Capítulo 19: Caminos separados

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Me encontraba en una habitación completamente blanca, con una luz cegadora que entraba por la grande ventana a mi derecha. Había una televisión en la pared, pero estaba apagada, al igual que la iluminación eléctrica. A mi costado, había una mesita de madera con flores de diferentes colores con un aroma a vainillas artificial.

El reloj de la pared marcaba las 11:38. Me sobresalté, habían pasado más de dos horas desde que fuimos hacia Abnegación. Me estiré lo más que pude para alcanzar la cortina que me separaba de donde se suponía que estaba la salida de esta habitación.

Eric estaba en una silla de color oscuro, con su pantalón rasgado y con una venda cubriéndole una buena parte de su pierna. Llevaba una nueva remera de color negro, que le quedaba algo ajustada pero sus botas seguían con manchas de sangre. ¿Serían las de aquel osado divergente que estaba en la sala de entrenamientos, desesperado por ver qué sucedía con sus amigos? ¿Acaso Cuatro pasó por alto su simulación?

—¿Eric? —pregunté, tratando de no alzar la voz. 

Eric abrió los ojos, y en cuanto me vio se acercó hacia mí. Su caminar era algo irregular y lento, pero se sentó en mi camilla y me miró sonriente.

—Perdiste mucha sangre, y te han hecho una pequeña intervención. ¿Te encuentras bien? —me preguntó. Parecía preocupado.

—Sí, si... me siento mejor ahora. ¿Qué hay de Cuatro? ¿A dónde lo han llevado? ¿Sabes algo de Tris? —le pregunté de repente. Él negó con su cabeza, mirándome algo desconcertado.

—Con calma, estás preocupada más por los que nos han disparado. Además, tienes que preocuparte en recuperarte ahora, no irás a buscar a ningún Cuatro y ninguna Tris, ¿de acuerdo?

—No me trates como una niña solo porque tengo un tiro en las costillas, ¿quieres? —le pedí, mientras me acomodaba con mis brazos para poder quedar mejor sentada en la camilla. Eric se pasó sus manos peinando su cabello y mirándome en silencio—. Eric, debo saber qué ha sucedido con ellos. Sé por qué han pensado que los traicionamos, tú... bueno, le has disparado a ese chico. Y yo me he quedado sin hacer nada en el momento que estuviste a punto de matar a Cuatro.

—No iba a matar a Cuatro, y sabes que yo debo seguir las órdenes. ¿Pensaste que maté a un chico de casi mi edad por diversión? —me dijo algo brusco. Se puso de pie y volvió a la silla, quejándose un poco por el dolor de su pierna.

—Lo siento, yo seguí confiando en ti. Solo digo que también entiendo qué pensaron Tris y Cuatro y por qué nos han disparado. Deberías descansar si te duele la pierna, Eric.

—No, ya estoy mejor. Me han dado de los buenos analgésicos —me respondió, mientras se acomodaba mejor en la silla.

—Eric, debes entender que debo ver a mis amigos. Estoy muy segura de que Tris pudo escapar, si aquella abnegada que vi no fue producto de mi imaginación. Además, si Tris pudo sobrevivir estoy segura de que ella vendrá a buscar a Cuatro, y necesitará ayuda —le expliqué, lo mejor que pude. Eric me miró por unos segundos, aún en silencio—. Por favor, Eric.

—Está lleno de guardias. Jeanine tiene el piso de arriba totalmente vigilado, así que podremos entrar a espiar, pero no para hacer nada. Si la estirada viene, que se encargue ella de salvar a su novio—me respondió—. Además, no estás en condiciones de ir al rescate de nadie, debes ser realista.

—Intentaré —le respondí, mientras corría las sábanas azules que me cubrían y trataba de pararme de la camilla. 

Al intentarlo sentí que los hilos que estaban cubriendo donde había entrado la bala, tiraron mi piel haciéndome tener una sensación de quemado. Gemí un poco ante el dolor, por lo que Eric se acercó a mí rápidamente y me sostuvo de los hombros.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora