Capítulo 8 - ¿Adiós para siempre?

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Makis Prov:

-No puedes olvidarte de nada de eso Afanador porque eres mía - le digo en una voz gutural que salió de mis cuerdas vocales, al demonio el auto control, al demonio la decencia, al demonio mi dignidad, al demonio Isabel, esta noche haría mía a Natalia Afanador, tenía que recordar lo que era volver a tocar su piel, sé que me estoy aprovechando de su borrachera, de qué mañana probablemente no recuerde ni cómo llegó a casa, pero yo si me acordaré, me acordaré de cómo le recordé mi tacto, le recordaré que nadie la puede tocar como yo, que nadie la puede mirar como yo, que nadie más tiene derecho a tocarla, aunque todo quede borrado con la salida del sol.

Mis manos tocan sus caderas y con suaves rasguños van subiendo por su vientre, lentamente me aproximo hasta su ombligo donde le dejo un beso, su piel sigue teniendo esa textura tan suave, cuando mis labios tocan su vientre se eriza completamente y con desespero ella lleva su mano a mi nuca para subir mi cabeza y besarme con necesidad, con fuerza, yo succiono su labio inferior y después hago entrar mi lengua con una rapidez tremenda, aprovecha mi momento de debilidad e invierte nuestras posiciones, toma con fuerza brazos y comienza a repartir delicados besos por mi mejilla, hasta que llega a mi mentón, donde deja una delicada mordida, me remuevo hasta lograr soltar mis manos, rápidamente va al broce de su sujetador para retirar la molesta prenda, apenas esa cosa del demonio está lejos aprieto su cadera entre mis piernas y la doy vuelta.

-Esta noche cariño, las cosas se hacen a mi modo - le digo con la vista fija en sus ojos, le brillan enormemente, la luz de la luna resalta el grosor de sus labios y sus pecas- En esta cama mando yo.

Le digo mientras subo con una lentitud terrible mi mano hasta su pecho, apenas lo tengo en mi poder los amaso sin ninguna delicadeza, hasta que ya con mis manos no es suficiente, así que atrapo su pezón en boca, succionando con avidez, sus gemidos inundan la habitación, hasta que con un poco de fuerza tiro de ese delicado botón con mis dientes.

-Makis me estás matando - dice entre gemidos, dios como la extrañaba, no puedo creer que la vuelva a tener para mí, casi como medida desesperada para que no se me escape más de la cuenta busco sus labios, esta vez el beso no es con fuerza, ni con rabia, esta vez es delicado, es con amor aunque me cueste admitirlo, siento que sus manos sueltan mi sujetador y lo tira por ahí, uno de sus brazos rodea mi cintura y la otra mano va directo a mi cabeza, con una delicadeza tremenda me da vuelta para ponerse sobre mi - Makis, déjame hacer el amor contigo, olvida la rabia, recuerda el amor.

Sus palabras me hacen caer en cuenta que siempre le recriminé que ella buscaba un acostón conmigo y ahora era yo la que estaba haciendo esto mal, era yo la que por rabia decidí que debía recordar que me pertenecía, porque lo sigo pensando, que nadie la podrá amar tanto como yo, tiene razón por esta noche no hay rencor, esta noche no existe el pasado. Tomo con ternura su cara para besarla otra vez con calma, besarla con amor, ella termina de recostarse sobre mi abrazándome por la cintura, delicadamente empieza a dejar besos en mi cuello, otra de las tantas cosas que tenemos en común, nuestra sensibilidad en el cuello, mientras tanto mis manos vagan por su espalda, dejando un delicado rasguño con mis uñas.

- Natalia ya no aguanto más - le digo en un gemido - por favor, ya no aguanto más tenerte con tanta ropa, quiero sentir tu piel contra la mía - ella saca su cara de mi cuello y me mira con ojos centelleantes, me aprovecho de su estupefacción y la doy vuelta, con delicadeza retiro sus zapatos, para después sacar su pantalón junto a su ropa interior, cuando me dispongo a retirar mi pantalón ella se incorpora en la cama.

-Déjame a mí - me dice acariciando el prominente hueso de la cadera, me hace temblar, sus dedos algo entorpecidos desabrocha el jean, yo le hago el favor de retirarme los zapatos, pero es descarada y muerde ligeramente el hueso de mi cadera, eso me hace temblar el alma, la tomo de la mano y la hago recostarse bajo las cobijas, ella tira de mí hasta alcanzar mis labios nuevamente, mi mano va bajando con una torturante lentitud, hasta que mis dedos llegan a su centro, jugando con ese botón de placer, mientras beso con delicadeza su cuello, escucho sus fuertes jadeos, hasta que siento que está temblando, lentamente mis dedos la penetran mientras acallo su gemido con un beso, en un principio hago movimientos pausados, casi con miedo a hacerle daño, suelta un gemido tan fuerte que me confirma que está disfrutando, así que sin dudarlo introduzco otro dedo y aumento la velocidad de mis movimientos.

- Por Dios... Makis yo...- deja su frase a medio decir porque otro gemido no puede evitar salir por su garganta.

-Hazlo, déjate ir - le digo dejando un beso en su mentón, creo que eso y sus labios siempre han sido mi parte preferida de Natalia, su cabeza va violentamente hacia atrás y un gemido casi gutural marca la liberación de su orgasmo, lentamente retiro mis dedos, mientras ella respira de manera agitada, no me doy cuenta de su rápida recuperación hasta que la tengo sobre mí y una de sus manos separa mis piernas, mientras me besa su mano va subiendo lentamente por mi muslo, la respiración se me acelera y el vientre se me contrae y eso que ella aún no me ha tocado.

-Llegó tu hora amor - me dice atrapando el gemido que se me escapa cuando sus dedos entran en mí, siempre ha sido demasiado hábil, mientras me penetras uno de sus dedos juega con una lentitud desesperante con mi clítoris, sus labios dejan mi boca para ir repartido besos ocasionales en mi mejilla, en unos minutos siento que mi vientre se contrae, las piernas me tiemblan y luchan por cerrar, pero Natalia aún borracha es inteligente y lo impide con una de sus piernas, mis manos buscan su cabeza para hacer estrellar mis labios contra los suyos, dejando en este beso sellado el clímax.

- Eso... fue... genial - le digo con la respiración acelerada, el problema es que ahora no sé qué hacer, no sé si quedarme o irme, pero un sollozo me saca de mis pensamientos y aclara mis dudas por completo, la miro con confusión -¿Qué pasa?

-Te extrañe tanto y ahora te perdí otra vez, ahora te perdí de nuevo -me dice sollozando.

- Quizás es lo mejor, pero esta noche Natalia, esta noche soy para ti, me quedaré contigo, esta será nuestra despedida, pero por hoy seré para ti - ella me mira con unos ojos desesperados, no me contengo y la abrazo con fuerza - Vamos a vestirte amor, no puedes dormir desnuda - busco su ropa interior y saco un pijama de su closet, también busco una polera que pueda usar yo y mi ropa interior, me visto y después voy donde ella, le pongo su ropa y le acaricio la mejilla.

- Por favor, no me dejes sóla esta noche - me dice casi con temor.

- Está noche soy tuya - le digo acostándome a su lado y obligándola a recostarse, la arropo y no puedo evitar dejarle un beso en los labios - Descansa amor, mañana será otro día.

Ella me abraza por la cintura y esconde su cabeza en mi cuello, me siento completa, pero sé que lo que hice está mal, el mensaje que leo antes de dormirme lo confirma, confirma que esta es la despedida definitiva con Natalia Afanador.

Isabel:

Amor, siento mi arranque, por favor perdóname, espero que duermas bien y que me contestes apenas veas esto, te amo.

N/A:

Un capítulo de perdón por la pequeña bromita, mañana actualizo la historia de Olkis durante la noche :3

¿Cómo te atreves a volver? - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora