Soldiers - Eric/Divergente

Capítulo LII: Cordialidad

La ropa de California no cambia, sigue llena de sangre seca por la pelea de Eric y con su cabello alborotado. Se encuentra en un lugar diferente, la luz del sol es fuerte y el olor a césped mojado le invade las fosas nasales.

Camina un poco, hasta que visualiza un edificio de cristal, reconociendo así la sede de Cordialidad. Muchos recuerdos invaden ahora su mente, uno de ellos es cuando escaparon de los soldados de Osadía traidores para unirse a los fugados Tris y Cuatro.

—¿Cómo pudiste? —pregunta Eric a espaldas de California.

—¿De qué hablas? —pregunta California. No entendía qué sucedía, puesto que un montón de gente que ella comenzaba a reconocer la rodeaba, dejándola en medio de un círculo con Eric frente a ella.

Observa a las personas que la rodean: Al, Will, Marlene, Lynn, Tris y su madre Candace.

—Morimos por tu culpa —hablan todos ellos en manera conjunta, parecían estar algo así como poseídos. Pues sus ojos miraban sin vida en dirección a California, y sus cuerpos permanecían quietos.

—Tú los mataste —dice Eric. California lo mira sin entender, si bien sentía un enorme dolor por la muerte de cada uno jamás se planteó el tener la culpa. Tal vez solo con Al.

—Yo... —habla, pero su garganta se queda seca, dejando a California incapaz de seguir pronunciando las palabras.

—Mataste a nuestro hijo —habla Eric, quien de repente tiene un pequeño bulto en los brazos.

—No me digas eso Eric, yo...

—Te dije que te quedaras quieta. ¡Te dije que podrías herir al bebé! —grita enfurecido, mientras sigue con un supuesto bebé en sus brazos. Se acerca más a California, y ella puede vislumbrar que los ojos de Eric están enrojecidos y llenos de lágrimas.

California comienza a llorar sin saber muy bien el por qué, simplemente llora y comienza a pensar.

—Si tú no me hubieses seguido aquella noche, yo estaría viva en la Periferia, y tú tendrías a tu bebé —habla Candace acercándose a California. Ella se echa hacia atrás y se encuentra de frente con Al.

—Tú pudiste haberme perdonado, pero no lo hiciste y por eso me morí.

California no aguanta más y cierra los ojos.

***

—Eso es demasiado para ella, no está bien —dice Eric, mientras se acerca al cuerpo de California.

—Su presión está bajando —avisa Catherine, observando el monitor con sus signos vitales—, y la taquicardia volvió.

—Resiste un poco más, Cali —murmura Eric. A Catherine se le ablanda el corazón, ver a Eric pedir por el amor de su vida no era algo que ella podía pasar desapercibido. Él se había vuelto tan frío luego de la falsa muerte de ella, y con lo que hicieron sus padres, que jamás creyó que sería así por una mujer.

—Ella puede hacerlo, solo falta Verdad y acabará todo —habla Cara, con confianza. ¿Y cómo no tenerle confianza? Desde que la conoce, esa chica siempre estuvo al frente de todas las rebeliones, siempre cumplió su papel en los planes, y siempre tuvo la valentía para enfrentar las consecuencias. Ella podía con un simple suero.

***

California se pone de pie y se aleja del círculo de personas rodeándola. Eric la sigue, por lo que comienza a descargar toda su angustia acumulada. Ella realmente sentía culpa por la muerte de estas personas, sino, no estarían allí en su simulación.

—Yo nunca tuve la intención de perder a mi bebé, Eric. Seguí las instrucciones del médico, hice todo lo que debía hacer, me quedé quieta y solo salí de mi habitación para estar a tu lado cuando despiertes. Yo amaba a mi bebé, y yo quería tenerlo contigo.

—Eso no es excusa para... —intentó hablar Candace, pero California no la dejó terminar.

—Intenté buscarte Candace, pero la explosión del edificio me dejó sin mi hijo. El día que debíamos todos apoyar a Tris y Caleb quienes liberarían el suero, fui a buscarte primero y llegué muy tarde. Intenté buscarte, y no tenía forma de saber que estarías camuflada como un soldado, lo siento —California solloza y limpia sus lágrimas con la manga de su ropa.

—¿Por qué no me perdonaste? —le exije saber Al.

—Porque tú quisiste matarme, pero aprendí que tu muerte no fue solo por la falta de mi perdón. Tris también había estado enfadada, te estaba yendo mal en la iniciación, fue una mezcla de muchas cosas y lo siento mucho, Al. Pero no tuve la culpa de tu muerte.

—Pudiste haberme ayudado a mí —dicen Lynn y Marlene al mismo tiempo.

—Marlene, aún si hubiese querido no podría llegar a salvarte. Caerías encima de mí y hubiéramos muerto ambas. Y Lynn, tu muerte fue algo que me dejó mucha tristeza por mucho tiempo, yo... te tuve enfrente y te dejé morir, pero no tenía los medios para salvarte. La misma médica dijo que no podría aunque quisiera. Lo lamento.

—Si no te hubieses quedado con Eric, podrías haberme salvado a mí —habla Will, y eso hace que California llore aún más fuerte. Will había sido un muy buen amigo, y también sentía mucha tristeza al recordar lo felices que eran ambos con Christina.

—Me quedé con Eric en la simulación porque me dispararon y tuve que ir a que me operaran. Hubiese dado todo por haberme quedado con Tris y buscar otra solución más que matarte, lo lamento Will. De verdad que te extraño.

—Si no hubieses decidido cambiar de camino para buscar a Candace, tú te hubieras quedado conmigo y no me hubieses dejado tomar el lugar de Caleb —habla Tris por último.

—Lo sé, pero no podía abandonar a mi madre. Ahora es cuando recuerdo que tú nos has dejado, amiga —dice California, siendo consciente de que está en una simulación, pero siendo capaz de despedirse de su querida amiga Tris a quien extrañaría horrores. —. Tú hubieras tomado el lugar de Caleb de todas maneras, porque lo amas. No sé si yo podré perdonarte a ti por hacer eso, pero así eres tú, una abnegada. Te extraño tanto, Tris.

Esperó que más gente intentara hacerla sentir peor, tal vez esperó a Tori y a Uriah, pero de ellos no sentía culpa. Solo sentía un profundo dolor.

Al terminar con Tris, todas las personas desaparecen, dejando a California sola. Siente los ojos hinchados de tanto llorar y se siente agitada por los sollozos, aún no puede olvidar la imagen de todos los seres queridos que perdió y de los cuales no podría olvidarse jamás. Siempre creyó que había tenido la culpa de sus muertes, y ahora ya se había podido perdonar.

Así, California queda sentada en un cuarto de color blanco y negro, con el símbolo de la sede de Verdad en medio del suelo.