Bienvenidos a Storybrooke

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Regina abre los ojos, exaltada.

- ¡Mamá, mamá!

- ¡Henry!

Salta de la cama en el momento en el que un Henry, más joven que el adolescente con quien había tenido una discusión no hace ni una hora, entra en el cuarto gritando y se abraza a su madre.

- ¡¿Qué has hecho?! ¡¿Fue por mi culpa?!

- No, Henry, claro que no. No se te ocurra volver a pesnsar una cosa así.

Desde fuera se oyen gritos procedentes de una turbamulta muy enfadada.

- ¡Mamá! ¡Seguro que piensan que has sido tú!

Rompen prestos el abrazo.

Regina está bloqueada.

- Henry, voy a vestirme. Vuelve a tu cuarto y no salgas de ahí hasta que yo te lo ordene, ¿entendido?

- ¡Si!

Henry sale corriendo y se escucha el golpe de la puerta al cerrarse.

Regina se dirige al armario. Sus antiguos trajes.

"Cuanto os echaba de menos"

Se decanta por unos pantalones largos con raya, una camisa roja con escote de pico y su sempiterna chaqueta negra a juego con los pantalones y los zapatos de tacón.

Se dirige a la puerta de entrada.

- Vamos allá. Uno, dos... ¡Tres!

Abre la puerta y casi es arrollada por la estampida de gente que inunda el Hall de su casa.

- ¡Exigimos una explicación!

- ¡La Reina ha sido la causante!

- ¡Queremos regresar!

Regina intenta en vano poner orden y hacerse oír.

Entran Blanca, David y Emma.

- ¡Regina!

"Por fin. Ya estoy salvada"

Blanca, lejos de ayudarla, se lanza contra ella y la zarandea con furia

- ¡¿DONDE ESTÁ MI HIJO?!

Emma se suma a su madre.

- ¡Los niños! Regina, ¡¿qué has hecho?!

Mientras, David pone orden y consigue acallar a la gente.

- ¡Escuchadme todos! Se que todo esto nos ha pillado por sorpresa tanto como a vosotros, pero seguro que nuestra reina tiene una explicación.

- Pues claro que tengo una explicación. Pero antes de comunicaros algo en firme, he de comprobar una cosa.

- ¡Que nadie pueda salir de tus dominios!

- ¡Aseguraros de que el hechizo ha dado resultado!

- ¡Ya no es la Reina Regina! ¡Ahora es la Reina Malvada!

"Ya he tenido suficiente"

- ¿En serio pensáis eso? ¿Tan poca credibilidad me he ganado a pesar de todo lo que he hecho por vosotros, que no dejáis de ser unos labriegos pueblerinos?

La masa enfurecida se solivianta.

David intenta mantener la calma.

- Regina, no te enfades. Sólo quieren saber la verdad.

- ¿La verdad? No tenéis ni idea.

Emma toma parte en la conversación.

- Pues ayúdenos a comprender.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora