Soldiers - Eric/Divergente

Capitulo 28: Plan C

Por la mañana la habitación de Eric está fría. Una manta cubre mi espalda sobre la ceñida ropa de Osadía que traía puesta. Llevaba el uniforme que usábamos normalmente durante la iniciación, era la ropa limpia en abundancia que usamos todos ahora. Eric llega con una bandeja en sus manos, cierra la puerta de entrada con una patada de su pierna derecha y se acerca hacia mi. Apoya la bandeja en la mesa y la observo: un pedazo de tarta y una botella de agua. El se sienta a mi lado y pone su brazo en mi hombro para acercarme a el.

—Quiero qué comas —me dice como una orden y me besa la frente. Estiro mi brazo por debajo y tomo la botella de agua. Me cuesta un poco abrirla y bebo la mitad.

Mis ojos pican por haber estado llorando, mis párpados habían quedado tan hinchados que dolían todo el tiempo.

—Eric... —digo para llamar su atención. Él me mira levantando su ceja—. ¿Que debería hacer?

Todo queda en silencio unos segundos. No habían pasado muchas horas desde que había visto el juego macabro de Jeanine y me había mostrado a mi padre jugar a la Ruleta Rusa en estado inconsciente. 

Todo lo que yo planeaba literalmente se había ido por la borda. Mi plan de escapar de la valla, o intentar descubrir la verdad sobre la información que incluía a Abnegación y Erudición. Nada tenía sentido, todo me parecía realmente ridículo pensándolo en frio. La idea de exponer una verdad que ni siquiera yo conozco.

El recuerdo de mi padre con el cráneo roto, el arma en la boca y las paredes manchadas de rojo oscuro impactaron nuevamente en mi cabeza.

—Hamilton, los líderes tenemos un plan. Un plan para atacar a Erudición, sacar a Jeanine del mando y todo eso. Creo que vamos a tener que hacer alianza con los abandonados pero... Supongo que es un precio que deberíamos tomar.

Los abandonados eran marginados, y estaban resentidos. Ahora pensaba si era buena idea aliarnos, pero soy tan inestable que no quise decir nada. Estoy cambiando de idea cada dos minutos y no soy cuerda ahora. No me siento osada. Mucho menos Erudita.

—Bien, ¿Pero cuál es el plan en sí? —pregunto.

—Llevar a Jeanine a un juicio y ejecutarla. Aún tenemos que seguir debatiendolo, pero las... Las matanzas nos han distraído un poco —admite.

Se escuchan unos golpes irregulares y desesperados fuera. Tanto que me hicieron sobresaltar y pensar miles de secuencias en mi cabeza que podrían producirlo. Mis teorías iban desde soldados poseídos que me escoltarian a Erudición, hasta Christina para mostrarme un nuevo tatuaje. Eric se levanta con el ceño fruncido y se acerca a la puerta. Cuando devela que Cuatro era el productor de aquellos golpes le hace una señal y ambos salen dejando la puerta cerrada. Me pongo de pie aún con mi manta sobre la espalda y me acerco sigilosamente hacia la puerta para escucharlos.

Odiaba que me mantuvieran alejada de información. Últimamente la información era la que me hacía tomar decisiones apresuradas.

—... Y necesito ir a buscarla... ¡Van a matarla Eric! Y se ha ido derechito corriendo hacia Erudición —se escucha la grave voz de Cuatro. Una pizca de desesperación se sentía en aquel ex-instructor que antes parecía sin emociones.

—¿Por qué me lo dices? Dices que es hora de...

—Si, el plan c. Necesito que no vengan, quiero que empiecen a hablar con ellos y para cuando vuelva, todo esté listo y ataquemos —responde Cuatro. Se escucha que Eric suspira.

—Bien, lo haremos. Preparare un grupo para mañana en la tarde. Cuatro, no te hagas el idiota y mueras ahora —le dice en tono de advertencia.