Capítulo 32

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La noche finalmente había caído dejando una fría brisa con olor a tierra húmeda y en las calles muchas personas caminaban en grupos familiares en busca de enterarse si todo había acabado, por lo que cada vez que tenían la oportunidad interceptaban a jóvenes cultivadores para preguntar la situación. Era razonable que la gente aún estuviera alerta, pues no todos los días se vivía una experiencia cercana a la muerte, sin embargo, gran parte de esas familias habían perdido sus hogares durante los incendios producidos por los conjuros demoníacos y lamentablemente varias vidas habían perecido a manos de ellos. El único alivio que le quedaba a los sobrevivientes era saber que todo pudo haber terminado peor de no ser por la ayuda del clan Han Zhao, el cual llegó justo a tiempo para frenar las líneas delanteras de los demonios, aunque no había sido sólo eso lo que los salvó, sino que los maestros de rangos superiores de los clanes tuvieron una larga charla respecto a la repentina huida de los enemigos a media batalla, que de no hacerlo, probablemente las bajas habrían sido mayores y el final podría lucir más parecido al de la novela original.

Pese a la tensión dejada en Jing, con tres de los clanes más fuertes de todo el país reunidos en un mismo lugar, las cosas se asentaron más pronto de lo que se hubiera creído. La asistencia médica llegó para atender a los necesitados, mientras que otra tropa de guardias llevaba a la gente desamparada a casas dentro de la residencia principal del clan Jiang para darles alimento. Jiang Li dirigió a los cultivadores extranjeros que se ofrecían a ayudar luego de intercambiar palabras formales, pero era a Zhao Fang Yin y a Quiang Tao Lu que siempre iban a parar los agradecimientos sinceros de todos, incluyendo el del orgulloso líder de Jing Jiang. Estos tres hombres en la cima de sus respectivos clanes, al parecer tenían una extraña relación torcida que los hacía pelear muy seguido pero, debajo de eso, existía una estrecha amistad forjada a lo largo de los años en los que habían sido obligados a compartir sus penas, lo que eventualmente dio paso al suceso en el que formaron una alianza marcada con límites muy claros.

Durante la reorganización de la ciudad, algo de lo que nadie estuvo al tanto fue el instante en el que Quiang Tao Lu desapareció con un conjunto de sus hombres para volver a Liu; al parecer algunos de los espectros también habían llegado hasta allá, pero por fortuna lo único que lograron dañar fue un establo en las afueras del pueblo, del cual su dueño decidió ir a comprar maíz para sus pollos, ahora muertos, justo en el tiempo indicado para salvarse a sí mismo.

Ante los ojos de los hombres de la delantera, era gracias al comando del líder Quiang y a las trampas dentro del bosque, que la mayoría de los espectros del lago habían sido capturados y purificados. Para los más jóvenes de Jing, era de admirar que este poderoso hombre fuera el mejor amigo del líder Jiang y más aún, que su propio líder fuera igual de fuerte, siendo capaz de derrotar a varios demonios por su cuenta. No, no sólo era eso, también estaba la magnánima presencia de Zhao Fang Yin, el hombre que encabezó el conjuro para controlar las impurezas demoníacas que atacaban a la gente. En conclusión, eran un trío sólido y confiable a vista de cualquiera. 

El orden fue primordial las primeras horas, con el objetivo de no dejar huecos en el bienestar de la gente, no obstante los cultivadores de Jing no deseaban bajar la guardia aún, por lo que patrullaron constantemente los cielos en busca de algún espectro o demonio dejado atrás, si lo encontraban, lo eliminaban de inmediato. Eran los discípulos de Jing Jiang los más heridos en este momento y a pesar de estar aliviados, no podían sonreír tanto como los que habían sido salvados, ya que parte de las bajas habían estado en el interior de la casa principal; el abuelo y antiguo líder Jiang Luo, había sido atravesado por el ataque de uno de los demonios justo en el momento en el que él y Zhong Huo controlaban las cosas desde dentro. Fue Jiang Fai el que los encontró a tiempo enfrentando a los demonios para protegerlos y si bien su entrada fue triunfal, ya era demasiado tarde para el hombre anciano, lo que dejó al pequeño shidi al borde de la rabia. Según palabras del tío de Jiang Shen, él peleó de manera magnifica hasta acabar con uno de los demonios y ahuyentar al resto. Lo que pesaba más sobre esa escena, era que en el proceso el brazo de Jiang Fai fue herido hasta el punto en el que los médicos lo declararon incapaz de curar. Su batalla más hermosa y valiente fue la conclusión de su atraso más grande para ser un cultivador experimentado.

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