Con traje de chaqueta y sin maquillar, baja la escalera una malhumorada pero temerosa Regina.
A los pies de la misma la espera Leopoldo.
- Estás deslumbrante Regina. Tus mejillas lucen un magnífico color.
No obtiene respuesta. Con un simple "gracias" habría bastado.
Tomados de la mano, los Reyes hacen acto de presencia en la cocina.
- Sabía que tu madre lograría convencerte de unirte al desayuno.
Cora se encuentra sentada en la presidencia de la mesa.
Todo está intacto. Tal cual lo dejó la alcaldesa la última vez que utilizó la cocina para hacer un poco de café y devorar un trozo de pastel de manzana que acababa de comprar en la Abuelita.
Cuando degustaba aquel recién hecho manjar soltó una carcajada tan genuina y sonora que cualquiera que hubiese pasado por delante de su puerta en ese momento, habría pensado que se estaba volviendo loca.
Pero no había podido evitarlo, la situación era de lo más irónica.
Toda su vida había tenido un vínculo especial con un manzano que su padre le había regalado cuando era pequeña. Ese árbol representaba para ella el cariño y la seguridad que sólo alguien muy querido puede ofrecerte.
Gracias a una manzana, consiguió que Blancanieves quedara sumida en uno de los hechizos que mejor resultado ha dado en toda su carrera como hechicera.
Y aunque una manzana también puso fin a su maldición, si no se hubiese interpuesto Henry, también le habría solucionado la vida.
En resumidas cuentas, podría asegurar con toda certeza que las manzanas han sido su único refugio durante todos estos años.
Y sin embargo, por más que lo ha intentado, es la fruta que más repugnancia le causa a la hora de comer.
Lo ha intentado todo: Zumos, pures, licores, pasteles, tartas...
Y odia su sabor. Totalmente. El simple hecho de pensar en devorar una le revuelve el estómago.
Sus pensamientos se ven interrumpidos por la autoritaria voz de Cora, que ahora se encuentra metida de lleno en el papel de madre educadora y amantísima.
- Cariño, estás muy guapa.
- ¿Qué?
- Tu madre acaba de felicitarte por tu aspecto.
Como si acabase de despertar, Regina suelta instintivamente la mano de Leopold y se abraza en un gesto inconsciente de autoprotección.
Su voz es confusa pero firme.
- Realmente te sienta bien descansar. Así luces mucho más atractiva, tesoro.
- Gracias, supongo.
- ¡Bueno señoras! ¡Creo que es momento de degustar la comida más importante del día!
Es ahora cuando la alcaldesa se da cuenta del tiempo que hace que no come nada.
Desde la cena con los idiotas de los Encantadores.
Nota como su estómago pide a gritos ser llenado con algo sólido.
Sin embargo...
- ¿Dónde está la comida?
¿Nadie había pensado en eso?
Cora y Leopoldo quedan callados unos segundos antes de tomar partido la más mayor.
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El Retorno de Cora.
Fanfiction¿Qué ocurriría si Cora Mills, madre de Regina, descubriese la forma de volver atrás en el tiempo justo hasta el momento en que llega por primera vez a Storybrooke? Tras instaurarse de nuevo la monarquía de la Reina Regina, todos los habitantes del B...