Capítulo 37

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Luego de que las rocas restantes del impacto de Zen Yie terminaran de derrumbarse, el silencio hizo perceptible el fluir de la energía del portal, aun cuando la distancia aumentaba cada segundo a causa de que los demonios deliberadamente caminaban lejos de las flores y Jiang Shen afirmaba no tener problema con ello mientras los seguía. El polvo también se había asentado y permitió ver mejor la silueta bien formada del protagonista portando a SheLiang. Jiang Shen nunca había sentido tal felicidad al enterarse del bienestar de alguien, por lo que procuró no demostrarlo en su cara; deseaba preguntar cómo se sentía, si su cuerpo estaba bien o si tendría problemas con las flores de nuevo. Al final, esas y más preguntas se ahogaron en su garganta. Algo le decía que las palabras sobraban en el discreto intercambio de miradas que Zhao Tian y él se dieron antes de dirigirse al general demonio.

Su Zhou bajó su espada dibujando una sonrisa amarga, de no ser porque con sus manos portaba su arma, era seguro que hubiera aplaudido divertido-. Ha pasado mucho tiempo, Xia Yue.

- ¿Xia Yue? Shizun, conoces a... ¡Ah!- exclamó la mujer demonio apartándose de las rocas y señalando a Zhao Tian-. ¿Este hombre es esa criatura débil que cuidaba antes? ¿El niño humano que escapó? ¡Wow! No esperaba que creciera de forma tan magnífica.

El remarcar el hecho de qué era aquel que escapó de él, generó un repentino brinco en las cejas de Su Zhou, no parecía haber dejado un buen sabor en su boca, de todos modos su sonrisa no desapareció e hizo un gesto para que la dama descendiera el nivel de su emoción-. Es él, Zen Yie, ahora compórtate.

-Buu, quiero ayudar a Shizun~

Jiang Shen, al ver el cuerpo aparentemente delicado del demonio retorciéndose casi seductoramente pero con toques infantiles, sintió que iba torcer los ojos y luego vomitar en algún rincón. Nunca se hubiera imaginado que la mujer "arruina buenas novelas" pudiera ser del tipo pegajoso con voz chillante.

¿¡Qué edad se supone que tiene esta mujer!?

-Zen Yie – dijo Su Zhou sin apartar la mirada de Zhao Tian. Ya no era amigable.

-...ahh, está bien.

Tan pronto ella se sentó en una roca lejana apoyándose en sus brazos con un enorme puchero en sus labios, Zhao Tian entrecerró los ojos dando un salto. Volvió a mirar a Jiang Shen que permanecía a unos metros del demonio y luego le dijo a Su Zhou-. Aléjate de él.

-Xia Yue, recién estoy conociendo al joven maestro Jiang ¿Por qué debería escucharte?- se encogió de hombros agregando-. Pero más importante, ¿Realmente esto es lo primero que dices luego de tantos años sin ver a tu padre?

-...

Llamar padre a un demonio que en realidad le había arrebatado la poca felicidad que construyó en el pasado, era imposible para cualquiera, incluso para alguien tan sereno como lo era el protagonista. Zhao Tian colocó una cara de disgusto retorciendo su agarre en el soporte de su espada. SheLiang tembló de rabia.

Su Zhou carcajeó al notar esa reacción. Su postura de ataque había bajado la guardia sólo para limpiarse las lágrimas de su burla, pero Jiang Shen no sintió que era apropiado atacar y molestar a este demonio, no con otro personaje como Zen Yien vigilando su espalda. Su Zhou continuó- Creo que debo agradecer el trato que le diste a mi hermano Ren Shuan en Jing, rara vez lo veo en tan mal estado y gracias a eso ha estado bastante callado y dócil intentando recuperar su brazo- Alzó su propio brazo ausente-. Él tendrá más suerte que yo, así que no voy a permitir que hable en serio de su venganza... tú eres mío, Xia Yue.

Al decir eso, los ojos burlones que podrían haber pasado por la mirada de una persona alegre y casi bondadosa, desparecieron remplazándose con un par de ojos rojos de apariencia fría. Zhao Tian y Jiang Shen retrocedieron un paso apuntando sus armas contra el demonio.

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora