Capítulo 43 - Cartas del Inframundo.

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Natalia Prov:
Ver a Makis parada frente a la puerta luchando para que no se la coma la vergüenza me enternecio, cuando leí su carta el alma me cayó a los pies, pero cuando abrí la puerta una idea maliciosa se me cruzó por la mente, si ella no entendía a buenas y primeras que la amaba a ella y solo a ella, le haría entrar la idea a besos y caricias, hasta que a su cerebro se le olvidara hasta su propio nombre.

- Fuera zapatos - le digo separándome levemente de ella, encontrándome con el plano más lindo del mundo, Makis completamente sonrojada, con la boca semi abierta, reluciente e hinchada por el beso recién dado, el cabello desordenado, es casi por inercia que ella se despoja de sus zapatos, lo único que puedo pensar, es que es el ser más lindo de la tierra.

- ¿Natalia? ¿Qué te pasa? – ahí me doy cuenta que llevo demasiado tiempo embobado en su figura y parezco boba con la boca abierta, así que no espero nada para apretarle entre mi cuerpo y la pared, mis manos fueron directo a sus muslos para alzarla mientras la besaba con ahínco, lentamente me dirigí a la cama donde la posicioné con delicadeza sobre el centro de esta, no dudé en arrancar su camiseta y repartir suaves besos sobre todo su pecho y su vientre, ganándome suaves jadeos, sus manos se colaban por el cuello de mi blusa rasguñando toda la piel que lograba alcanzar, casi con malicia deje una suave mordida en el hueso sobresaliente de su cadera haciendo que emitiera un ronco gemido.

- Parece que te gusta – le digo riéndome con malicia, Makis me mira con los ojos bien abiertos y casi de inmediato intenta sacar mi blusa, cosa que impido tomando sus manos – Hoy yo mando – le digo antes de callar cualquier protesta con un beso hambriento, sin dudarlo saco su sujetador para dejar sus senos a mis merced, besándolos y saboreándolos a mi antojo, con una mano suelto el botón de su pantalón, Makis se está desesperando, le tengo las manos apresadas, ya se está removiendo inquieta.

-Nati, amor por favor, déjame tocarte – me dice mientras que su última palabra se ve ahogada con un gemido al sentir mi mano acariciar su ropa interior.

-Quiero que entiendas que te amo, te amo y te amaré siempre, solo a ti, eres mi primer y único amor – le digo con una voz ronca por el mismo deseo, lentamente voy soltando sus manos, al verse liberada toma con fuerza mis mejillas para estallar nuestros labios en un hambriento beso, el cual es cortado abruptamente cuando siento una de sus manos apretar con fuerza mi trasero.

- Tienes un trasero grande – me dice riéndose, siempre ha tenido una risa que me ha causado ternura – Nunca volveré a dudar que me amas, solo perdóname.

-Ya te perdoné, sabes que sea como sea siempre volveré a ti – le digo con total seguridad, ella toma los bordes de mi blusa, me quedo embelesada viendo con la delicadeza que sus manos me tocan y antes de darme cuenta perdí toda mi ventaja, Makis me tiene completamente desnuda frente a sus ojos, mientras que ella aún conserva su pantalón desabrochado – Esto es trampa, siempre te aprovechas de que me dejas boba.

-Cállate y déjame amarte – me dice con autoridad, esto no se vale, se supone que yo mandaba, así que en un gruñido nos giro sobre la cama para dejarla bajo mi cuerpo y desprenderla de las últimas prendas que le quedaban, antes de que pueda protestar la beso, apropiándome de su labio inferior, mordiéndolo ligeramente para que abra la boca, sin que ella se lo espere la penetro con mis dedos de manera delicada - ¡Oh Jesús!

-No soy Jesús, soy Natalia, la persona que más te ama en este mundo – le digo empezando a darle suaves embestidas, ella mueve sus caderas al compás de mis dedos, antes de darnos cuenta el orgasmo está amenazando con explotar, el cuerpo de Makis tiembla enormemente, sus piernas luchas por cerrarse y sus gemidos ya son bastante más audibles – Te amo preciosa – le digo dejando suaves besos en su cuello, siento las uñas de Makis clavarse en mis hombros, mientras que un grito ensordecedor corona su brutal orgasmo.

¿Cómo te atreves a volver? - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora