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Keith logró divisar a Shiro a la lejanía, corriendo como loco, agitando el mechón largo de pelo que tenía.

-¡Shiro! ¡Por aquí!-gritó Keith, alzando las manos, moviéndolas para captar la atención del mayor.

Recibió una corrida aún más rapida de Shiro, parecía Flash en esos momentos. Pensó que era un exagerado, y esperó a que frenara en seco frente a él.

Shiro jadeó, y Keith no habló hasta que reguló su respiración. Sentía la gente pasando detrás suyo. Estaban en la puerta del local: Keith cruzado de brazos y Shiro con las manos en sus rodillas, doblado sobre su cuerpo.

Cuando soltó un suspiro y se irguió, Keith alzó una ceja.

-¿Por qué venías tan apurado?

-Amo esta cafetería, aunque haya venido una sola vez- contestó, sacándose el sudor de la frente con su mano-. Ya vámonos.

Entraron al negocio con dificultad, pasando entre hombros que apretaban el delgado cuerpo de Keith y que lo dejaban parado sin poder moverse. Si no fuera por Shiro, que era más alto que la mayoría de personas que estaban ahí, se habría quedado varado durante un buen rato.

-¿A tanta gente le gusta esta cafetería?- preguntó Shiro, alzando una ceja, una vez que por fin habían quedado juntos.

-Al parecer, sí- dijo el menor, mirando a su alrededor. Gente decoraba el paisaje aquí por allá. Chasqueó la lengua con molestia-. Vayamos a la cola antes de que llegue más gente.

A decir verdad, la cola se movía más rápido de lo que pensaban. En 5 minutos ya habían llegado a la mitad de la fila. Sólo debían esperar llegar al mostrador donde pagarían.

Habrían elegido un asiento, pero todas las sillas estaban ocupadas. Quizás podían comprar algo, salir del negocio, sentarse en el cordón de la vereda y devorar su compra.

El estómago de Keith gruñó impaciente cuando sus fosas nasales captaron el olor a café recién hecho y galletitas que emanaba de la cocina.

Lance, perdiendo la paciencia y la esperanza, se rascaba la cabeza con frustración, hasta que la voz de Allura lo interrumpió.

La miró con molestia.

-Pst, Lance- dijo en voz baja.

-Qué- contestó de mala gana, y volteó su cabeza para dejar de verla.

-Estoy viendo a Keith, a tu izquierda.

Lance abrió los ojos más grande lo normal, mirando adonde la chica le había indicado.

Lo vio.

Se sintió aliviado, una paz y una felicidad invadieron su pecho.

Soltó el aire que, sin darse cuenta, había contenido, admirando al chico de largo cabello oscuro mirando cada tanto a la gente que llenaba el lugar.

Se aclaró la garganta, nervioso.

-Gracias- le dijo a Allura, sintiendo aún sus ojos claros sobre él. Ella le sonrió y salió de la cocina.

Él la copió y fue hacia el mostrador. Salió por debajo de él. Keith al parecer no lo notó.

Comenzó a acercarse lentamente por culpa de la gente, pero no le iba a importar si comenzaba a empujarles.

No movió sus ojos de Keith.

Se veía tan bonito...

Miró el reloj colgado en la pared que estaba al frente suyo.

18:00.

Bajó la mirada a la oscura cabellera.

-Keith...- dijo, cuando lo alcanzó. Pensó que no lo había escuchado porque fue más un murmuro que un tono considerablemente alto, teniendo en cuenta el bullicio que los rodeaba.

Sin embargo, el pelinegro volteó al escuchar su nombre y lo vio. Lance notó cómo sus ojos violetas se llenaban de un brillo que no pudo identificar.

-¿Lance?

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora