Cuando Jiang Xian abrió sus ojos tras ver la intensa luz de un camión que iba a golpearla, lo primero que pudo localizar fue un techo de madera y doseles de color verde que la rodeaban. Su cabeza le daba vueltas y decidió quedarse un rato completamente inmóvil para analizar lo que había sucedido recién.
Era navidad en su ciudad y a pesar de no tener con quien celebrarlo, después de que se mudase lejos de su familia y dedicara todo su tiempo a escribir libros, ella esperaba ansiosa el lanzamiento de la nueva obra de su escritor preferido. Según los rumores, iba a ser un éxito en el mundo de la cultivación, el protagonista derrotaba a varios poderosos demonios y después construía con gran facilidad un harem lleno de hermosas damas de la corte.
No era la primera novela de este tipo que Jian Xian leía, conocía el curso de la historia, pero aun así era la primera vez que su ídolo en la literatura realizaba un trabajo con ese giro. Naturalmente la curiosidad de una come libros había surgido y salió de casa en pijama a toda prisa, corriendo entre parejas en citas navideñas para comprar el libro.
Todo iba bien hasta que cruzó la calle ¿Qué había pasado después? Ah, sí...ella murió. O eso creía hasta que había abierto los ojos debajo de lo que parecía una cama de la realeza china; extravagante, pensó.
Alguien llamó a la puerta mientras Jiang Xian giraba su cuerpo sintiéndolo pesado, juraba tener moretones en él e incluso sentía una incomodidad que le rondaba de pies a cabeza, encontrando puntos dónde la incomodad se concentraba.
-Joven maestro, se está haciendo tarde para su clase- dijo una dulce voz detrás de la puerta de papel con cuidado de no mostrar su temor en las notas.
Jiang Xian hizo caso omiso a la voz y siguió hurgando entre las sabanas para tentar su cuerpo. La rareza que sentía era mayor mientras más bajaba o se movía. Podía decir que ya estaba completamente despierta por el aumento constante de los latidos de su corazón.
La mujer esperaba fuera, pero comenzando a sentir que algo estaba mal, decidió tocar una vez más, no obstante un grito profundo la detuvo y la hizo estremecerse hasta el punto de casi caer de espaldas. De no ser porque ese grito había sido de horror y no de reprimenda ella ya se hubiera agachado para pedir perdón.
-¿Joven maestro? – la dama miró a ambos lados intentando llamar a un guardia, más alarmada por la extraña actitud de la persona dentro, mientras las cosas parecían estar siendo lanzadas.
Dentro del cuarto, Jiang Xian había saltado fuera de la cama sudando frío, sus ojos abiertos no se podían apartar de su entrepierna y cuando lo hacían era para mirar su mano que recién había palpado un bulto inusual para ella en ese lugar dónde no debería haber nada. Estuvo tentada a volverlo a tocar pero su conciencia se lo prohibió.
Agitó su cabeza ignorando los pasos que se acercaban al exterior de su cuarto, se levantó pero se tropezó nuevamente, sus piernas ahora eran más largas y el peso parecía cobrarle factura luego de su buen sueño. Sin poder moverse al principio, decidió arrastrarse hasta la cama y usarla de muletas, fue entonces que localizó un espejo que revelaba su verdadero rostro.
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Jiang Xian entrecerró los ojos un poco irritada por la voz mecánica dentro de su cabeza, pero continuó hasta llegar y tomar el espejo para ver mejor lo que era el rostro de un bello joven, con rasgos afilados y algo afeminados. El par de ojos negros que la miraban bailaron hasta la prominente manzana de Adán que había tragado saliva en ese instante.
Ella y el joven levantaron la mano al mismo tiempo tocando la pálida piel que se ocultaba debajo del largo cabello negro. Era bastante guapo y parecía tener no más de diecisiete años.
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Los mil cielos
FantasyCuando Jiang Xian muere, transmigra en la más reciente obra de su ídolo literario cayendo en decepción cuando descubre que actualmente es una mala novela y deberá arreglarla si quiere tener una vida pacífica en ese nuevo mundo, sin embargo una muje...