Los mil cielos

Capítulo 40

El grupo de personas no podía quitar de sus rostros la confusión que la presencia del otro bando les causaba. Jiang Shen había llamado al líder Qui Bai, por lo que automáticamente él había dado un paso al frente para analizar a los dos cultivadores. Dijo receloso.- ¿No son estos los hijos del líder Zhao y el líder Jiang? ¿Por qué están aquí?

Jiang Shen se inclinó a medio torcer su ceja-. Eh, líder Qui, si no es mucha la molestia, ¿podría decirnos dónde exactamente es aquí?

Qui Bai hizo más profundas las arrugas de su frente.- ¡Hmph! ¿Qué ridiculez dices?

-Líder Qui Bai- Zhao Tian dio un paso al frente y acunó sus puños-, estamos en una situación en la que no conocemos nuestro paradero, así que si pudiera...

El efecto del protagonista era muy parecido al de Zhao Fang Yin, por lo que Qui Bai presentó un cambio de actitud automático.- Joven Zhao, entiendo lo que dice, pero ustedes son los que han venido a Li ¿Cómo es posible que no tengan ese conocimiento siendo el territorio tan amplio?

¿Estaban en Li?

Ni Zhao Tian ni Jiang Shen pudieron evitar ver alrededor e incluso revisar el lugar dónde había estado el portal. Ya era asombroso el haber escapado a tiempo de la furia en desarrollo de Su Zhou y de la disputa silenciosa que Huan Mao y Zen Yie continuaron a espaldas de su superior, eso y las decenas de escenarios en las que ambos tenían que enfrentar a los guerreros demonio sin sus espadas. Ahora resulta que habían caído en Li y, si bien lo único que tenían eran dudas, ninguno se sentía capaz de preguntar. Al menos podían bajar la guardia con este grupo de estirados amantes de lo místico. Qui Bai era un líder de mal carácter, pero nadie podía negar qué era un líder hecho y derecho.

-¿Así que, por qué están aquí?- repitió e hizo una seña para que sus hombres bajaran sus espadas.

Ninguno de los cultivadores de Li había bajado su arma hasta ahora, lo que hizo ver a Jiang Shen que por ello era bien dicho que estos hombres no disfrutaban de relacionarse con las demás sectas. Dijo cortes-. Líder Qui, no hemos venido a agraviar a su gente o a usted, dio la casualidad de que nos involucramos con un grupo de demonios y terminamos por ser arrojados a este lugar sin darnos cuenta. Perdimos nuestras espadas y nuestra energía fue contenida por sus poderes, no tenemos manera de ofenderle.

-¿Un grupo de demonios? ¡Ja! Así que a Jiang Li no le basta con venir a recolectar conjuros contra ellos, sino que está llevando las cosas más lejos e invade su territorio, dime joven ¿La venganza también es tu guía?

-...La guía de mi padre es la misma que la mía, pero me temo que no es la que usted está pensando. Nosotros no deseamos que otro pueblo pase por lo que vivió Jing-. Inclinado, Jiang Shen ya tenía los ojos puestos sobre las pertenencias del grupo que estaban a los pies de uno de ellos. Su acción había sido para distraerse y no dar una respuesta que seguramente no le traería bien a nadie, sin embargo entre más miraba no pudo evitar comenzar a prestar atención a los detalles.

-Al parecer no estás enterado, joven Jiang.

Jiang Shen levantó la cabeza e intercambió una mirada rápida con Zhao Tian-. ¿Qué quiere decir eso?

Qui Bai resopló- Dos pilares más se abrieron en la cercanía de Liu la noche anterior.

Al escuchar eso, Jiang Shen olvidó toda conducta adecuada y avanzó hasta el líder con su corazón palpitando de amargura, buscaba tomarlo del cuello de su ropa - ¿¡Cómo fue que pasó!? ¡Ellos no...!

Los discípulos de Qui Bai volvieron a levantar sus armas y Zhao Tian se apresuró a evitar que Jiang Shen avanzara más. Lo tomó del hombro susurrando-. Tranquilizante.