Fuck you. [Slash & tu] ✔️

⚕️Me Da Igual⚕️

Narra ________. 

Erin se sintió aliviada al ver que Axl no estaba acompañado de ninguna chica, pero la incomodidad seguía siendo fuerte. No quería volver a estar con las chicas; sentía que algo no estaba bien, y los nervios de Slash sólo lo confirmaban. Se notaba en su rostro: esa cara llena de ansiedad mezclada con la derrota, producto de las drogas que seguía consumiendo. Lo que más me molestaba era el hecho de que se estaba excediendo con la heroína. Yo consumía, sí, pero de manera controlada, no como él.

—Pensé que estabas en el bar—me dijo, mientras sostenía un cigarro de marihuana con una mano y una botella con la otra.

—Erin quería ver a Axl—le respondí, mirándolo seria, mientras me llenaba de dudas. ¿Realmente había estado con alguna chica?

Decidí que lo mejor era irme.

—Bueno, yo me voy—le dije y empecé a caminar hacia la puerta. Justo cuando me aproximaba, su mano me detuvo.

—¿Estás enojada? —preguntó, frunciendo el ceño. Noté un atisbo de desesperación en sus ojos, algo que me desconcertó.

—No lo sé... ¿Estabas con otra mujer? —le pregunté de golpe. Él negó, pero su nerviosismo me dejó una sensación rara.

—¿No vas a volver? —dijo, y de repente vi a una chica salir de donde estaba él. Extrañamente, no sentí celos. Sólo una especie de vacilación.

—¿Sabes qué? Ya no contestes —dije, tratando de calmarme, aunque aún no comprendía muy bien cómo reaccionar. Mi confianza era total, y tal vez por eso no lo veía como una amenaza. No sé... Por algún motivo, sentí que Slash no me cambiaría por una chica, aunque las pruebas a su alrededor lo contradijeran.

—Hablemos en otro lado —me dijo mientras tomaba mi mano, llevándome fuera del bar.

—¿En serio, Slash? —le pregunté, un tanto cansada, mientras nos sentábamos en una banca. Él sacó un cigarro y yo imité el gesto.

—No pasó nada... Ella me ofreció heroína, la acepté, y mientras la inhalaba, me besó,  y lo seguí porque estaba demasiado drogado. Te lo juro, no pasó nada más —se defendió, y aunque su voz sonaba sincera, podía ver la desesperación en sus ojos. La verdad, no pensaba pelear con él. Ya sabía cómo arreglármelas.

—Tranquilo... No pasa nada —le respondí, sin realmente creerle del todo. Su cara, sin embargo, lo decía todo: estaba confundido.

—¿En serio? —preguntó, escudriñándome con la mirada.

Me quedé mirando su rostro, sabiendo que la historia estaba lejos de cerrarse. A mí me molestaba que siguiera con su vida de "puta y perro". La arrogancia con la que disfrutaba todo aquello ya no me divertía.

—Dime algo, ¿te gustó el beso? —le pregunté, observándolo bien. Cuando exhaló el humo del cigarro, negó con la cabeza.

—Yo sólo disfruto tus besos... Tus labios son deliciosos, mi amor —respondió. Se acercó y yo lo aparté sin pensarlo.

—¿Sabes qué, Slash? Jimmy Page besa delicioso —dije con una sonrisa traviesa, sin importar que eso lo alterara. Él me miró mal, mientras yo mantenía mi mirada desafiándole.

—También Sebastián... Podría besarle todo el día —añadí, disfrutando el sentir que todo esto le afectaba. Él suspiro, se recostó en la banca y me miró.

—Dices todo esto para que me sienta mal, ¿cierto? —me preguntó, y vi cómo me observaba.

—No, Slash... Te estoy diciendo la verdad—le contesté tranquilamente, como si las palabras no tuviesen poder. La incomodidad creció. Sabía que estaba tocando un punto sensible para él.