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Llegaron al lugar hablando de sus comidas favoritas: la pasta.

Keith abrió la puerta y dejó a Lance pasar. La cerró a sus espaldas y buscaron una mesa, dando con una vacía por el centro del lugar. Se sentaron, y les entregaron el menú con toda la variedad de comida.

-¿Qué vas a pedir?-preguntó Keith, mirando la carta, nervioso e intentando no mirar a Lance. Le costaba muchísimo, maldición.

-Spaghetti con salsa 4 quesos- contestó Lance con emoción, admirando a Keith atento a su menú.

Keith asintió en silencio. Lance comenzó a jugar nervioso con sus dedos bajo la mesa.

-Caballeros- preguntó el camarero, sorprendiendo a Lance, quien pegó un pequeño brinco. Keith lo miró -, ¿ya desean ordenar?- sacó su boligrafo para anotar.

-Sí- dijo Lance, sonriéndole- , un plato de spaghetti con salsa de 4 quesos.

-¿Y usted, señor?-volvió a decir el camarero anotando la orden de Lance.

-Lo mismo- dijo serio.

El camarero dejó de anotar y los miró con el ceño fruncido.

-Debo advertirles que las porciones de fideos son muy grandes, creo que dos platos son demasiado, ¿no les gustaría compartir uno? ¿O prefieren ordenar otra cosa?

-Keith... ¿Te molesta que compartamos plato?- cuestionó Lance picoteando un pan que había en el medio de la mesa con nervios.

-No, no me molesta- contestó. Miró al hombre -. Un plato está bien.

-¿Para beber?

Keith miró a Lance. Lance miró a Keith.

-Agua- dijeron al unísono.

El hombre asintió.

-Bien, enseguida les traigo su orden- dijo, y se retiró.

Una vez solos, ambos se quedaron mirando sus pies con las caras rojas hasta las orejas.

¡Iban a compartir un plato de fideos!

Keith alzó la vista y miró el lugar, terminando por mirar al chico frente a él.

-¿Te gusta el lugar?

Lance se tensó e inmediatamente lo miró. Le sonrió.

-Sí, es muy lindo. No lo conocía.

Keith le devolvió la sonrisa y comenzó a jugar con la servilleta bajo sus cubiertos.

-Es bueno conocer nuevos lugares- comentó con aire reflexivo, recargando su mejilla en la palma de la mano.

Lance asintió.

-Valió la pena.

Comenzaron a hablar más y a reír hasta que el camarero llegó con la comida en una bandeja, dejándola en frente suya.

-Que disfruten su comida- dijo y volvió a irse con la bandeja vacía en manos.

Ambos tomaron sus tenedores, mirándose con una sonrisa y desviando la mirada al plato, comenzando a comer lentamente.

Llegó un punto en el que Lance luchaba para sorber un fideo que no salía. Siguió haciendo fuerza hasta que lo pudo asentar a su boca, pero, al alzar los ojos, se topó con algo aún más incómodo que compartir plato.

Los labios de Keith estaban sobre los suyos.

Mullet 2 [KLANCE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora