejor amigo-contó Hunk.

-Un gusto conocerte. - La chica extendió su mano hacia Lance.

Tardó un rato en reaccionar, mirando fijamente su mano. Luego, levantó los ojos y examinó su rostro y sus facciones amables.

¿Allura?

Le sonaba el nombre, hasta que recordó y cayó tan rápido en cuenta que fue como si le hubiesen golpeado.

La miró anonadado.

¡Era la chica alteana de su sueño, pero era humana!

-Un gusto- dijo, saliendo de su trance e intentando no sonreír abiertamente, feliz y emocionado.

Estrecharon sus manos durante unos segundos y se soltaron.

Allura se aclaró la garganta y comenzó a decir:

-Como decía, creo que un chico así apareció el sábado acá. Venía acompañando de un muchacho un poco más alto y grande que él. Compartían varios rasgos faciales, así que supuse que era su hermano.

Quizás sea él. Quizás estaba con Shiro.

-¿Cómo lo ubicaremos?- preguntó Hunk, levantando unos vasos de la mesa. Agarró una bandeja que estaba cerca de ellos y los puso ahí.

-¿Qué tal si ponemos anuncios? No lo sé, un 20% de descuento en la compra o algo- dijo Pidge con tono desinteresado pero sus ojos brillaban con diversión y emoción detrás de aquellos grandes lentes.

-Quizás así venga; recuerdo que, cuando entraban, dijo que esta cafetería era muy buena -comentó Allura, emocionada-. ¿Será buena idea?

-¿Qué opinas, Lance?-volvió a decir Pidge. Aunque llevaba tiempo queriendo hacer tal descuento con Hunk, para así darle más reconocimiento a su cafetería y atraer más clientela, necesitaban un empujón para hacerlo, y ese momento había llegado.

Quizás podían ayudar a Lance.

Quizás podían conocer a Keith.

-No lo sé...- contestó dubitativo -. Perderán dinero por mi culpa, quizás podamos hacer otra cosa.

Hunk arqueó una ceja.

-No te preocupes, Lance, para eso somos amigos. Queremos ayudarte. Además, no es ningún problema.

Lance sonrió con orgullo, poniéndose de pie.

-Los quiero...- dijo, abrazando a los tres. Estaba completamente agradecido de que Allura haya ayudado en la búsqueda de Keith, aunque ni siquiera se conozcan y nunca se hayan cruzado.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora