Capítulo XXXIX: La madre del engaño

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Después de la reunión, que duró más de lo que esperábamos, Eric y yo volvimos hacia nuestra habitación. Tris y Cuatro habían acordado que no vayamos a la reunión ya que puede ser una trampa de David o puede que sea solo una broma pesada.

—No creo que sea una broma o una trampa. ¿Y si en verdad quieren ayudarnos? ¿Y si dicen la verdad sobre...

—Detente —me corta Eric, mientras abre la puerta de nuestra habitación. Entra y se arroja pesadamente en la cama, yo lo sigo y me siento junto a él.

—Eric, podríamos ir los dos y...

—_________ —me llama. Hacía tiempo que nadie me decía así, puesto que no era más mi nombre real —. Mira, lo siento pero lo mejor será que no vayamos. Podría ser cualquier cosa, tú eres la que recibe las notas. ¿Y si es alguien que quiere usarte contra David porque eres su hija?

—Pero si seguimos así, si no averiguamos nada... No tenemos en quien confiar.

—Confiamos en nosotros y en nuestros amigos, ¿O no? —responde él.

Yo suelto un suspiro y no le respondo nada. En lugar de eso, me levanto para tomar ropa limpia y acercarme al baño. Una ducha caliente podría ayudarme a relajarme y pensar en todo.

—¿Qué?

—¿Qué? —le replico.

—¿Dices que no podemos confiar en nadie?

—No he dicho eso. Literalmente no he dicho nada, lo único que digo es que deberíamos ir. Es todo, pero siempre terminamos haciendo lo que tú quieres, ¿O no?

—Te recuerdo que siempre hacemos lo que tú quieres —me corrige. Un poco de ira recorre mi cuerpo, apoyo la ropa que me había preparado en el mueble y me recuesto contra el marco de la puerta del baño.

—Dame ejemplos —le pido. Eric me observa unos pocos segundos y se pone de pie.

—¿Irnos juntos con Tris y Cuatro después de buscarlos en Cordialidad? ¿Enfrentar a Jeanine cuando Cuatro estaba en la simulación? —me recordó. Si, era cierto y eso me molestaba. No me había dado cuenta como Eric me había seguido en las estupidas ideas que había tenido, como me había pedido que no lo hiciera y sin embargo lo hizo por mí.

—¿Y tú qué querias hacer? Eso era lo correcto —me defiendo.

—Es muy tarde para que me lo preguntes. En esos momentos jamás me has preguntado qué quería hacer. Piénsalo, piensa si yo hubiera hecho esas cosas sin preguntarte primero.

—Eric eso no...

—¿O no? —vuelve a decirme. Me quedo en silencio, por primera vez siento que Eric está furioso conmigo —Siempre ha sido así y no me ha molestado hasta ahora. Si tuviera ganas de descubrir si mi hermana está viva o no, te lo hubiera dicho. Aún no confío en esas notas del todo, y no quiero que vayas. No iremos, es lo que hemos decidido todo. No puede ser tan difícil que sigas algo que acordamos todos juntos ¿O si? Porque si bien recuerdo, te había pedido que no vayas a entregarte en Erudición y te encontré escapandote.

—Eric...

—¿No sabes que decir? Qué raro. Nadie más que yo debería tener ganas de ir a esa reunión, y por ahora creo que es mala idea. ¿Es mucho para tí hacer por una vez lo que a mí me parece? ¿Es demasiado para tí darme tiempo para acostumbrarme a la idea que todos los años que pasé lamentandome por mi hermana fueron en vano?

—No quiero ir solo para hacerte molestar conmigo, Eric. No se trata solo de Catherine, sino también de alguien que parece tener información de David. Y te recuerdo que tú siempre esquivas lo que te afecta. ¿Recuerdas cuando estaban tu madre y padre en Verdad y no sabías ni qué querías hacer? Pues bien, yo sí sé lo que quiero hacer.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora