Capítulo 27

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A este capítulo quiero llamarle:
"Sustos que dan gusto".
Cambio y fuera.
❤😂

***

Me despierto sobresaltada en medio de la total oscuridad de mi habitación, con lágrimas cubriéndome el rostro y con una presión en el pecho que me impide respirar fácilmente, haciendo que mis pulmones ardan por el ahogo. Pequeñas gotas de sudor caen por mi frente y el corazón me palpita con fuerza, con un marcado furor, provocando un leve dolor que hace que me lleve la mano al pecho.

Una pesadilla, solo ha sido una pesadilla.

¿Entonces por qué no puedo dejar de llorar?

Aiden. Debo ir a verlo. Debo asegurarme de que esté bien.

Me levanto para ponerme unos tenis Nike y una bomber. Me fijo en la cama y ahí descansa a Olivia, durmiendo plácidamente. Agarro el móvil de la mesa de noche y miro la hora: 3:20 am. Y aun así, ni la hora me detiene para salir y buscar a Aiden.

Salgo de casa con sumo cuidado, para que mis padres no se den cuenta de mi salida y logro mi objetivo cuando la brisa gélida me acaricia el rostro. Mi nariz se encuentra tapada de tanto llorar y debo respirar por la boca para no ahogarme, lo que hace que expulse un ligero humo.

Inicio camino hasta el apartamento de Aiden, rogando al universo que él se encuentre allí, sano y salvo. Las lágrimas continúan cayendo, y sé que no estaré bien hasta que lo vea. Aquella pesadilla se sintió tan real que de solo recordarla me hace sentir escalofríos por toda la columna. Él aun no me pide disculpas, pero sinceramente ahora no me interesa en lo más mínimo.

Las calles se encuentran desérticas, solo la luna me acompaña y espero que no se aparezca un cazador para cumplir mi pesadilla. No obstante, para terminar de empeorar la situación, la lluvia comienza a caer. El cielo se ilumina por un relámpago y me hace sobresaltar del susto. Entonces empiezo a correr, con el frío quemando mi cara y con el cabello volando hacia atrás. Pero por más que corra todo lo que puedo, en menos de 5 minutos ya mi ropa y cabello se encuentran empapados y las gotas de lluvia que caen se mezclan con las lágrimas que aún sigo derramando.

Llego hasta el edificio después de unos 20 minutos y no dudo en subir hasta el apartamento de los chicos. Con cada piso que subo mi respiración se va volviendo más severa y dejo un rastro de agua por donde paso. Aunque mi sistema nervioso me pida un descanso no se lo doy. Aunque sienta un ahogo en el tórax que me pida detenerme no lo hago. Me paro al frente de su puerta y pongo mi índice en el lector, sintiéndome patética y melodramática. Mi ropa se encuentra empapada por la lluvia, el frío amenaza con hacerme pasar una gripa y no puedo dejar de temblar, ni de llorar.

Pasan 5 minutos y nadie abre la puerta. Puedo imaginar miles de cosas como que quizás no están en casa, pero después de la pesadilla no logro pensar racionalmente. Vuelvo a poner el índice en el lector, anhelando que Aiden se aparezca por la puerta. Los nervios me dominan desde los pies hasta la cabeza, las manos me tiemblan y no dejo de sollozar.

«Por favor, Aiden, demuéstrame que estás ahí».

Y como si el universo respondiera a todas mis suplicas, la puerta se abre. Un Aiden somnoliento, descalzo y con el cabello desordenado me mira confundido. Solo lleva un jogger negro Adidas y su pecho se encuentra al descubierto, dejando ver toda su piel pálida. Mi corazón siente un alivio pero de manera opuesta, mi llanto se intensifica y me tiro a sus brazos. Él me toma por la cintura y yo hundo mi cara en el hueco de su cuello, aspirando todo su aroma, sintiendo todo su calor corporal.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?—me pregunta, frotando mi espalda.

No respondo, aún sigo demasiado asustada. Él me eleva un poco en el aire, da unos pasos atrás y cierra la puerta. Yo sigo aferrada a su cuerpo, pero siento un sutil temblor de parte suya que me hace separarme finalmente. Me encuentro mojada, helada y él tan cálido.

LEAPERS I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora