Capítulo 6

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Cuando el ruido había cesado la cabeza de Jiang Shen aún daba vueltas y su visión estaba completamente cubierta por los restos de las rocas, en su interior, pudo sentirse aliviado cuando las manos de la cultivadora femenina se movieron a sus espaldas, parecía que aunque se habían distanciado un poco de los demás, ambos estaban ilesos. Su cuerpo luchó por liberarse del peso sobre él, pero aunque su fuerza física permanecía intacta, un gran pedazo de tierra lo tenía prisionero de su cintura a los pies. Intentó crear un conjuro de fuego para alumbrar el alrededor, sin embargo su núcleo dorado permanecía bloqueado. Frustrado, palpó el suelo en el que estaba, descubriendo que la superficie era blanda y sedosa, un poco más de investigación y asumió que debía ser la telaraña de antes lo que había amortiguado la caída. ¿Habían caído al nido de la araña sin previo aviso?

Sólo el protagonista podía tener tan mala suerte como para caer en una trampa que le prohibía usar sus poderes desde el primer arco. Maldijo Jiang Shen controlándose por no patalear. Volvió a palpar la telaraña en busca de KuaiFang y cuando se topó con algo afilado lo tomó con la mano desnuda para girarla hasta él, tomó la empuñadura y cortó lo suficiente para confirmar que no caerían a un montón de picos o a algún vacío sin retorno tan pronto se liberaran. El suelo firme en realidad estaba a unos tres metros de altura. Suspiró.

-¿Crees que puedas bajar por tu cuenta?- le preguntó a la cultivadora.

-S-Sí- respondió débilmente.

La espada hizo una abertura lo suficientemente grande como para que ella se deslizara luego de unos intentos torpes por soltarlo. Jiang Shen se colgó de cabeza y vio que ella estaba a salvo en el suelo de la cueva. Su pie se deslizó unos centímetros obligándolo a intentar liberarse nuevamente.

-¿Qué hay del joven maestro Jiang?- la dama miraba a ambos lados buscando como ayudarlo con ojos llorosos.

-Creo que puedo salir de aquí, hazte a un lado, puede ser peligroso- advirtió sin mirarla, pues sus pies pateaban hacia abajo la tierra suelta. La espada en su mano cortó más de la telaraña que sostenía las rocas y de repente, como un costal de arroz, la telaraña se desgarró derribando parte de los escombros por todo el suelo. La nube de polvo volvió a cubrir el lugar mientras la cultivadora retrocedía con miedo. Se asomó detrás de una roca y ahí pudo ver a Jiang Shen tosiendo mientras salía de entre dos montañas de tierra y roca- Cof...cof... Lo siento, ¿No te hice daño?

Cuando la cultivadora escuchó esa pregunta se soltó llorando y corrió a los brazos de Jiang Shen, quien se congeló por el impacto ¿Ella en realidad estaba herida por su culpa? Jiang Shen bajó la mirada para revisarla con cuidado, pero luego de unos minutos pudo comprender que pasaba; ella sólo estaba asustada y no sabía cómo dar las gracias a este hermano mayor. Ese lado femenino que había tenido en vida podía ser útil en momentos como este. Sonrió dulcemente y le palmeó la espalda con suavidad.

-Ya pasó, no tengas miedo- consoló notando cuan sucia estaba su ropa luego de la caída. Miró con critica el vestido color lila de la dama, casi impecable, y no pudo permitirse el agarre. La tomó de los hombros alejándola unos centímetros-. Vamos, todo está bien, no quiero ensuciar tu ropa. No puedo permitir que una dama luzca mal por mi culpa.

La cultivadora abrió los ojos muy grandes, cabeceó con letargo y con las mejillas encendiéndose poco a poco, una tímida sonrisa se pintó en sus labios antes de alejarse y corregir su propia postura, en ese momento se comenzó a preocupar por su cabello desarreglado conforme le lanzaba miradas furtivas al hombre a su lado.

-¡Hermano Jiang!- gritó Jiang Fai corriendo sin aliento hasta dónde él estaba- ¿Estás bien?

Jiang Shen se giró viendo que Zhao Tian y Qui Yin también se acercaban y lucían saludables, aunque Qui Yin lucía decaída. Torció una ceja pero igual respondió y se sacudió así mismo el polvo que lo cubría.

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora