LVIII

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Una hora después, Jisoo y Jennie salieron de la habitación. Ambas se sorprendieron al ver quien estaba sentada en la pared frente a la puerta, esperando.

- Nayeon.- Espetó Jisoo con sorpresa de encontrarla ahí.

La nombrada se levantó del suelo y la miró con cierto nerviosismo.

- ¿Podemos hablar?.- Preguntó rascando su brazo.

La morena miró a Jennie, la cual le dio una palmada leve en la espalda y siguió su camino, en busca de su novia. Se quedaron ambas solas.

- ¿Qué quieres hablar?.- De repente había mucha tensión entre ambas, algo que era nuevo para la morena, la cual se removió en su puesto.

- Entremos.- Nayeon señaló la habitación de la cual Jisoo acababa de salir.

Ya dentro, el corazón de la morena no paraba de latir rápidamente, solo un pensamiento tenía en su mente.

Sabe lo del beso.

Se lo repetía una y otra vez, intentando ver siquiera una pista en los ojos de la pelinegra, pero en estos solo veía culpa.

Se tensó cuando sintió las manos de la pelinegra tomar las suyas, unieron sus frentes y ambas cerraron los ojos. Silencio en la habitación, y el nerviosismo de la morena solo aumentaba.

- Yo...- Habló la pelinegra en un susurro, Jisoo escuchó atenta, sintiendo un escalofrío al sentir el aliento de la chica sobre su cara.- Lo lamento.

Esas palabras la sorprendieron, se esperaba todo menos que la chica se disculpara. Separó su frente de la de ella y la miró con confusión, aun sin soltar sus manos.

- ¿Por qué te disculpas?.

Nayeon la miró con el ceño levemente fruncido.

- Aunque odie admitirlo... Lalisa tiene razón.- Soltó con una mueca de disgusto.

Jisoo abrió la boca casi por inercia, cerrándola al instante, confundida por las palabras de su novia. Todo el nerviosismo que sentía se desvaneció completamente.

- E-espera.- Se separó de la chica, un tanto confundida.- ¿A qué te refieres?.- La pelinegra rodó los ojos.

- Estabas incómoda y mis celos me cegaron.- Hizo una mueca.- La tabla de planchar tenía razón, no debí tocarte así.- Bajó la cabeza.- Lo lamento.

El corazón de Jisoo se estrujó ante la ternura de la chica. Ella era capaz de dejar su orgullo de lado por hacer lo correcto, así eso significara darle la razón a la rubia. Le encantaba eso.

Se acercó a ella y la abrazó.

- Disculpa aceptada.- Besó su mejilla.- Me alegra que lo entiendas, Nayeon, y que reconozcas tu error.

La pelinegra le dio un pequeño beso en los labios, algo que hizo sonreír a la morena. Le encataba que fuera tan dulce.

Dejó otro beso, luego otro, otro más, convirtiéndose en un beso largo entre ambas.

La imagen de Lalisa llegó a su mente, sus labios sobre los de ella, quería sentirlos de nuevo. Frunció el ceño ante el recuerdo, reprochándose.

La pelinegra comenzó dando pasos hacia delante, Jisoo hacia atrás, hasta chocar con el borde de la cama.

Con sus ojos cerrados solo se imaginaba que era Lalisa la que la besaba, que era la rubia la que la había tumbado a la cama y que ahora besaba su cuello.

Un pequeño jadeo salió de sus labios al sentir las manos de Nayeon recorrer sus costados, de arriba abajo.

Volvió a la realidad cuando escuchó la voz que salía de los labios que la besaban.

One Night Stand - Lisoo/ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora