⚕️Segura⚕️

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Narra ___

La luz empezó a molestarme, así que abrí los ojos con dificultad. Miré a mi alrededor, pero Slash no estaba allí.

Me levanté rápidamente, lo primero que hice fue ponerme una camisa. Anoche, después de ver la película, hicimos mucho más que eso.

Salí a la sala y me sorprendió ver a los chicos ya listos. Eso era raro, porque aún era muy temprano.

—Buenos días —saludé, mientras me dirigía a la cocina.

—Por fin se levanta la bella durmiente —bromeó Izzy, sirviéndome el desayuno.

—Estaba algo cansada —respondí, mirando la comida que Izzy me estaba sirviendo.

—Cómo no, si Slash te dio toda la noche —comentó Axl, mirándome con seriedad. Me sonrojé un poco y los demás no pudieron evitar reírse.

—¡Cállate, puta pelirroja! —dijo Slash, tirándole una almohada a Axl—. Aunque, ¿sabes qué? Sí, cogimos muy rico hasta caer rendidos —agregó, y yo no pude evitar abrir los ojos como platos.

—¡Cállate, Slash! —grité, mientras tomaba la almohada que Axl le había tirado y se la lanzaba a él. Todos estallaron en carcajadas.

Los chicos terminaron de desayunar rápidamente y se fueron al estudio para grabar. Después tenían que ir a una rueda de prensa y a una entrevista. En la casa quedamos solo Erin y yo, ya que Mandy se había ido a Miami a visitar a su mamá.

Me metí a la ducha, no me demoré mucho. Salí de allí y me sequé el cuerpo rápidamente. Decidí colocarme unos jeans, una blusa con transparencias y unas botas militares. Al salir, me encontre a Erin viendo televisión con un pote de palomitas que le robo a Steven sobre su regazo. 

—¿Me acompañas? —pregunto, tomando mi bolso y las llaves del auto.

—¿A dónde? —me mira confundida, todavía con el control en sus manos.

—A un bar. Quiero reservarlo para la fiesta de cumpleaños de Slash —explico. Ella asiente y se levanta del sillón. Subimos al auto y conduzco hacia un lugar bastante conocido entre los hombres necesitados de "atención". Nunca pensé que entraría a un bar de strippers, y cuando llegué a preguntar, el guardia pensó que iba a pedir trabajo.

El lugar estaba lleno de luces de neón de varios colores, creando una atmósfera un tanto surrealista. Había varios mini escenarios con un tubo en el centro, pero uno mucho más grande destacaba. Alrededor, había sillones de cuero elegantes, con gente conversando o disfrutando del espectáculo. Una pequeña barra en un rincón tenía a una chica limpiando copas y acomodando botellas.

—Hola, qué pena molestarte —digo, llamando la atención de la chica que está detrás de la barra.

—¿Qué se les ofrece? —responde amablemente.

—¿Podrías llevarnos con el jefe del lugar? —pregunto. Ella asiente con una sonrisa y, sin dudarlo, sale de la barra. Nos hace señas para que la sigamos.

Caminamos por un pasillo lleno de puertas hasta que se detiene frente a una. La chica toca ligeramente y abre.

—Jefe, lo buscan —dice, mirando a un hombre de unos 45 años. Estaba sentado, fumando un habano con una actitud relajada.

—Pase, pase —nos dice con un gesto de la mano, invitándonos a entrar.

El lugar es elegante, iluminado con luz roja, con una decoración lujosa que resalta aún más bajo esa luz tenue. Nos quedamos observando un momento, sorprendidas por lo exclusivo del sitio.

—Hola... Mucho gusto, soy _______ Cruz —digo, sonriendo con amabilidad.

—Ya sé quién eres, preciosa. ¿Qué quieres? —responde mientras quita el habano de su boca, clavando su mirada en Erin y en mí.

—Quisiera reservar este lugar para una fiesta privada —digo con seriedad.

El hombre me observa por un momento, y luego sonríe.

—¿Para quién es la fiesta? —pregunta, curioso.

—Para Slash, el guitarrista de Guns N' Roses —le respondo, manteniendo mi tono serio.

—¿Tu novio? ¿Vas a hacerle una fiesta a tu novio en un lugar lleno de chicas desnudas? —pregunta con una sonrisa divertida. Yo asiento y él se echa a reír—. Qué chico tan suertudo... ¿Para cuándo lo necesitas? —dice, sacando una pequeña libreta de su cajón.

—Para el 23 de julio —digo, mientras me acomodo en una de las sillas frente a su escritorio.

Seguimos conversando, y el hombre me da toda la información que necesito para organizar la fiesta.

—Señor lo que pasa es que mi novio quiere cumplir un fetiche, me pregunto si habrá un cuarto para eso

—¿Un trío? —Yo niego con la cabeza.

—Él quiere que sea su sumisa. 

—Si de hecho tenemos una habitación con todos los juguetes necesarios, pero ¿en serio quieres hacer eso? No quiero ver como lloras porque tu novio te dio una nalgada.

—Sé de qué trata —respondo a la defensiva.  

—Una cosa es saber y otra cosa es hacerlo. Los golpes son lo de menos, pero tu novio te va a coger tan duro que no vas a poder caminar —trago saliva—. Te daré una copia de la llave, es la habitación con la puerta roja, tu debes de comprar los juguetes en la barra, nosotros no suministramos esos artefactos. 

—Muchas gracias —sonríe con amabilidad, aunque su actitud no me inspira nada de confianza.

—De nada, linda. ¿Necesitas algo más? —me pregunta, observándome de arriba abajo. Se levanta de su silla y da un paso hacia mí.

—Me tengo que ir... De nuevo, muchas gracias —respondo, levantándome rápidamente y dirigiéndome hacia la salida, aunque puedo sentir la mirada del hombre clavada en mi espalda.

Camino a paso apresurado por el largo pasillo, buscando a Erin. Finalmente la encuentro en la barra, conversando con la chica que nos había ayudado.

—¿Me regalas una copa de vodka con jugo de arándano, por favor? —digo, y la chica me sonríe antes de ponerse a buscar la botella.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —me pregunta Erin, notando el cambio en mi actitud.

Asiento con la cabeza, mientras observo a la chica preparar la copa. Me la tomo rápidamente, y sin perder tiempo, salimos del lugar. No me olvido de pagarle a la chica antes de irnos.

—¿En serio qué pasó? —insiste Erin, ya cuando estamos en el auto, con el motor encendido.

—Ese imbécil intentó coquetear conmigo cuando estaba reservando el cuarto —respondo, sin apartar la mirada de la carretera.

—Eso a Slash no le va a gustar —dice Erin, mirando a través de la ventanilla.

—Por favor... no le digas nada, quiero que sea una sorpresa... —le pido, esbozando una pequeña sonrisa, aunque la incomodidad aún persiste.

—Está bien, no le diré nada —sonríe y me da un leve apretón en el hombro. Luego cambia de tema—. Oye, ¿cuándo vamos a ver tu vestido?

Mierda, se me había olvidado completamente.

—La verdad, no lo sé. La próxima semana tal vez... voy a estar más libre después de todo lo de la fiesta de Slash —digo, algo distraída por todos los planes que tengo en mente.

—Perfecto... Tienes que verte hermosa, eres mi madrina —dice, poniendo su mano en mi hombro con una sonrisa.

Aunque me alegra que se preocupe por mí, mi cabeza está llena de pensamientos sobre la fiesta de Slash... ¿Cómo voy a hacer que todo salga bien? Qué nervios.


Fuck you. [Slash & tu] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora