Capítulo 12

2.8K 275 105
                                    

Los cuatro nos sentamos en el mismo sofá como pudimos de manera intercalada y Ciara se sentó frente a nosotros.

Ella ya no lleva puesta la ropa con la que la encontré en la montaña sino que ahora estaba vestida con ropa deportiva y supuse que se la prestó Olivia. Su cabello castaño ya se encontraba limpio, pero de su cara aún no se limpiaba aquel dolor que intentaba salir de ella. Sus ojos estaban levemente hinchados de tanto llorar y aunque tenga una posición distante ahora mismo y aunque yo sepa que debe estar sufriendo un montón por dentro, en su rostro se atisbaba otra emoción diferente que no podía descifrar.

Ciara tiene la mirada fija en el piso, mientras que nosotros nos encontramos en total silencio esperando que ella sea la primera que se atreva a decir algo. Sinceramente yo no quiero animarla a hablar, así que dejo que ella se tome un par de segundos.

El señor Bigotes también ha dejado de maullar, haciendo que el silencio se apodere de aquella sala. Me remuevo inquieta en mi puesto.

—Esto es difícil para mí, pero haré todo el intento, iniciando desde el principio —manifiesta Ciara, sin mirarnos. Su vista aún se encuentra en algún punto fijo del piso—. Yo nací en Canadá. Mi padre también es canadiense pero mi madre es latina. Nos mudamos a México cuando tenía 4 años y luego a Colombia con 13 años, hace ocho años ya y ha sido tiempo suficiente para que mi acento se adapte a este lugar.

—Y funcionó. Yo juraba que eras de la capital —resopla Olivia. Y yo también asiento con la cabeza.

Su acento me recuerda al de los capitalinos. Esa manera tan educada de hablar. Podría hasta llegar a creer que ellos eran los únicos que tenían un español neutro en este país de múltiples acentos.

—Mi madre desde pequeña me enseñó a hablar un español neutro, por lo que no me fue difícil camuflarme, por decirlo así, en este país.

Olivia abre la boca para decir algo, pero la cierra sin saber qué decir.

—Pero, ¿por qué se mudaron? ¿Por qué cambiar tu acento?

La lleno de preguntas. Ciara respira hondo y esta vez alza su vista para mirarnos. Sus ojos se encuentran apagados, sin vida. Y pienso en mis padres, me moriría si algo les pasara. No sabría qué rumbo seguir en este mundo sin ellos. Me sentiría sola, asustada y entonces comprendo que Ciara debe estar así o incluso mucho peor.

—Mi padre estaba metido en muchos líos en México y desde pequeña mamá me enseñó que el español neutro me ayudaría a pasar desapercibida cuando tuviéramos que huir —dice Ciara y su voz se corta, pero no parece impedimento para ella.

—¿Qué líos? ¿Huir de qué? —pregunta Olivia.

Ciara da un suspiro profundo, como si le costara decir lo que sea que vaya a decir ahora mismo. Se lleva una mano a su frente y frota su sien. Se nota cansada de todo esto.

—Mi padre trabajaba en lavados de dinero, por lo que tenía muchos enemigos —suelta un sollozo, me levanto y me siento a su lado mientras la consuelo—. Llegó un momento en el que a mi padre le estaba yendo muy mal. Mi madre no hacía sino llorar pidiéndole que dejara aquella cosa y cuando mi padre se sintió acorralado decidimos huir a este país.

—¿Y por qué justo a este país? —interroga de nuevo Olivia. Parece estar muy animada a saber todo de Ciara. El señor bigotes permanece en su regazo y al parecer se ha quedado dormido.

LEAPERS I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora