Capítulo LIII: Verdad

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—Quiero que digas la verdad, California. Claro, si es que puedes hacerlo —habla Eric frente a ella. La sala estaba llena, ella era la sentenciada y todos sus conocidos estaban ahí para juzgarla al escuchar todas sus verdades.

—No sé qué quieres que diga —habla nerviosa, observando su alrededor para examinar un lugar donde escapar o cómo terminar la simulación.

—La verdad, California. Dímelo, si es que puedes superar el suero. Dímelo, ¿Por qué has tomado esta decisión? Es la única que tu cabeza no quiere explicar, nadie lo entiende.

—Tú eres un producto de mi cabeza, así que sabes por qué nadie sabe.

—Di la verdad, o mueres. Es así de simple—vuelve a responder Eric, casi con desprecio.

—Dilo.

—¡Que lo diga!

Las voces de Uriah y Lynn sonaban tan reales, tal como si ambos estuvieran con ella. Como si ambos no hubiesen muerto y estuvieran alentando a California a ser valiente.

Pero pronto los gritos dejan de ser sutiles, la cabeza de California comienza a colapsar pues los gritos le exigen y le demandan que cuente sus secretos.

—No eres tan Osada como te creías, ¿no? Meterte en guerras no es sinónimo de valentía, es sinónimo de estupidez ciega.

—¡Vamos, que lo diga! —grita la voz de Tris.

—Eres una cobarde, no puedes admitirlo ni para ti misma —vuelve a decir la voz de Eric en forma hiriente. California no entendía por qué él debía ser el peor, simplemente no entendía la lógica de las simulaciones.

—Tú no tienes ni idea, tú no sabes nada Eric —habla finalmente, harta de las voces—. Tú no sabes lo que es saber que todos te ven y sienten lástima por ti, porque eso es lo que yo paso todos los días. No tienes ni idea lo mal que me hizo sentir olvidar la muerte de todos mis mejores amigos, y hasta de mi propia madre.

—No es verdad eso, a mí me miran con lástima porque soy el tonto que sigue con su novia sin memoria —dice él, y California se sentía herida. Ella ya sabía eso, el Departamento no era un lugar libre de chismes. Comentarios tales como esos siempre se difundieron.

—Y yo te amo lo suficiente para no querer que la gente te mire con lástima, porque simplemente no quiero que sufras lo que yo sufro. Y no quiero que sufras solo. ¿Cómo crees que me sentí al saber que tuve un hijo que ha muerto, y no podía recordarlo, eh?—pregunta casi con violencia, y ya con lágrimas en los ojos—. Tal vez tú me amabas de verdad, pero estoy segura de que este tiempo no fui la misma, necesitaba sentirme nuevamente como yo. Yo cambié cuando murieron todas esas personas importantes, cómo sufrí cuando murió el padre falso de Erudición, o con Al, Will, Uriah, con todos ellos.

—Eso es todo mentira.

—Tú sabes que no lo es. Ahora puedo recordar todo, incluso el tiempo en que fui una California sin memoria y no me gustó. Odio haber estado a tu lado como una persona nueva, no quería que te enamores de alguien que no fuera yo misma. Tengo un problema enorme para explicar eso, pero estoy intentándolo. Yo era de una forma, sin memoria supe siempre que tenía otra manera de ser y que antes era diferente, no quería que te enamoraras de alguien nuevo. Pensaba que si te enamorabas de esa nueva California, llegaría un día en el que recordaría todo y tú ya no querrías a la vieja California.

—Eso es ridículo—dice con desinterés.

—¡No, no lo es para mí!—grita alterada, con la voz entrecortada por las lágrimas—. Sufrí demasiadas cosas como para olvidarlas y solo saberlas por historias que tú me contabas. Sufrí demasiada mierda y quería recordarlo para que no lleves sólo toda esa mierda. Eric, estuviste conmigo en todas mis decisiones, en todos mis sufrimientos y todas mis pérdidas. Tú también tienes tu historia, yo quería recordar cuando me lo contaste todo, cuando te abriste conmigo y me mostraste tus miedos. Quería ser esa que pasó años a tu lado, no esa nueva chica. Contigo superé todo, no quería que tú tengas que lidiar entre la confusión de amar a una persona diferente. California era el amor de tu vida. Y llegué yo, con su rostro y con su mismo cuerpo, pero una persona muy diferente. Tú no me ibas a amar de la misma forma, tal vez ibas a amar el recuerdo que tenías de mí. Yo también y tú hiciste el intento. Quise devolverte el favor, intentarlo, porque sé que en todas las vidas que tenga te amaré a ti.

—¿Arriesgas tu vida por un hombre? —pregunta Eric.

—Sí, y lo haría mil veces si es necesario. ¿Qué todo lo que expliqué no te lo ha dejado claro? —habla California, pero Eric sólo suelta una carcajada.

Los sentidos de California volvieron a ser los mismos, y antes de hacer preguntas, ella prefiere golpear. Con su mano derecha golpea a Eric en la mandíbula, dejando una marca morada tanto en la mandíbula como en su mano.

Su ira es incontrolable, así que sigue golpéandolo. ¿Por qué la simulación no termina?


***


—California está en crisis —habla Catherine observando el monitor—, todos sus niveles están mal.

Se mueve rápidamente con un estetoscopio y toma sus signos vitales, siente que su corazón está demasiado acelerado, y que su respiración está mal. No puede respirar.

—Despiértala, es suficiente —exige Eric, con una voz demandante—. No necesito que recuerde todo, háganlo.

—No lo haremos Eric, ella va a poder hacerlo. Aún puede, aún tiene fuerzas.

La voz de Cara sonaba tranquila, pero Eric no podía creerle eso. ¿Qué podría saber ella? ¿Acaso ve el futuro y sabe que California estará bien?

California evidentemente sufría por no recordar nada, y ahora Eric entendía perfectamente gracias al monitor que mostraba todo lo que California hacía y decía en la simulación. Pero no podía dejarla ir, simplemente no quería convertirse en Cuatro. No podía perder a California, si tan solo la había recuperado hacía pocas semanas.

Catherine y Cara se miran a los ojos, y finalmente asienten. Comienzan a quitar el suero y los cables del monitor, conectados en el cuerpo de California. 

Pero algo malo pasaba, pues sus ojos no se abrían al pasar los minutos.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora