Capitulo XLIV: La destrucción

922 76 24
                                    

California y Brayden corren tan rápido como sus piernas lo permiten. Al subir las múltiples escaleras del complejo, que llevarían hacia la puerta del Armamento, sienten sus músculos arder.

California sujeta su arma con fuerza y comienza a descender la velocidad a medida que se acerca hacia el lugar donde su madre debería estar. Siente la necesidad de arrancarse el chaleco antibalas que llevaba puesto, sentía que la estaba asfixiando, que le quitaba el aire. Además, su corazón latía con tanta fuerza que sentía que explotaría.

Dobla finalmente en el pasillo, intentando ver a través del humo que era producido por el suero de la memoria. La cabeza de California comienza a dar vueltas, no sabe si es por el humo que está fluyendo en sus fosas nasales, el calor que le generaba su ropa, o el ver a una mujer tirada en el suelo.

Con la respiración agitada, ella y Brayden se acercan hacia la figura de la mujer tirada en el suelo. Brayden se queda de pie, vigilando los alrededores con su arma. California quita el casco protector de la mujer, y entonces descubre el rostro de su madre. No puede evitar soltar una maldición, un grito desgarrador que sale de lo más profundo de su garganta.

Brayden la observa con lástima, era increíble lo que California estaría sintiendo en este momento. Él aún no sabía si sus padres seguían con vida aquí, o quienes eran, pero California había perdido a su familia ya tres veces.

De los ojos de California brotaban lágrimas que se sentían calientes. Quita con furia su chaleco antibalas y la observa, con una mano en la cabeza de su madre. Sus ojos quedaron abiertos de asombro, su boca está semiabierta y su cuello lleno de sangre que aún seguía brotando. Tris había tenido una buena puntería, su disparo pegó contra el cuello de su madre. Le despejó el camino a su hermano Caleb... ¡Pero a qué costo!

Furiosa, California decide entrar a la sala de Armamentos. Brayden la sigue como un fiel guardaespaldas, nota que ella solloza mientras se mueve y trata de contenerla. Pero California se safa de su agarre y sigue. Esperando encontrar a Caleb muerto en el suelo, pero no encuentra más que una joven de cabello rubio corto tirada en el suelo.

¡Tris! ¡Es Tris! 

California y Brayden se quedaron casi atónitos, no comprendían bien cómo era que Tris estaba ocupando el lugar de Caleb. Se suponía que ella lo escoltaría, lo ayudaría a entrar si hubiese algún tipo de problema pero... no, no tenía que reemplazarlo. No podían creer que Tris hubiera elegido morir.

Un gemido se escucha desde el interior del Armamento. Brayden se pone alerta, y deja que California se quede con Tris. Ella le toma el cuello, pero ya no hay pulso. Su piel estaba fría, sus labios morados y además tenía múltiples heridas de bala en el cuerpo. California llora aún más fuerte, quiere llevarse a Tris y a su madre a un lugar seguro para poder ver... para aunque sea intentar curarlas. Alguien debía poder hacer algo, lo que sea necesario. Ella daría todo por ver a su madre y a su mejor amiga vivas.

No podían irse ahora, no podría ser que... faltando tan poco. Ahora que todo parecía solucionarse. California maldijo tantas veces como su garganta se lo permitió.

Jamás volvería a oírla reir, pelear, jamás escucharía su voz de nuevo. La cabeza de California dolía, y también sentía como si todo su cuerpo doliera. Tris estaba muerta, la tenía entre sus brazos, pero todas las pruebas que le indicaban eso parecían ser mentira. Tris Prior no podía estar muerta.

Del otro lado del cuarto, Brayden baja el arma al ver a David. Él ya estaba recibiendo el efecto del suero, no está herido pero sus gemidos son porque está en un estado deplorable perdiendo todas sus memorias. Perdiendo su esencia, su forma de ser. En la cabeza de David todo está poniéndose gris, y de gris está poniéndose en blanco. No sabía ni su nombre, ni quién era él, ni quién era el muchacho que lo está tomando del brazo. 

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora