Capítulo 39 - Regálame un baile.

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Makis Prov:
Natalia se quedó conmigo, cuidándome durante todo el día, ya casi de madrugada me dieron el alta, pero no fuimos a mi casa, ella literalmente me secuestró y me llevó a su casa, no me di cuenta hasta que estábamos frente a la entrada, solo la miro con la boca abierta, como respuesta obtengo una sonrisa encantadora de Natalia.

- ¿Qué significa esto? ¿Pensé que me llevarías a mi casa? - le digo desconcertada, no es que no quiera estar con ella, pero tiene algo que no me puedo resistir y probablemente termine haciendo de todo menos descansar acá.

- Esta noche te pienso consentir y no me refiero a nada en doble sentido, esta noche mi familia te va a consentir y yo cuidaré tus sueños - me dice apoyando su cabeza en mi hombro, no me resisto a tanta ternura y le dejo un suave beso en la frente.

- Está bien ¿Por qué tanto consentimiento? - le pregunto bajándome del carro, ella imita mi acción y se me acerca para abrazarme por la cintura.

- Te mereces lo mejor hoy y siempre Makis, así que por favor, solo déjame consentirte, déjame recuperar todo el tiempo perdido - cuando dice eso no puedo evitar sentir culpa, otra vez, recuerdo que todo esté sufrimiento fue por culpa de la persona que supuestamente estaba curando mis heridas, cuando en realidad fue ella misma quien las provocó, cuando llegamos a la puerta la detengo, tomo su brazo para que me mire, necesito decirle que lo siento, que la amo y que no puedo creer que todo esté sufrimiento fuera por mí causa.

- Nati, yo quería decirte...- no puedo terminar, sus labios sellan mis palabras y me deja en silencio, no quiere escucharme decir eso, así que opto por algo mejor, por enredar mis manos en su sedoso cabello y entregarme al beso, para demostrarle que amo, para hacerle sentir que mi corazón siempre fue de ella, muevo mis labios al compás de los de Natalia, ella toma con firmeza mi cintura dejándome completamente pegada a su cuerpo, lentamente empiezo a colar mi lengua entre sus labios, cuando acaricio su lengua la escucho jadear entre el beso y sin esperármelo mi cuerpo termina pegado a la puerta de su casa, nuestro beso ya estaba subido de tono, pero la puerta se abre de súbito haciéndonos caer dentro de la casa.

- Carajo ¿Makis estás bien? - me pregunta mirándome con preocupación, pero una todo bastante fingida me saca del mar de sus ojos.

- Natalia Afanador, ¿Qué te pasa? Tienes que aprender a controlarte, controla tus hormonas - dice la señora María José, en ese momento me percato que está de pie a unos centímetros de nuestras cabezas - Sal de arriba de Makis que ella viene saliendo del hospital, anda ya, muévete.

- Si mamá - dice Natalia y de inmediato se pone de pie para ayudarme a pararme, no puede estar más sonrojada, parece una niña que la acaba de atrapar haciendo una travesura, cuando me pone de pie lo primero que recibe es un leve golpe en la cabeza - Perdón.

- No sé preocupe señora María José - le digo intentando que no la regañen, pero ella la sigue mirando con severidad, después me mira a mí con ternura.

- Linda ¿Cómo estás? ¿Tienes hambre? ¿Te dijeron que podías comer con normalidad? Tengo Pascualina para cenar ¿Quieres un poco? - me dice acariciándome la mejilla, veo culpa en sus ojos, ella sabe que creyó en la persona equivocada, ella también creyó en Isabel.

- Yo si tengo hambre mami - dice Natalia recargando su mentón en el hombro de su madre, sé que lo está haciendo de broma, pero Nati definitivamente no tiene idea.

- Para ti no hay cena por promiscua -le dice, Nati empieza a hacer pucheros.

- Makis - dice intentando buscar ayuda, pero en realidad me estoy tratando de comer la risa, pero el fuerte sonido de mi estómago acaba con la broma.

- Vengan a comer, que está aún caliente y después se van a dormir, ambas necesitan descansar - dice ella encaminándose al comedor, Nati entrelaza nuestros dedos para seguir guiarme, siento tranquilidad al instante, su calor me calma.

¿Cómo te atreves a volver? - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora