Epílogo.

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N/A: Perdón, me dormí.

Makis Prov:

Ya pasaron tres años desde ese día en la oficina de Isabel, muchas cosas han cambiado, muchas, solo hay una que no h cambiado, sigo cantando, sigo cumpliendo mi sueño. No puedo creer todo lo que pasó ese día, aún es una pesadilla que me persigue de vez en cuando, siendo un día tan especial me dejaron quedarme en la cama hasta tarde, anoche me dijeron que no me hablarían hasta que tuviéramos que salir al cementerio, ya ni siquiera he visto la hora, así que solo me quedo mirando el techo resoplando, me siento extraña, unos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos.

-Bebé, en una hora nos vamos ¿Alcanzas a arreglarte? – me pregunta Juli desde la puerta, yo la miro y afirmo con los labios apretados, ella me mira a los ojos y se acerca a mí, sentándose al filo de la cama - ¿Cómo estás? ¿Segura que quieres ir? Porque si no te sientes bien yo me puedo quedar contigo.

-No Juli, quiero ir, ella se lo merece después de todo – le digo poniéndome de pie, en ese momento me percato de algo, falta alguien.

- ¿Dónde está ella? – le pregunto a Juli mientras busco las cosas para ir a ducharme, Juli me mira, sabe que solo estoy ocultando mi nerviosismo, va a su cuarto y a los minutos vuelve con un trozo de chocolate para entregarme.

-Ella dijo que nos vería allá, tenía algo que hacer primero por eso dijo que no la esperáramos, ahora come bebé – me dice, una de las cosas que cambió fue que nos vinimos a vivir juntas, después de ese día volvimos a Bogotá, lamentablemente con un ataúd a cuestas , poco más de un mes decidimos que queríamos vivir juntas, que la experiencia vivida nos había marcado y que queríamos protegernos, queríamos estar juntas para apoyarnos a sobrellevar esto, no es fácil ver a alguien morir frente a tus ojos y no poder hacer nada.

-Bueno, entonces me apresuro y nos vamos – miro el trozo de chocolate en mi mano – Gracias mi negra, gracias por preocuparte por mí.

-Eres mi bebé, tengo que cuidarte, ya apura que nos debemos ir – me dice saliendo, yo me voy al cuarto de baño para poder ducharme, bajo el chorro de agua pienso en lo mucho que cambio mi vida desde que Natalia Afanador se atrevió a volver a mi vida, todas las cosas que pasamos juntas, el sueño que iniciamos, cuando la ayudé con esa tremenda perdida que tuvo, cantar en un escenario junto a ella creo que fue una de las mejores cosas que me pudo pasar, sin contar ese día que por la presión de un contrato decidimos casarnos, aunque a fin de cuentas nos casamos por amor, nadie lo podrá negar en mil años, una sonrisa boba se escapa de mis labios cuando veo ese anillo en mi dedo, el anillo que no saldrá de ahí jamás, una lágrima sale de mis ojos, la extraño, la extraño mucho, siento como si no la viera hace mil años.

- ¡MAKIS SI NO SALES JURO QUE TE SACO EN PELOTAS DE TU HABITACIÓN! – siento el grito de Olgui del otro lado de la puerta, apago rápidamente la ducha y me visto para salir, veo a Juli, Olgui y Cami en la sala esperándome con cara de pocos amigos.

-Ya decía yo que se iba a tardar, hasta Cami estuvo lista antes que ella – dice Olgui sacándome la lengua de manera infantil, yo solo le enseño el dedo del medio.

-Ya vámonos, que dijimos que estaríamos a las 10:30 en el cementerio para la ceremonia y ya son casi las 10 – les digo apurándolas a salir.

-Si llegamos tarde es por tu pinche culpa Makis – me dice Cami, decidimos no seguir con nuestra pelea y subirnos al carro, el cual Juli conduce a toda velocidad intentando no llegar tarde, por suerte llegamos 10 minutos antes, pero ella no está ahí, la ceremonia comienza frente a la tumba pero ella no llega, cantamos al igual como lo hicimos el año pasado para finalizar, hasta que veo a alguien parada semi de espaldas, vestida sobriamente con tonos azules y negros, su larga cabellera al viento, en una de sus manos sostiene un lindo ramo de rosas blancas mientras parece tener algo escondido entre sus brazos.

¿Cómo te atreves a volver? - (Ventino) [Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora