LEAPERS I ©

Epílogo

Pensé que esa noche había muerto.

Cuando mis latidos se hicieron más lentos y el dolor parecía desaparecer para dar paso a una tranquila oscuridad, creí que había muerto. Mi cuerpo y mi mente me dieron a entender que todo había acabado esa noche del 30 de marzo del 2020.

Pero como si mi alma todavía decidiera no irse, desperté tres días después en la cómoda cama de mi habitación con Olivia a mi lado, observándome como si fuera un enigma.

Ella me dio el tiempo para que mi respiración se calmara y cuando estuvo segura de que ya podía respirar por mi cuenta, me quitó la máscara de oxígeno para que pudiera decir algunas palabras. Su rostro tenía algunas cortadas cerca de la ceja derecha y en las comisuras de sus labios, pero aun así seguía viéndose como una mujer digan de admirar.

—Dime que fue una pesadilla —le supliqué con la voz débil.

Tragó saliva y negó:

—Yo también desearía que fuera así.

—Aiden... 

Me dolía decir su nombre. Era una tortura oír aquel nombre saliendo de mis labios.

—Él escapó esa noche con Wayson — Fue doloroso. Y era una tonta porque me doliera—. El malnacido me golpeó en la cabeza y ahí aprovechó para huir.

Me sentí culpable. Olivia había sido tan fuerte y yo una simple cobarde. En el fondo de mi corazón sentía que todo era mi culpa porque decidí entrar a la fuerza a la casa de Aiden en vez de irme.

—Lo siento, Oli —me disculpé con sinceridad.

—Está bien, lo importante es que ya estás bien.

Otra persona surge en mi mente.

—¿Y Danthaniel?

Olivia se encogió de hombros.

—Él asesinó a los cazadores que traía Wayson y después, me pidió perdón y se fue. No volví a verlo después de esa noche.

—¿Se arrepintió?

—Creo que ya lo había hecho antes y por eso decidió ayudarnos a huir a Suecia con su familia.

Ella tomó mi mano y me regaló una melancólica sonrisa. Todo se había sentido como un golpe a la realidad cuando desperté, porque me daba a entender que lo que Jason me había mencionado una vez era cierto: "los malos siempre estuvieron a tu lado". Pero yo nunca creí que el hombre del cual estaba enamorada sería el que me daría el puñal por la espalda.

—Alek...

—¿Alek qué? —cuestioné, confundida.

Él era amigo de Aiden, por lo tanto estaba más que obvio que también estuvo implicado en la relación con los del experimento.

—Alek te salvó la vida.

—¿Qué? —pregunté incrédula.

—Alek es el responsable de que hoy estés viva —soltó ella con seguridad—. Alek utilizó su luz para reanimar tu corazón. Aiden lo había hecho ir a la ciudad con la excusa comprar algunas cosas y cuando llegó se encontró con la horrible escena.

No podía creer que lo estaba escuchando. Mi mente se negaba a creer que aquello fuera cierto. Parpadeé tantas veces como pude por la confusión y me pregunté qué razones tendría Alek para salvar mi vida. Me removí incomoda en la cama y con mucho esfuerzo me senté sobre ella para analizar mejor el rostro de Olivia y que no estuviera mintiéndome, pero ella se adelantó cuando dijo:

—Alek no sabía nada del experimento. Él solo fue contratado para buscarme, no para cazarme. Aiden también lo engañó a él.

—¿Y simplemente le creíste? —inquirí con cautela.