Capítulo 25: Los nuevos líderes

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La habitación que compartíamos Eric y yo con otros Osados estaba casi desocupada. Había alguno de ellos recostados en las primeras literas. Me acerqué hasta el fondo de la habitación y encontré a Eric acostado sobre la litera que le pertenecía a él. Eric tenía sus dos brazos sobre el rostro cubriéndose de la luz de la habitación, sus piernas caían más allá de la litera que era pequeña para él y respiraba agitadamente.

Cuando me senté a su lado se puso tenso automáticamente y se sobresaltó bastante. Lo miré extrañada, actuaba raro.

—¿Qué te sucede? —le pregunté. Eric volvió a cubrirse los ojos al ver que se trataba de mí y no era ninguna amenaza. Suspira y se aclara la garganta.

—Nada, ¿qué quieres? —pregunta brusco. Me trago mi orgullo, más bien porque sé que va a molestarle lo que voy a decirle. 

Mi lengua no soporta más y comienzo a hablar: —Fui a ver a Matt hoy.

—¿Y qué? —pregunta de mal humor.

—Si vas a estar con ese humor de mierda es mejor que no te diga nada, entonces —suelto. Me cruzo de brazos y me tiro en la litera contigua, que me pertenecía. Eric al sentir mi falta de peso sobre el colchón, quita un brazo y se gira hacia mí.

—Si viniste a hablar hazlo, Hamilton —me dice.

—A veces es muy difícil soportarte —le confieso.

—Sí, tengo mi encanto —dice con sarcasmo, para enfurecerme más. Sé que ganaría él si yo ahora me fuera dejándolo solo, me tragué una vez más mi orgullo con poca paciencia y suspiro para calmar mi respiración.

—Realmente no me ayuda que actúes así, ¿me dirás que te sucede? Te conozco demasiado como para saber que algo pasó, Eric —le contesté. Eric se quedó en silencio por unos segundos y luego me mira a los ojos.

—¿Acaso no es obvio? —suelta sin interés—, fui a ver a mis padres hoy.

—¿Y qué ha pasado? ¿Por qué estás así? ¿Te hicieron algo?

—Oh no lo sé, tal vez porque recordé todo lo que viví con mi hermana —me responde bruscamente. 

Se vuelve a sentar en su litera, sin mirarme directamente. Se mira las manos, y comienza a sonarse los dedos.

—Lo siento es que... no los veo hace años. He ido directo para matarlos y no pude hacerlo —dice y se queda en silencio—. Soy un cobarde, por eso no quería hablar contigo.

—No eres un cobarde, Eric. Eso no te define a tí como cobarde.

—Lo soy —repite rápidamente. Me levanto de la litera y me acerco a él, acostándome a su lado. Él me deja lugar en la cama para que pueda acomodarme mejor.

—Eres la persona más valiente que he conocido, de verdad. Pero debo preguntarte algo, por favor, no te molestes.

—¿Qué?

—Perdóname pero... ¿El chico que has matado cuando empezaba la simulación, ha sido el primer divergente que le has disparado?

El músculo del brazo de Eric que yo estaba teniendo se tensa rápidamente. Su rostro se fija en el mío con un aire frío y calculador. Me odia. Listo. Lo he arruinado.

—¿A qué viene esa pregunta? —se defiende, supongo que para ganar tiempo y preparar la respuesta que me negaba a escuchar.

—Te dije que fui a hablar con Matt. Estoy casi segura de que solo dice cosas tuyas porque quiere que lo perdone pero...

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora