Capítulo 20: La búsqueda

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Llegamos a mi antiguo hogar en Erudición rápidamente, mientras Eric me sostenía de la cintura para no esforzarme más de la cuenta al caminar y exponer más todavía la apertura de mis puntos de sutura. Observé todos los detalles. 

El jardín de la casa azul estaba deteriorado por descuido. Recuerdo que cuando vivía aquí, era la única que disfrutaba el arreglo del jardín junto a mi mamá. Cuando ella murió, ni mi padre ni yo quisimos volver a acercarnos luego de descubrir que ella estaba enterrada allí.

Las paredes del frente estaban algo desgastadas por la lluvia y algunos efectos climáticos, al parecer mi padre tampoco mantenía las pinturas de la casa. La puerta tenía restos de barro de una tormenta muy pasada, así que tampoco mantenía la limpieza. Las casas fuera de los edificios generalmente eran todas elegantes, pero los mejores científicos sí vivían dentro de los edificios junto a los de investigación y trabajo.

Mi padre se había ganado un lugar en uno de los pisos superiores del edificio de vivienda, pero no quiso dejar la casa donde tenía todos los recuerdos con mamá.

Eric golpeó con sus nudillos rápidamente la puerta de la casa donde antes vivía con mi padre. El vecindario estaba tranquilo. Pronto, el rostro de mi padre se asomó por la puerta mientras ésta se abría más al ver que sólo era yo.

—Dios mío, Mila—dijo él, abrazándome fuertemente—. ¿Qué haces aquí?

—Necesitamos tu ayuda —le pedí, mientras él asentía.

Nos dejó entrar a Eric y a mí. Volver a mi hogar me trajo muchos recuerdos que no me ayudaban en la situación, mi padre me distrajo trayéndome agua para beber un poco, y también se la ofreció a Eric quien la aceptó. Las paredes blancas combinadas con las múltiples ventanas hacían que el lugar se sintiera más iluminado de lo que estaba.

—¿Has intentado detener a Jeanine, verdad? —dijo adivinando, mientras apoyaba los dos vasos en la mesa de vidrio haciendo resonar el golpe de ambos materiales. Apoyó sus brazos en la mesa y nos miró a ambos de frente.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté.

—Mila, soy tu padre, y además soy un erudito aunque odies que lo diga. ¿Han podido detener la simulación? —preguntó, para incluir un poco más a Eric en la conversación.

—Claro que pudimos—le respondí yo —, pero necesito que digas que hemos estado aquí. No lo sé, ¿puedes cubrirnos de algún modo sin que te digan nada a ti?

—Por supuesto que puedo, Jeanine me ha dejado un poco libre luego de vigilar las pruebas porque comprobó que tú no eres divergente —me confesó—. Luego de eso volví a mis trabajos normales, la ayudé bastante para crear las composiciones del suero de la simulación para los Osados, cuando me di cuenta en lo que estaba trabajando ya era demasiado tarde. Además, ya sabes lo que pasa cuando le niegas hacer un trabajo a Jeanine, desapareces.

—Sí, entiendo. No te preocupes por eso, papá —le pedí, mientras bebía toda el agua que quedaba en mi vaso. Estiré mi brazo para devolver el vaso a su lugar, y nuevamente la herida de bala me molesto, provocándome una sensación de quemadura nuevamente.

—¿Qué te sucede? —preguntó mi padre, frunciendo el ceño y tomando los lentes de vista que tenía apoyados sobre la mesa. Se los colocó y se acercó hacia mí, mientras Eric me tomaba protectoramente desde la cintura.

—Me han disparado en las costillas, me operaron los eruditos pero no descansé lo suficiente —le respondí. Mi padre me miró desaprobatoriamente.

—Aguarda aquí —me pidió, mientras se iba por el pasillo que conducía al baño y hablaba para él mismo —. Sé que la caja de primeros auxilios... ¡Aquí está! —volvió a decir desde lejos. Apenas pasaron unos segundos mi padre se volvió a acercar hacia nosotros.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora