Capítulo 23

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Izan intenta calmarme en su brazos, pero lo cierto es que aun sigo un poco asustada. Tengo mi cara apoyada en su hombro mientras él me acaricia el cabello con cuidado. Sueno por última vez mi nariz y me alejo un poco para mirar aquellos ojos marrones.

Le cuento de rapidez todo lo que pasó a Izan, sin soltar su mano y sin dejar de limpiar mi nariz con la bata. Las palabras salen de mi boca tan rápido que no me doy cuenta cuando termino. Izan me pide perdón mientras me mira entre impotente y furioso.

La risa de Jason provoca que de un pequeño salto, haciéndome girar a verlo aun tirado en el piso. Estaba tan perdida y concentrada con Izan, que no me di cuenta en el momento en que Aiden entró a la habitación.

—Levántate —exige Aiden con voz autoritaria a Jason, pero él no lo hace—. ¡Levántate ahora mismo hijo de puta!

El fuerte grito de Aiden hace que de un paso atrás por la impresión. Luego, él toma a Jason por el cuello de su camisa y lo pone de pie en una forma violenta. Unas pequeñas manchas de sangre se encuentran en la ropa de Jason; en el cuello de su camisa y en las mangas de su chaqueta.

—Debes llevártelo ahora mismo, Aiden. Los médicos no pueden verlo, ya que tendríamos que dar explicaciones —le dice Izan, toma mi mano y me mira—. Y tú, Tessa, debes regresar a esa camilla y hacer que nada ha pasado. No debemos alarmar a tu madre, ¿está claro?

Asiento con mi cabeza. Avanzo hasta la camilla pero Jason se suelta del agarre de Aiden y corre en dirección a donde me encuentro. Me quedo paralizada por el miedo a sentirlo de nuevo encima de mí, no obstante un rayo de luz amarilla sale disparada hacía él generando que caiga al piso de espaldas.

Izan ha utilizado por segunda vez su luz.

De un momento a otro Izan se arrodilla a su lado, lo toma por el cuello de su camisa y le dice unas palabras que me hielan la sangre:

—Mírala bien, porque esta será la última vez que lo haces. Te arrepentirás de haberla tocado, te haré pagar hasta por los pensamientos perversos que tuviste con ella. Suplicaras que seamos bondadosos, que tengamos misericordia, pero cuando deseemos detenernos ya estarás ardiendo en el maldito infierno.

Apenas termina de hablar toma a Jason de un brazo y lo levanta, se lo entrega a Aiden. Izan le advierte a Aiden que no puede dejar que nadie lo vea y él le responde que la clínica está sin mucho movimiento, por lo que no será problema sacarlo sin que lo noten. Dicho y hecho, Aiden se lleva a Jason alejándolo lejos de la habitación. Me subo en la camilla y arreglo mi cabello para ocultar un poco el desorden que provocó el haber peleado a fuerza con Jason. Izan me cubre con la sabana blanca.

—Él no volverá a acercarse a ti —me asegura ayudándome a poner el catéter—. Jason no volverá a respirar el mismo oxígeno que respiras a una corta distancia.

—Está bien.

Izan suelta un suspiro cuando no es capaz de poner el pequeño tubo en mi mano.

—Deja así, si mamá pregunta le diré que me lo saque sin darme cuenta.

Él asiente con la cabeza y se sienta a un lado de la cama.

—Conozco a Jason —confiesa—. Vamos juntos a la Universidad en Bogotá. A los leapers nos hacen ir a varias clases para mejorar nuestros poderes, pero como era reprimido iba para aprender a seguir ocultándolos. Deje de ir hace como 2 meses.

La sorpresa se hace visible en mi cara mientras entreabro un poco mi boca y levanto mis cejas. De tantas cosas que pude haber imaginado, nunca creí que Izan lo conociera. Quizás por eso se notó el odio al decirle aquellas palabras antes de que Aiden se lo llevara finalmente.

LEAPERS I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora