Capítulo 5

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(***)

Mi corazón intenta salir de mi pecho pero le detengo cuando pongo la mano sobre mi pecho.

— ¿Cómo carajos entraste aquí? —balbuceo con el corazón en la boca.

Aiden ríe y a mí no me hace gracia.

Me siento en la orilla de mi cama y cruzo los brazos esperando una respuesta. Ya estaba dando por descartado que Alek no sea extraño y se aparece su amigo en mi habitación.

—Tu mamá me dejó entrar —afirma con mucha seguridad. No parece mentir.

—¿Y con qué derecho te crees para entrar en mi habitación sin llamar primero?

—Lo siento, no quería asustarte.

Le miro y le hago un gesto de que no importa, pero le exijo que no lo vuelva a hacer. Ya después hablaré con mamá para que no deje entrar a extraños sin antes avisarme que vienen a verme. Uno nunca sabe si pueda ser un ladrón o asesino, aunque en pleno 2020 los hurtos se hayan reducido bastante en todo el mundo.

—¿Y por qué estás aquí? —suelto mientras me voy poniendo mis tenis. Hace frío y ya casi me toca ir a clases.

—Porque quisiera saber dónde vive Olivia —alza los hombros y sé que lo que más me gusta de estos chicos son sus acentos—. No sé dónde vive y quería venir a que me lo dijeras.

—Espera, espera —Me levanto de la cama sin poder creerlo y me cruzo de brazos—. ¿Sabes dónde vivo yo pero no Olivia?

—Olivia nunca me dijo dónde vivía pero si donde tú vivías.

Se encoge de hombros, por segunda vez y le creo. Olivia es capaz de dar mi dirección sin antes dar la de ella. Me siento de nuevo y Aiden solo mira cada movimiento que hago, como un gato atento a que el pequeño ratón se deje cazar. Entonces se me ocurre una idea y me río dentro de mí si Aiden llega a hacer lo que me espero que haga.

Estiro la mano para coger mi móvil y él no quita su mirada de mi mano. Alcanzo el móvil y lo pongo encima de una de mis piernas y él sigue el movimiento. Quiero soltarme de risa ahora mismo.

—Sé lo que haces —Me gruñe como un gato.

¿Me acaba de gruñir como un gato?

Y eso me hace partirme de risa, la gota que derramó el vaso. Me estoy riendo tan fuerte que tengo que llevarme una mano a mi estómago y me inclino sobre mis piernas. Alzo la mirada y él está serio, pero yo no puedo parar de reírme. Unas pequeñas lágrimas salen de mis ojos por la risa y le digo que acepte que fue divertido, entonces él comienza a reír también.

Sí, allí está el golpea cabezas que se carcajea siempre con Olivia.

Me siento derecha una vez que he parado de reírme y él se acuesta sobre su espalda en mi sofá.

—Me agradas —Le digo, sincera. Ahora entiendo por qué Olivia la pasa tan bien con él.

—Ustedes también me agradan —asegura—. Ahora, ¿me podrías decir dónde vive Oli?

Okey. Él va directo al grano, así que anoto la dirección de Olivia en un papel y se lo paso.

—¿No te pierdes?

LEAPERS I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora