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A los 20 minutos de estar esperando a Pidge, salió con su campera en la mano y un pequeño bolso verde y marrón donde llevaba sus pertenencias. Detrás de ella, apareció un Lance despeinado, con la ropa sucia y con una manchita de harina en la mejilla. Estaba emocionado, un poco más y daba brincos de felicidad. No podía creerlo, parecía mentira.

-¿Vamos?- preguntó la pequeña al llegar al lugar en el que se encontraban Keith y Shiro, ambos chicos mirándolos fijamente, aunque cada uno miraba a personas diferentes.

Un fantasma de sonrisa paseó por la cara de Keith cuando sus ojos y los de Lance chocaron.

-Claro- contestó Shiro, poniéndose rápidamente de pie y acomodando su mechón blanco despeinado con los dedos.

-Y tú, Lance, ¿ya estás listo para salir?- preguntó Keith, un poco distraído.

-Sí, ya vámonos- murmuró sonriendo. Suspiró cansado -. No trabajé ni dos horas y ya quiero dormir- dijo, caminando hacia Keith, quien se puso inmediatamente de pie.

Cuando estuvo al frente suyo, el mayor acomodó el pequeño mechón que Lance tenía despeinado, le sacudió un poco la ropa y limpió la manchita de harina con su pulgar, mirándolo con ternura. Lance envolvió la muñeca ajena con su mano, evitando que se separe. Era un gesto bastante íntimo, y lo tomó como tal, ambos bajo la atenta mirada de los dos pares de ojos ajenos a ellos.

Sonrojado hasta las orejas por lo que había hecho, lo soltó, se alejó y carraspeó. Pidge contuvo la risa y mordió sus labios para no decirle que se veía como idiota, aunque Keith lo miraba como si fuera lo más lindo del universo.

-Vámonos- dijo el mayor de todos junto con una sonrisa plasmada en la cara.

Caminaron todos juntos un rato, hasta que cada pareja decidió ir por lados diferentes: Shiro y Pidge irían al centro comercial, y Keith y Lance irían a arreglarse para la cena que tenían hoy, después de todo Lance llevaba la ropa sucia, estaba todo despeinado y cansado, por lo que decidió que se bañaría así se despejaba un poco y tenía la mente en blanco sólo y exclusivamente para Keith.

Eran las 20:00 cuando se despidieron para ir corriendo a sus casas a prepararse. Sólo tenían 30 minutos para ducharse, arreglarse, elegir la ropa y calmar sus nervios.

¡Era muy poco tiempo!

Entre que llegaron cada uno a su casa se hicieron las 20:15, aunque habían ido corriendo.

Lance entró a su casa aún corriendo, cerró la puerta con su cadera y corrió a las escaleras, tirando su campera por el pasillo.

-¡Ya llegué, mamá!- gritó, y entró al baño.

Se desvistió y rápidamente se metió en la ducha. Se bañó lo más rápido posible, y, cuando terminó, corrió a su habitación aferrándose a la toalla que colgaba de sus caderas.

Miró el reloj de su mesa de noche.

20:23.

Suspiró y vistió un Jean rasgado en las rodillas, una remera blanca y una sudadera negra. Secó su pelo con la toalla y agarró un gorro negro. Guardó su celular en su bolsillo, metió un chicle de menta en su boca y salió corriendo.

-¡En un rato vuelvo!- le gritó a su madre. Saludó con la mano a su abuela y a su hermana mayor y corrió a la puerta, dándole una rápida mirada al reloj.

20:27.

-Mierda, mierda, mierda- repetía mientras corría hacia el parque. Por suerte no quedaba lejos de su casa.

Siempre llegaba tarde y quería apurarse. No quería que Keith lo espere.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora