•13•

568 81 0
                                    

Tardaron más de dos horas en poner todos los folletos por la ciudad.

Cansados, ni bien terminaron, cada uno se envió un mensaje con otro y fueron todos a la cafetería. Estaban agotados.

Lance propuso subir una foto del folleto a la página de Facebook y Hunk no hizo más que estar de acuerdo.

Un rato después, a las 5 en punto, empezaron a llegar varias personas.

Entre tanta multitud, no se podía ver más allá de todas las cabezas que estaban bajo el techo y todas las piernas que se mantenían de pie. Lance nunca iba a poder encontrar a Keith así.

Suspiró cansado, recargando su cabeza en la palma de su mano y mirando el gentío.

Había tanto ruido que empezó a alterarse, así que salió con dificultad y se sentó un ratito en el cordón de la vereda, sorprendido de la paciencia de sus amigos.

Keith, por su parte, caminaba sin rumbo alguno por la gran ciudad, pensando en todo lo que le estaba pasando y qué era lo que sentía en este momento.

Extrañaba tanto a ese chico, pero, ¿por qué? Nunca lo había visto en su vida hasta que se lo cruzó en el hospital. De ahí, sintió que lo necesitaba a toda costa.

Quiso echarle la culpa a los sueños. ¿Y si ellos habían hecho que se enamore de un desconocido?

Enamorar.

Esa palabra lo hizo frenar en seco.

Suspiró derrotado, y, segundos después, siguió caminando.

Se paró en la esquina, tocó el botón del semáforo para que lo dejara cruzar y vio un folleto en la pared del frente, llamando rápidamente su atención.

Con curiosidad, luego de cruzar, se acercó y lo leyó:

"¡30% de descuento en cualquier combo de nuestro menú! ¡Visite nuestra cafetería Altea, y deguste nuestras maravillosas masas!"

Era la linda cafetería donde había llevado a Shiro.

Decidió ir a tomar algo allá, después de todo no estaba haciendo nada y quizás podía despejarse un poco y seguir pensando en sus sueños raros -los cuales no volvió a tener-.

Agarró su celular, dejando de caminar, y llamó a Shiro, diciéndole si quería acompañarlo y que había descuento, que podían aprovecharlo.

Su hermano, emocionado, gritó un sí como respuesta, y Keith apuró el paso para poder esperarlo en la puerta.

...

-Ya, me rindo, esto no va a funcionar- dijo Lance cuando volvió con sus amigos. Estaban en la cocina: él recargado contra la mesada y Allura, Hunk y Pidge rodeándolo. Se agarró la cabeza con desesperación y despeinó su cabello.

-Lance, cálmate, todavía es temprano, esperemos más tiempo- dijo Pidge, asegurándose de si entraban más clientes.

-Es que...

-Es que nada- lo cortó Hunk -. Hace unos minutos pusimos los folletos. Tú sólo espera.

Lance mantuvo sus ojos fijos en los de Hunk. Soltó aire y asintió, bajando sus manos.

-Bien, voy a esperar lo que haga falta...- murmuró, ganándose una sonrisa por parte del chico y un leve asentimiento por parte de Allura.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora