Fuck you. [Slash & tu] ✔️

⚕️Nerviosa⚕️

Narra ________.

Tres meses después

Estoy en el aeropuerto, a punto de abordar mi vuelo a Londres. En un par de días, Jessie Parker estará casándose, y espero que esta boda la disfrute mucho más que la anterior.

Últimamente, Slash y yo hemos estado algo distanciados; él constantemente viaja entre Chicago e Indiana para ensayar y coordinar todo lo relacionado con el nuevo disco de su banda. Y ahora soy yo quien se va, esta vez sola, sin él.

—No quiero que te vayas —dice mientras me abraza por la espalda, apoyando su barbilla en mi hombro.

—Yo tampoco quiero irme sin ti... pero no queda de otra —respondo, volteando hacia él para devolverle el abrazo con fuerza. Su cercanía hace que el dolor de la despedida sea aún más difícil.

—Te veré en unos días. —Su sonrisa es suave, pero su mirada refleja la misma tristeza que la mía.

—Espero que pasen rápido. —Nos quedamos abrazados unos segundos hasta que una voz femenina anuncia que mi vuelo está por salir.

Antes de que coja mis maletas, Slash saca el collar que me regaló hace unos meses.

—Quiero que todos lo vean, sobre todo Brian —dice con una sonrisa traviesa. Me río y dejo que me abrace por la cintura. El beso en la frente que me da es cálido y reconfortante.

—Adiós... te amo —le susurro mientras intento no derramar lágrimas. Me retiene con un brazo alrededor de mi cintura, como si no quisiera dejarme ir, y sus labios encuentran los míos en un beso apasionado que me deja sin aliento.

—Te amo. Buen viaje —me dice antes de darme un último beso. Subo al avión, sintiendo cómo su ausencia empieza a pesar en mi pecho.

Durante el vuelo, me esfuerzo por dormir para calmar mi mente. El trayecto es largo y agotador, pero cierro los ojos y dejo que el cansancio me consuma.

Londres

Finalmente llegué. Tras un vuelo nocturno y unas cuantas horas de sueño incómodo, bajo del avión mientras el sol de Londres ilumina el mediodía. Me apresuro a recoger mi equipaje, ansiosa por encontrar a Jessie.

La veo de pie con Roger a lo lejos, charlando. Cuando nota mi presencia, sonríe ampliamente y viene hacia mí.

—¡Hola! —exclama, envolviéndome en un cálido abrazo.

—Hola, ____. —Roger me saluda con una sonrisa y también me abraza. Su voz siempre ha tenido esa cualidad tranquilizadora que te hace sentir bienvenida.

—¡Hola chicos! —respondo con entusiasmo mientras repartimos mi equipaje.

—¿Cómo fue el vuelo? —pregunta Jessie mientras caminamos hacia el auto.

—Largo, pero bien... aunque no quería irme sin Slash —digo con una sonrisa triste. Ambos me miran con comprensión.

En la casa de Jessie y Roger, me instalan en la habitación de huéspedes y me ofrecen un almuerzo sencillo. Más tarde, salimos a buscar el vestido para la boda. Después de recorrer varias tiendas, encontramos uno de dos piezas, en tono plateado, que es absolutamente perfecto. Jessie parece encantada con mi elección.

De vuelta en casa, Roger se marcha con sus amigos, y Jessie y yo decidimos relajarnos viendo televisión. Sin embargo, algo cruza mi mente y no puedo evitar preguntar.

—Jessie —la miro a los ojos—, ¿qué planeas hacer para tu despedida de soltera? Te casas en cinco días, así que supongo que tienes algo pensado.

Ella sonríe, un tanto pensativa.

—¿Qué te parece una pijamada?

Me río. La idea es tranquila, exactamente lo que necesito después del caos de las bodas anteriores.

—Me encanta la idea. ¡Déjamelo a mí, yo organizo todo! —digo, entusiasmada.

Jessie asiente y confía en mis manos la organización. Regreso a mi habitación para hacer unas llamadas. Primero hablo con Freddie, quien promete ayudarme, y luego marco el número de Slash.

Llamada

—¿Bueno? —Su voz al otro lado de la línea hace que mi corazón dé un vuelco.

—Hola, rulitos —respondo, jugando con el cable del teléfono.

—Hola, nena —su tono es seductor—. ¿Llamada hot como las que teníamos en Indiana?

Suelto una carcajada.

—No, Slash. No hay tiempo para eso.

—Siempre hay tiempo para eso. Ya me haces falta... —Su voz tiene un tono ronco, como si realmente lo sintiera.

—Y tú a mí, pero necesito un favor. —Escucho cómo reprime una risa mientras yo paso al asunto—. ¿Podrías traer tu colección de películas? 

—¿Qué quieres? ¿Las porno o las de terror? —bromea. Río, porque es Slash, siempre sarcástico, siempre inapropiado.

—Las de terror, imbécil. ¡Las porno ni las menciones!

Seguimos bromeando un rato más, y al final queda encargado de traer las películas y unas pijamas personalizados que un amigo en común confeccionará.

Mañana será un día agitado, lleno de compras y preparativos. Pero ahora, todo lo que quiero es disfrutar de la calma de este momento, la cual no tendría porque en pocos minutos debía estar lista para ir a una cena que organizaron para reunirme con los demás. 

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