Un rayo de luz se filtra por la ventana, proyectando justo en mi rostro, dando aviso a mi alarma biológica de que es hora de despertar y vivir un nuevo día.
Estiro mis brazos con pesadumbre y trato de abrir los ojos aunque la sensación de pesadez e irritación me lo impida. Dejo pasar unos cuantos segundos mientras tengo los ojos cerrados, estando atenta a cada información que reciben mis sentidos; el canto de algún pájaro afuera, mi boca seca y la increíble sensación de las sabanas con mi piel... como si estuviera desnuda.
Abro los ojos de golpe a la misma vez que me siento mientras sostengo la sabana contra mi pecho desnudo. Un fuerte dolor recorre la parte frontal de mi cabeza y llevo una mano a mi frente para darle un masaje, intentando así disminuir el dolor. Estoy en la habitación de Aiden y no entiendo por qué razón.
—Buenos días, Tessa.
Aiden se encuentra sentado en la silla de su escritorio con solo un pantalón puesto. Por su torso desnudo caen unas pequeñas gotas de agua que él trata de secar con una toalla blanca.
Oh no, oh no, oh no.
—Aiden... —balbuceo, tragando saliva—. ¿Tú y yo tuvimos...?
—No lo sé —interrumpe él, poniéndose de pie—. Pero el haberme despertado desnudo junto a ti me dice que sí.
Cierro los ojos por un segundo. Cuando estuvimos en mi casa si había deseado tener sexo con él, pero el hecho de no recordar absolutamente nada después de que aquellos hombres me obligaran a beber de aquel líquido es desesperante. Supongo que a nadie le gustaría tener sexo y no acordarse del momento el día anterior.
—¿No recuerdas absolutamente nada? —le pregunto.
—Solo recuerdo cuando te dije que te iba a hacer el amor. Después de ahí, todo es negro en mi mente.
Él se sienta a mi lado. Pone un mechón de cabello detrás de mi oreja y luego acaricia mi mejilla con la yema de sus dedos.
—Entonces si tuvimos sexo...
—Lo más probable es que sí —Aiden tensa la mandíbula, añadiendo—: lo siento, no quería que la primera vez entre los dos ocurriera de esta forma.
—Es que no lo entiendo.
—Estábamos drogados —declara él y yo suelto un jadeo de horror—, pero tranquila que logré golpear como la basura que es a uno de ellos.
—Por lo menos eso me reconforta.
Aiden me da un beso en la frente y dice:
—Es mejor que te vistas.
El sonido de la puerta hace que me tape hasta el cuello con las sabanas y una Olivia despeinada, con ropa de Alek y muy sonriente se aparece en el umbral. Los dos observamos como ella escanea toda la habitación con sorpresa, para después sonreír con picardía y finalmente, tirarse a mi lado en la cama.
—Creo que el casi de ayer se convirtió en un todo —comenta ella, moviendo las cejas.
—¿De qué hablas? —le inquiero confundida.
—Ayer le dijiste que casi tenemos relaciones sexuales en tu casa —responde Aiden carraspeando la garganta.
—Dios mío —susurro llevando una mano a mi frente.
—¿Por lo menos se protegieron? —fórmula Olivia, inflando una de sus mejillas.
Aiden y yo compartimos miradas. Él se pone de pie automáticamente y empieza a rebuscar entre la ropa que está tirada en el suelo. Yo examino toda la cama, esperando encontrar algún indicio de un condón pero no doy con nada. Aiden se acerca a la cesta de basura, saca algunos papales de ahí y cuando me mira, sé que todo se ha ido por un abismo.
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LEAPERS I ©
Misteri / Thriller[Libro I: Bilogía Penumbra.] Algo inesperado y sobrenatural está por suceder en el pueblo de Pamplona. Con la llegada de dos atractivos y misteriosos estudiantes de intercambio, el destino de Tessa y Olivia se verá envuelto en una serie de peligros...