Capítulo 14: Eliminado

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Cuando desperté Eric no estaba en la habitación. Eso me alivió solo un poco, así que me pude levantar desnuda con libertar y buscar la remera que estaba usando de Eric como pijama. Me la coloqué y sentí el aroma a él que me hizo recordar la noche anterior y estremecerme.

Me dirigí directo al baño para cepillar mis dientes y arreglar un poco mi cabello que era un desastre. Una vez que parecía decente me acerqué hacia la cocina donde encontré a Eric. 

Él estaba vistiendo solo boxers y al parecer hacía el desayuno. Sus músculos completamente marcados se visualizaban a la perfección bajo la luz de la cocina, era un hombre hermoso.

—Buenos días —saludó él al notar que yo sólo estaba allí parada mirándolo. 

Me sonrió y me sonrojé por completo, no sé si era peor eso o recordar que le había dicho que lo quería. Traté de fingir, al igual que él que nada estaba pasando.

—Buenos días, líder —le devolví el saludo y me acerqué a él—. ¿Haciendo el desayuno?

Pasé mis manos por toda su espalda con suavidad y lo abracé desde detrás por la cintura. Él soltó los vasos de jugo por un momento, para entrelazar una de sus manos con la mía. Puntos para mí, no se había negado a mis muestras de afecto.

—Creí que te lo merecías considerando que casi te matan, ¿no? —me respondió girando su rostro para observarme.

—Siempre eres tan amable —le respondí con sarcasmo y poniendo mis ojos en blanco. Lo solté del abrazo y me puse frente a él.

—Vamos, Frankenstein no te lo tomes a mal. Al menos ahora tienes una historia interesante que contar sobre Osadía —se defendió.

—No es muy interesante desde mi punto de vista al pensar que podía morir virgen —bromee. Eric se ruborizó por completo, y sus mejillas se ensancharon formando una hermosa sonrisa tímida.

—Esa es la Hamilton que conozco —me dijo, mientras me alcanzaba un vaso de jugo. Me senté en una de las desiguales sillas y lo miré de frente—. No tienes que ir hoy. Me refiero a que si no quieres ir puedes salteártelo, creo que te lo has ganado.

—Oh no, me gustaría estar ahí y ver quién está golpeado por Cuatro, bueno, además de Al. ¿No deberíamos ir ya al desayuno real? Porque no creas que un jugo sea un desayuno ideal -.le pregunté. Él asintió.

—Sí, te verás muy bien desayunando en una de mis remeras, ¿no crees?

—Bueno, la ropa que tenía anoche no está tan mal. Iré a cambiarme —avisé, bebiendo otro sorbo—. Ahora vuelvo.

Me acerqué al baño, donde habían quedado mis prendas. Dejé cuidadosamente doblada la remera de Eric sobre el mueble del baño y me cambié. Cuando salí del baño Eric estaba colocándose ropa en su habitación, así que entre allí para saludarlo.

—Iré yo primero, ¿te parece? —le pregunté, mientras acomodaba lo mejor posible la remera que traía puesta ayer, estaba un poco rasgada pero prefería eso antes de una remera gigante de Eric. Lo último que quería ahora era llamar la atención.

—Claro, te veo allí —me dijo, y antes de que yo pudiera irme me tomó de la cintura y me dio un encendido beso en los labios. Me sonrió al finalizarlo, y salí.

En el camino hacia el comedor del complejo me encontré con Tris, quien probablemente vendría de la habitación de Cuatro.

—Tris —la llamé, ya que yo caminaba detrás de ella. Tris se giró sorprendida y se acercó para abrazarme en forma de saludo.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora