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Al despertar, una enorme punzada en el medio de su cabeza lo invadió.

Cerró los ojos con fuerza mientras giraba sobre su cuerpo y quedaba panza abajo, acomodándose las mantas que estaban por caer al suelo. Suspiró apretando las telas.

Supuso que tal malestar había aparecido por lo que había pasado en el parque el día anterior.

Destapó su cuerpo y se incorporó. Se estiró, caminando a buscar su ropa para poder vestirse, y, una vez hecho, bajó las escaleras acariciando su abdomen. Tenía tanto hambre que podría comer cualquier cosa que tuviera en frente.

Vio a su madre, quien le dijo "Hola" sonriendo, pero con un tono entre preocupación y lástima.

Keith chasqueó la lengua y agarró un plato y un vaso; se sentó en la mesa y unos pasos interrumpieron el silencio incómodo entre ella y él.

Miró hacia atrás, viendo a Shiro bajar las escaleras con cara de dormido y rascándose la cabeza. Keith arqueó una ceja cuando lo vio frenar en seco, sin saber que su hermano había caído en cuenta de la situación y en que no le había avisado de que Krolia ya sabía de su relación con Lance.

Se aproximó a la mesa y se sentó al lado de su hermano, sin dejar de ser observado por él.

Shiro lo miró a los ojos, comenzando a jugar con sus dedos.

-Keith- comenzó a decir, desviando la mirada y agarrando una gran taza de café sobre la mesa-, le dije lo que te está pasando con Lance. Ayer te dormiste en el parque, por si no lo notaste- dijo, bebiendo el líquido oscuro y amargo.

Keith lo miró como si se lo hubiese esperado.

Se puso de pie bajo la atenta mirada de su madre y la curiosa de Shiro.

-Me di cuenta- contestó-, ahora, si me disculpan, debo irme.- Agarró el plato y el vaso y los guardó.

-Pero no desayunaste- dijo Shiro, también levantándose de la mesa.

Keith no lo miró cuando pasó por su lado.

-Me compro algo en el camino, no te preocupes- dijo, agarrando su mochila y dirigiéndose a la puerta.

Volvió a irse sin despedirse, y sin voltear a ver las miradas confusas entre sus dos parientes.

Unos minutos después, se encontraba parado frente a la escuela.

Buscó a sus amigos con la mirada, ya que no se habían subido al transporte.

Aparecieron 5 minutos tarde con cosas de más en las manos.

Arqueó una ceja.

-¿Y a ustedes qué les picó?- preguntó confundido, comenzando a caminar junto a ellos.

Hunk y Pidge compartieron miradas cómplices. Él no podía saber que las cosas que traían era para ayudar en su relación.

-Es para un proyecto que estamos haciendo, ¿verdad, Hunk?- contestó nerviosa Pidge, en busca de auxilio por parte de su amigo.

-Sí, y necesitamos todas estas cosas- contestó Hunk. Le sonrió a Keith-. Bueno, debemos irnos, viejo. Luego hablamos. ¡Adiós!

Ambos se fueron casi corriendo y Keith los vio mezclarse entre los estudiantes. Caminó solo hasta su aula.

Había sido la charla más rara del día.

Keith seguía solo en los recreos. No se había cruzado con Lance en ningún momento.

Cuando volvió a cruzarse con Pidge y Hunk, estaban charlando por celular con alguien.

Se acercó en silencio a ellos y se dispuso a escuchar la conversación, ya que parecían enojados y quería ayudar. Aunque a la vez algo le decía que no, que no lo hiciera.

-¡¿CÓMO QUE VAS A FALTAR?!- gritó furiosa Pidge-. ¡Y HASTA AHORA AVISAS!- guardó silencio. Se encogió de hombros-. Bueno, si tienes fiebre no veo otra opción- contestó-. Bien, mejórate, Lance.

Keith tragó saliva con fuerza y comenzó a sentir el cuerpo frío.

Pidge colgó la llamada y se giró hacia Hunk. Keith se escondió detrás de una columna.

-¿Ahora qué hacemos con esto? Era para ayudar en su relación. Si él no va a venir, nos falta la mitad para completar el plan...- dijo, completamente desilusionada.

Ninguno de ellos sabía que Keith estaba escuchando, quien era un manojo de furia e irritación. ¡Odiaba que se entrometieran tanto en la relación! ¡Ni siquiera le habían preguntado si podían hacerlo!

Cerró sus manos en puños y clavó las uñas en sus palmas con fuerza.

Sólo le quedaba... ignorarlos.

¿Tenía que fingir que no les había escuchado? No podría hacer tal cosa. Soltaría algo respecto a ese tema y la jodería.

Suspiró cansado, regalando sus manos y apoyando la cabeza contra la pared.

-Ya, Pidge- dijo Hunk-, no podemos hacer nada. Ellos también tienen que arreglarse por su cuenta.

Silencio. Keith escuchó con más atención, agradeciéndole a Hunk por tal consideración.

-Pero...- comenzó a decir Pidge-... Shiro...

Keith frunció el ceño.

¿Shiro?

-Pidge- la interrumpió Hunk, hablando en tono suave y tranquilizador, calmando a Keith-, Katie- se corrigió-, no podemos intentar solucionar algo que ellos ni siquiera intentaron hacer.

-Lance me dijo que Keith le habló.

-Lance, en estos momentos, es un imbécil y no sabe apreciar el esfuerzo que hace Keith. Déjalos a ellos. Sólo ellos pueden hacer que esto funcione.

Pidge guardó silencio, y Keith salió de su escondite, volviendo a su aula, siendo observado por los ojos abiertos como platos de Pidge.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora