Capítulo 68

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Tan pronto una nueva luz apareció en el panorama deslumbrando a Jiang Shen, sus pies retrocedieron sobre la superficie buscando escapar del agarre que lo había arrastrado hasta aquí, pero aunque era un buen intento, desde que la otra persona no lo sujetaba más, tal acción no logró otra cosa que llevarlo a perder el equilibrio y rodar por una pequeña colina hasta parar sus giros vergonzosamente con la cara. A medias y conteniendo el llanto por el dolor, su mano palpó la maldición de Hong que sólo hace un momento había vuelto a activarse, sin embargo al no encontrar ningún problema o reacción extra, por fin dio un vistazo al lugar con líneas negras cubriendo su expresión. Si bien estaba agitado, su mente aún le recordó confirmar que KuaiFang estuviera en su cinturón mientras sus ojos recorrían el suelo grisáceo y árido que lo rodeaba, gradualmente, su visión se elevó al cielo y ahí, encontró un inusual color violeta en las alturas.

Por un segundo, Jiang Shen inclinó la cabeza a un lado no comprendiendo cómo un color así se había adueñado del cielo, no obstante mientras más estudiaba el extraño escenario a la vez que lo admiraba, una severa inquietud se fue sembrando en el interior de su corazón y poco a poco se drenó hasta la última gota de sangre de sus mejillas.

Ah, él sabía de este lugar...definitivamente lo conocía.

A tientas giró su cabeza para ver el horizonte, justo para encontrar lo que menos quería ver.

El lago Zishui...

Zishui era un área sagrada que cubría gran parte del territorio del Oeste y, a diferencia de todos los paisajes apegados a la antigua China de la historia, este escenario parecía ser el reflejo de cuando el escritor tuvo una mala racha y sólo dejó volar su imaginación para luego dar la simple explicación de que el color se debía al fondo del lago cubierto por amatistas, aparentemente gracias a ser inspirado por un documental de las cuevas de Naica. Pero el color no era lo más asombroso, sino que hizo que aquellos cristales cultivaran su poder hasta ser capaces de igualar la fuerza de los dioses, lo que las convirtió en lo más poderoso de la novela. Sí... una piedra era lo más poderoso ¡Una piedra! Jiang Shen casi escupía sangre releyendo esa información otorgada por el sistema.

Además, se decía que en la isla que yacía a un costado del enorme lago, una antigua tribu había creado una barrera y levantado un volcán para detener a los intrusos que quisieran robar tan desmesurado poder; castigándolos con fuego, relámpagos y caídas mortales hacia las estacas creadas a partir de las formaciones de cristales. El tiempo era desafiado en el interior y muy pocos podían sobrevivir a su presión, o mejor dicho, nadie excepto el protagonista, quien en arcos futuros de la novela original, a la edad de treinta años, viajaba a este santuario con sus discípulos luego de escuchar los rumores acerca del volcán siendo susceptible a explotar por acumular siglos de energía resentida, que a su vez había corrompido la pureza de las gemas. Ocurría una evacuación y Zhao Tian bloqueaba exitosamente la onda expansiva como si ningún poder en el mundo se atreviera a dañarlo y con eso, añadía otro logro a su historial.

Sin embargo, el autor sintió más adelante que Zishui debía ser un lugar más importante para el desarrollo de la trama desde que era, desde su punto de vista, el mejor escenario que había creado hasta ahora. Así que lo retomó cuando Zhao Tian se nombraba como el líder de la secta demoníaca e hizo que se dirigiera aquí para tomar el poder de las gemas; tras sobrevivir milagrosamente, construía su nueva secta en la base del volcán y reinaba por otro par de años hasta descubrir que el poder de los cristales lo había envenenado, convirtiéndose así en el punto culminante para hacerlo vulnerable al asedio que terminaba con su vida.

¿Es que este escritor terminó odiando a sus personajes luego de haber pasado por el divorcio? No sólo condenaba a las esposas del protagonista para mandarlo a él con un demonio femenino que más tarde lo abandonaría por un humano, sino que lo envenenaba y exponía en su forma más débil para permitir que los cultivadores le dieran un ridículo fin.

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora