XXXIX

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Apenas colgó la llamada con su mejor amiga, marcó el número de Rosé lo más rápido que pudo y caminando hacia la estación más cercana esperó a que esta le contestara, pero era más que obvio que la estaba evitando y eso le empezaba a enojar.

Cómo es posible que no me deje explicarle.

Pensó molesta, mientras caminaba enojada hasta la estación.

Y para más se va con la idiota de Joy... Entendería si hubiera hecho algo mal, pero no lo hice y ella simplemente se va con la primera zorra que encuentra.

Siguió, sumida en sus pensamientos, hasta que oyó una risa muy familiar que se hacía cada vez más sonora.

Su corazón dio un vuelco, levantó la mirada y suspiró pesadamente al ver a su novia... pero acompañada por la pelinegra. Su expresión fue de desagrado, al ver como SU Rosé se reía con esa chica, esa debería ser ella, no Joy. Decidió esconderse en un callejón, verlas pasar y luego seguirlas hasta el departamento de la pelirroja.

Se quedó del otro lado de la calle, escondida viendo como ambas estaban de pie en la entrada, hablando, Rosé le dio una cálida sonrisa, algo que hizo que la sangre de Jennie hirviera. Al cabo de unos segundos ambas entraron al edificio, cosa que tomó a Jennie por sorpresa, la cual en un intento en que la puerta no se cerrara corrió lo más que pudo hasta el otro lado de la calle, pero no lo logró, la puerta se había cerrado y ambas chicas ahora caminaban al departamento de la pelirroja.

Jennie maldijo fuertemente, mientras golpeaba la gruesa puerta de vidrio, ¿dónde se encontraba el portero cuando se necesitaba?. Tendría que esperar a que algún residente saliera o entrara para que ella pudiera entrar igualmente.

....

En el ascensor todo fue silencio. En parte Rosé sabía qué era lo que la pelinegra quería decirle.

- Bueno, gracias por acompañarme a pesar de la hora.- Habló Rosé con una sonrisa cálida en los labios.- ¿Nos vemos mañana?.

- No es nada, y por supuesto que mañana vendré.- Respondió Joy con ánimos, cosa que hizo reir a la pelirroja.- Pero ahora... Quiero hablar contigo.

Rosé la miró extrañada, pero pronto una idea sobre que era lo que quería hablar surcó su mente, y el miedo se hizo presente.

- H-habla, te escucho.- Intentó no sonar nerviosa.

- Aquí no... ¿puedo acompañarte a tu departamento?, es más seguro, y más a estas horas de la noche.- Concluyó.

La verdad la pelirroja no quería dejarla pasar, pero en parte tenía razón, era muy tarde y las calles estaban solas, podía pasar cualquier cosa si se quedaban más tiempo allí.

Pronto llegaron al departamento, todo en silencio, Rosé dejó sus cosas en la sala y la invitó a sentarse.

Era un departamento cómodo, muy bien decorado, no era tan grande, pero perfecto para máximo tres personas. Con una cocina, un desayunador que daba la entrada al comedor pequeño, con una mesa para cuatro personas, todo decorado en tonos grises, blancos y verde manzana, pero suave. Al lado del comedor una sala con un sofa en el que podrían caber 4 personas igualmente, un sillón reclinable con una manta de lana encima, un televisor en la pared, abajo de este una consola y una puerta corrediza que daba al balcón. Y por último un pasillo que llevaba a las habitaciones y el baño las cuales eran dos, una principal con baño y la última frente al baño. Ese lugar daba sentimiento de hogar.

- Uhm, ¿quieres chocolate caliente?.- Rompió el silencio la pelirroja. La pelinegra asintió y volvieron al silencio incómodo.

Joy se acomodó en la sala, mientras Rosé preparaba el chocolate para ambas. Al cabo de unos minutos ya estaba listo, y casi al instante estaban sentadas una al lado de la otra, tomando el café.

One Night Stand - Lisoo/ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora