⚕️Grandes Momentos⚕️

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Narra _______.

Llegamos casi al mismo tiempo a la casa de Roger. Al verla, los chicos se quedaron boquiabiertos. La mansión era colosal, mucho más de lo que habían imaginado. No era solo una casa, era un verdadero palacio. Tenía su propio estudio de música, una piscina enorme, y un diseño arquitectónico impresionante. Cualquier habitación de esa casa podría haber sido considerada una suite de hotel de lujo.

Todos entramos, y Roger no perdió el tiempo mostrándoles a los chicos cada rincón de su hogar, mientras Jessie, Erin y yo nos dirigíamos al living a buscar algo de alcohol.

—Pueden quedarse aquí si gustan —dijo Roger, volviendo con nosotros. Su voz era relajada, pero el brillo en sus ojos mostraba lo contento que estaba de recibirlos.

—Para mí sería un honor —respondió Steven, sonriendo de oreja a oreja. Los demás asintieron, reflejando la misma emoción. Roger les enseñó las habitaciones y los chicos no paraban de fangirlear, se notaba que estaban completamente fascinados por todo.

—Tú duermes en la habitación con ___ —le dijo Roger a Slash con una sonrisa pícara. Slash solo sonrió de medio lado, antes de seguirlo.

—Vamos... Te llevo —respondí, señalando la habitación que me habían asignado. Quedaba al final de un pequeño pasillo, justo al lado de un baño enorme y elegante.

Slash tomó sus maletas y me siguió. Sentí su mirada sobre mí, la sentía clavada en mi espalda como si fuera una corriente eléctrica.

—Lindo trasero —comentó en voz baja, haciendo que no pudiera evitar reírme.

—Cállate —respondí sin girarme, mientras abría la puerta de "nuestra" habitación. Dejé que dejara las maletas a un lado y salió de nuevo con los chicos.

Cuando volví al salón, todos estaban en su propio mundo: Steven devorando palomitas, los demás alternándose entre whisky y cerveza. Parecían estar completamente a gusto.

—Freddie... ¿Podrías venir un momento? —le pedí. Él me sonrió, siempre tan atento.

—Claro, primor —dijo, siguiéndome hasta mi habitación. Estaba buscando en las maletas de Slash los pijamas que habíamos ordenado. Al abrirlas, me encontré con las elegantes cajas, cada una con una tarjeta que llevaba el nombre de quien debía recibirla.

—Mira, son los pijamas —comenté mientras las sacaba y las mostraba. Freddie echó un vistazo a cada una, fijándose especialmente en la de Jessie, la de Mary, la de él y luego la mía.

—¿Esta es tu pijama? —preguntó, sacando la caja que tenía la mía. Cuando la abrió, una mezcla de encaje y tela semi-translúcida quedó expuesta. Mi rostro se sonrojó un poco. En ese momento, mi mente fue directo a Slash, y me pregunté si él había sido el responsable de escogerla.

—Sí, esa es —respondí en voz baja, tratando de ocultar la incomodidad que sentí.

Dejamos las cosas en su lugar y nos dirigimos de vuelta con los chicos, quienes ya no estaban en el living, sino en el estudio. Steven estaba tocando la batería con entusiasmo, Slash se encargaba de la guitarra, mientras que John conversaba con Duff mientras tocaba el bajo. Todos se veían increíblemente conectados, como si la música fluyera de manera natural entre ellos.

—Primores —dijo Freddie con tono juguetón, haciendo que todos se callaran y lo miraran. —¿Qué les parece si hacemos una fiesta en la piscina? Obvio, si no te molesta, cariño —añadió mirando a Jessie.

Ella negó con la cabeza, sonriendo, mientras los demás saltaron de sus asientos.

Sin perder tiempo, todos corrieron hacia el patio trasero, quitándose los jeans y las camisetas a medida que se acercaban a la piscina. Empezaron a saltar y a jugar como niños pequeños, llenos de energía. Era el sueño de cualquier fanática del rock: ver a sus ídolos divirtiéndose como si estuvieran fuera del escenario.

Fuck you. [Slash & tu] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora