Capítulo 67

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Como habían planeado, a primera hora de la mañana marcharon para reunirse con el patriarca Jiang en una posada que había alquilado para su uso privado del otro lado del pueblo, esto para evitar el flujo de información y dar mayor cuidado al delicado estado de Zhong Huo. La acción no sorprendió a nadie, no era extraño que personajes ricos hicieran reservaciones de esa escala por gusto de vez en cuando, aunque la probabilidad de que el dueño se haya negado al principio era muy alta, no porque fuera mal negocio, es decir, siempre podía elevar la tarifa por noche y cobrar dinero extra por mantener oculta la identidad de sus clientes, pero su duelo a cerrar el contrato residía en que en este lugar perder clientes una noche, era equivalente a perderlos de por vida, pues contrario a un ideal seguro y tranquilo, la locación elegida especialmente por Jiang Li no era otra que la zona roja de Chureng. De todas formas, al final el dueño cedió; perder el favor de un patriarca sonaba peor que dejar de ver a algunos clientes locales.

Al principio, Jiang Shen cuestionó la elección de su padre por elegir un lugar en el que, tan pronto pusieron un pie dentro, las mujeres treparon hacia ellos con jarras de alcohol aun cuando la luz del día era plena y mucha gente caminaba sobre la calle principal. No obstante, entre más lo pensaba fue que comenzó a darse cuenta de que todo el tiempo se preguntó ¿Cómo estaría aquí el patriarca cuidando a un ex-prisionero de los demonios? La respuesta, por más rebuscada que fuera, podía escucharse como una mentira y gracias a esto, es que era el escondite perfecto pese al riesgo y la incomodidad que generaba en el grupo.

Jiang Shen resopló agobiado por las tantas sonrisas que las doncellas le daban mientras lo invitaban a acompañarlas y siguió a Quiang Xen a un rincón seguro luego de abandonar a Jiang Fai en un círculo de cuatro mujeres. En silencio se burló de la cara de su pequeño shidi y luego pasó a reírse de su amigo a un lado, quien lucía quizá peor que él, pues aunque luchaba por ser amable, esta persona en realidad era mala para tratar con el sexo opuesto.

-¿Por qué no te relajas? No importa que tan atrevidas sean ellas, no tienen modo de derribarte, déjalas disfrutar- rió palmeando el hombro de Quiang Xen.

-¿Quién quiere disfrutar? No digas tonterías- masculló con una mirada complicada al ver alejarse a una chica de vestido rojo.- Sí tienes tiempo de decir eso, podrás descubrir a quién derriban. Quizá debas recomendarle que disfrute también.

El tono de Quiang Xen le dio a Jiang Shen una desagradable sensación de malicia, así que inmediatamente miró a dónde señalaba y fue entonces que vio a una sensual chica vestida en ropas color jade, que en su distracción había tomado a Zhao Tian por el brazo. Su ceja dio un brinco involuntario tras descubrir que, opuesto a un rechazo, en realidad ellos estaban intercambiando palabras; naturalmente sabía que el protagonista era cordial con todos, pero un deseo de marcar límites se apoderó de él en ese instante y ya no quiso responder a la mueca socarrona del hombre a su lado.

-No diga eso, honorable maestro, que alguien como usted este por esta zona es un llamado de suerte para nosotras- dijo la mujer intentando mostrar sus atributos- Debo insistir en que nos acompañe, puedo asegurarle que le daré el mejor servicio y el mejor alcohol de la región.

Zhao Tian apenas estaba abriendo la boca para volver a rechazar a la dama, cuando Jiang Shen apareció detrás de él tomándolo del hombro y haciendo que retrocediera fuera del agarre. Una inusual gran sonrisa estaba dibujada en su rostro- ¡Aiyo! Aquí estás Zhao Tian, veo que te acompaña una dulce dama.

-Joven maestro- se inclinó ella entre sonrisas coquetas, dio un vistazo extra a las facciones de Jiang Shen y se ruborizó al descubrir que los clientes del día podían ser de la más alta calidad -, no sabía que venían juntos ¿por qué no se une a nosotros en ese caso?

-Ah, linda dama, gracias por la oferta pero me atreveré a rechazar esa invitación en nombre de ambos, este gran maestro no puede ir contigo.

-¿Oh, puedo saber por qué es así?

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora