Fuck you. [Slash & tu] ✔️

⚕️De nuevo⚕️

Narra _______.

—¿Seguimos peleados? —pregunta Slash mientras me mira con esa sonrisa que mezcla nerviosismo y deseo. Sé que le gusta llevarme al límite, pero esta vez yo tengo el control. Lo miro seria, casi divertida. Me agrada verlo inquieto, aunque, para ser honesta, no estoy realmente enojada. No me molesta que se drogue; al fin y al cabo, yo también lo hago de vez en cuando. El problema es que él no conoce límites.

—No lo sé —contesto con tono enigmático, cruzándome de brazos y ocultando mi risa.

—Vamos, no seas así —insiste, rodeándome el rostro con sus manos, mientras planta pequeños besos en mis labios y, después, uno tras otro en mis mejillas, mi frente, e incluso mi nariz.

—¡Slash! —rio mientras trato de esquivarlo, pero él no cede, y sus labios siguen su asalto de cariño.

—¿Estamos bien o no? —pregunta al fin, con esa sonrisa que sabe que me derrite.

—Estamos bien —admito, soltando una risa ligera. Él aprovecha el momento para rodearme con sus brazos y sentarme en sus piernas, aferrándome con fuerza contra él. Su calidez y descaro son el refugio perfecto en medio de todo este caos.

—¿Qué te parece si nos escapamos de aquí? —susurra en mi oído, jugando con mi cabello, mientras yo enredo mis dedos entre su melena revuelta.

—¿A dónde? —pregunto coqueta, dejando que mis manos recorran suavemente su cabello desordenado.

—No importa a dónde —responde antes de hundir su rostro en mi cuello, subiendo después hasta el escote de mi vestido, donde deposita besos lentos y provocadores. Mis risas llenan el ambiente.

—Slash... ¡para! —le digo, aunque apenas puedo mantener la seriedad con las cosquillas que sus labios y barba ligera me provocan.

—No quiero parar, pero te propongo algo. Vamos a un lugar más privado —me murmura entre besos, acariciando mi espalda.

—Primero, tenemos que dar el discurso. No seas tan impulsivo. —Intento razonar, aunque las ganas no me faltan.

—Mierda... Tienes razón. —Rueda los ojos, visiblemente frustrado, pero su mano sigue subiendo y bajando lentamente por mi cintura. De repente, se inclina hacia mi oído y susurra—: Pero hay baños por aquí, y te aseguro que tienen mucho potencial para un buen uso.

—Relájate, Slash. Disfruta de la fiesta primero. Luego, tendremos nuestro momento —le digo, rozando mis labios con los suyos sin llegar a besarlo.

Sus ojos chispean de picardía mientras me mira fijo.

—Sabes algo... Me da igual quién esté mirando. Si digo que voy a hacerte mía aquí mismo, es porque lo haré —afirma, y antes de que pueda responder, me toma entre sus brazos como si pesara nada y comienza a caminar. Mi risa nerviosa no tarda en estallar.

—¡Slash! ¿¡Qué estás haciendo!? —le pregunto entre carcajadas, mientras rodeo su cuello con mis brazos, tratando de no llamar demasiado la atención. Algunas personas se giran curiosas, pero él no se inmuta.

—Llevándote a un lugar donde pueda cumplir lo que te prometí. —Se detiene en un callejón discreto detrás del edificio y me baja suavemente al suelo, sin soltar mi mano.

—No pienso hacerlo en un auto, Slash. —Cruzo los brazos y lo miro con desafío, aunque estoy jugando con fuego.

—Vamos, ___... —dice con dramatismo—. Soy adicto a dos cosas: las drogas y tú. Joder, no me lo pongas más difícil. —Me acorrala contra la pared, sus manos firmemente apoyadas a ambos lados de mi cuerpo.