Capítulo 61

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Las miradas de todos los siguieron en el aire, era obvio que Zhao Tian planeaba salir del palacio aunque su pelea con Bing Huang-fu seguía inconclusa, pero si nadie los detuvo fue porque, ni siquiera los demonios, pudieron tener una reacción clara sobre lo que había pasado; era la segunda vez que el maestro Zhao secuestraba a alguien delante de ellos y si bien no muchos lo sabían, daba la casualidad que la persona era la misma en ambas ocasiones, un detalle que era mejor mantener en secreto si no querían que la noticia diera pie a otros rumores, los cuales podrían ser más una revelación de lo que pasaba en realidad.

Quiang Xen frunció las cejas exasperado, por un segundo la imagen de la pareja huyendo le afectó lo suficiente como para olvidar mostrarse preocupado por su amigo, quien al parecer no era capaz de siquiera cerrar la boca por la sorpresa de ser tomado igual que a una princesa. Negó recuperando su concentración y cortó la última serpiente, estaba a punto de tomar vuelo para perseguirlos, cuando el líder Zhao Fang Yin lo detuvo.- Maestro Quiang, no creo que sea necesario seguirlos. Confiemos en que resolverán las cosas por su cuenta, nosotros como sus mayores, tenemos el deber de darles tiempo para que conversen.

Con un vistazo insatisfecho, Quiang Xen se giró a verlo-Patriarca Zhao, con todo respeto, su hijo no está en buena condición, no sabemos qué tan claras son sus ideas o sus motivos de hacer las cosas, y Jiang Shen...él también tiende a ser imprudente cuando se trata del joven maestro, que estén solos es...- incapaz de continuar al no decidir si el acto era arriesgado o desvergonzado, agitó la cabeza apretando el puente de su nariz.

Dando una risa, el patriarca palmeó su hombro para consolarlo. Se giró a Yen Hao y a Bing Huang-fu; Shuijing, desde su primer intento de moverse, había estado flotando delante de los dos para impedirles el paso.- Maestro Bing Huang-fu, como dije, esos dos deben tener una larga charla, así que es mejor que estén solos. Le pediré entienda mis razones y espere un poco.

-¡Ja! ¿Qué te hace pensar que escucharemos? No te atrevas a darnos órdenes- gruñó Yen Hao llenando de energía su garra. Avanzó con ojos fríos, dispuesto a terminar las cosas lo más pronto posible, pero a continuación le fue imposible no tropezar en el aire tras escuchar la inesperada carcajada de Bing Huang-fu.

-¡Entiendo, entiendo! Jajaja, haga lo mejor para detenernos en ese caso, patriarca - dijo sonriendo.- Pero debe comprender que mis hombres no son tan pacientes como lo soy yo, después de todo, el joven Zhao tomó algo que es importante y si no lo seguimos sería malo.

Zhao Fang Yin se inclinó con una sonrisa similar.-Eso haré, agradezco la advertencia.

Yen Hao y Quiang Xen, miraron el intercambio casi amistoso que tenían los líderes con líneas negras en el rostro; ambos eran lo que se decía despreocupados.

Aun sintiéndose incómodo, Quiang Xen se volteó una vez más hacia las dos siluetas del cielo. Sabía que la relación que tenían Zhao Tian y Jiang Shen no era una normal, hace mucho tiempo había visto señales que los dos hicieron muy claras para todos quienes los rodeaban, pero no lo suficientemente directas para ellos mismos. Reconocía que eran un par de tontos, sin embargo al no haber antecedente de que su pequeño didi pudiera tener ese tipo de gustos, su corazón se sintió traicionado de alguna manera, pues una vez pensó que lo conocía igual que a un hermano de sangre y darse cuenta que no era así le impidió dar su aprobación por las buenas. Chasqueó la lengua - ¡Jiang Shen, más te vale que sepas qué haces!

El grito alcanzó su objetivo aun cuando la distancia ya era mucha entre el suelo y ellos.

¿Saber qué hago, hermano Quiang? ¡No sé ni cómo llegué a esto! Pensó tragando saliva y bajó la mirada a sus manos que aún sujetaban a KuaiFang. No intentaba resistirse al agarre, sabía que ni en su mejor forma lograría ser más fuerte que Zhao Tian en su versión de villano y soltarse para liberarse tampoco sonaba como una opción cuando volaban tan alto. Incluso fue temeroso de aferrarse al cuello del protagonista, siendo que sus ojos no eran ni un poco cercanos a lo gentil, pero porque también tenía miedo de caer, sutilmente se aferró a la túnica negra.

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora