Keith esperaba que su domingo fuese un día genial, de descanso completo y noticias de su novio.
Pero no.
Estrés. Preocupación. Mierda, su buen domingo soñado cayó en picada y se estrelló contra el piso, rompiéndose en mil pedazos, tal cual vidrio.
La única opción que le quedaba era esperar al lunes y preguntarle por qué no contestaba sus llamadas ni mensajes. ¡Por qué, simplemente, no daba señales de vida!
Cuando llegó a su casa, luego de aquel intento fallido de tener información sobre él y su paradero, estuvo muy, muy malhumorado.
Entró rápidamente a su casa y cerró de un portazo. Cuando su madre lo miró con curiosidad, le sonrió y dijo:
-Perdón, se me fue la mano.
Ella ya había hecho el desayuno, aunque más bien parecía el almuerzo, ya que eran las 12:30.
Desayunaron-almorzaron y Keith se encerró en su habitación, intentando escuchar música, pero no podía concentrarse más que en el bullicio de su mente.
Harto, a las 16:30, partió hacia Altea. Quizás, si tenía suerte alguna vez, iba a estar abierto.
Cuando llegó, suspiró medianamente aliviado: estaba abierto.
Entró y, sin saludar a nadie, se sentó en una de las múltiples sillas vacías. Vio de reojo a Pidge, Hunk y Allura, quienes estaban aproximándose hacia él.
Le sonrieron pero las tres sonrisas cayeron cuando vieron su cara larga.
Fruncieron el ceño.
-¿Keith? Te veo más malhumorado de lo normal... ¿Estás bien?- preguntó Pidge, corriendo la silla al frente de él para sentarse.
Keith suspiró y miró la mesa.
-Es sólo que estoy preocupado por Lance... Ayer no hablamos casi nada, literalmente la conversación fue de tan sólo siete mensajes. Hoy tampoco pude ubicarlo, fui a su casa y me dijeron que no estaba- contestó Keith, reclinándose hacia atrás en su silla. Miró a Pidge y vio cómo ella se acercaba a Hunk, quien se había sentado a su lado.
-Hunk, crees que...- le susurró Pidge.
Keith los miró confundido y vio que Allura los miraba de la misma forma que él.
¿Qué...?
-Es lo más probable- contestó Hunk, mirando al vacío.
-¿De qué hablan? Cuenten- murmuró Keith entre dientes, completamente harto.
Pidge lo miró a los ojos pero inmediatamente desvió la mirada.
¿Qué...?
-N-nada, suponemos que Lance se quedó dormido como siempre, ¿no es así, Hunk?- respondió tartamudeando la chica, mientras Hunk comenzaba a sudar y a asentir repetidas veces.
-Deberías ir al salón donde se llevó a cabo la fiesta- propuso Allura, jugando con una miga que yacía sobre la mesa.
-Buena idea- dijo Keith-, pero hay un problema, y es que no sé dónde queda.
Pidge extendió su mano sobre la mesa y agarró la del azabache.
-Keith, vuelve a tu casa y espera. Lance siempre que va a una fiesta toma mucho y tarda bastante en irse la resaca que le da- dijo Hunk-. Hazme caso, sólo debes ser paciente.
Keith alejó su mano de Pidge sin mirarla.
-Bien, de todos modos, mañana espero verlo en la escuela- se puso de pie, haciendo que la silla soltara un chillido horrible-. Me voy a casa, adiós.- Y se fue.
El trío de la cafetería se quedó sentado, intentando llamar a Lance. Pidge y Hunk le contaron su pequeña suposición a Allura, y ella guardó silencio.
Entonces los teléfonos sonaron.
Pidge llamaba.
Un tono.
Dos tonos.
Tres tonos.
Y contestaron.
-¡Lance, eres un grandísimo idiota!- gritó ella, golpeando la mesa, agradeciendo mentalmente que no había tanta clientela.
-¡Ya lo sé, no fue mi culpa! Los tragos seguían llegando y tenía que beberlos- se excusó Lance. Un suspiro inundó la otra línea-. ¿Cómo voy a mirarlo a la cara?
-Acaba de estar con nosotros. Imbécil, ¡te defendimos a muerte, le dijimos que te habías quedado dormido en la fiesta y que la resaca tardaba en irse y por eso no contestabas! Agradécenos- contestó Pidge, perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
Una risa que carecía de felicidad se escuchó.
-Gracias y lo siento. Mañana no voy a ir a la escuela, no estoy listo para enfrentarlo- informó. Guardaron silencio y escucharon cómo comenzaba a sollozar.
-Eres todo un caso, Lance. Bien, más tarde vamos a tu casa, te ayudaremos a idear un plan, pero con una condición: ¡tienes que dejar de cagarla!- exclamó de nuevo Pidge, colgando el celular, dejándolo con la palabra en la boca, y dejando el aparato en la mesa.
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Mullet 2 [KLANCE]
FanfictionDonde Lance debe encontrar a Keith, y Keith extraña a un desconocido.