Operación Sin Nombre

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- Pensaba decírtelo. Por eso fui al hospital.

- ¿No fuiste a ver al bisabuelo?

Por un momento, la mente de Regina queda en blanco.

- ¿A quién?

Ahora recuerda. Por desgracia.

- A Leopoldo. Es el padre de Blancanieves. Y ella es la madre de mi madre. Aunque pensándolo bien, también es mi padre, ya que está casado contigo.

- El NO es tu padre. Nunca lo fue. Cuando te adopté estaba oficialmente soltera.

No es la primera vez que conversan sobre esto.

La última vez estaban sentados bajo dos sauces llorones.

Pero por culpa de su madre él no recuerda ese momento.

- Pero eso no es importante ahora. El caso es que mi visita al hospital nada tiene que ver con Leopoldo. Te buscaba a ti.

- Pues aquí me tienes

- Antes de empezar, quiero que sepas que nada de lo que voy a decirte ha sido idea mía. Ni siquiera lo apoyo. Pero es algo imparable.

- Estás asustándome.

"Venga, Regina. Lánzate"

- Cora y Leopoldo tratan de devolvernos al Bosque Encantado.

- ¿Y eso qué tiene de malo?

"Dulce inocencia"

- Que no vamos a volver todos. Algunas personas no van a regresar.

Henry da un pequeño salto en su asiento totalmente incrédulo

- ¡¿Qué?!

- ¡Cálmate! ¡Trato de buscar una solución a todo esto!

- ¡No podemos permitir que terminen con los finales felices!

Regina arranca el coche

Henry se deja caer de nuevo en el sillón

- ¡Lo sé! ¡No podemos permitir que se salgan con la suya! ¡Hay que hacer algo!

Sale marcha atrás del callejón y frena bruscamente porque un coche se cruza por detrás

- ¡Mira por donde vas imbécil!

Los ojos de la reina se encienden con odio y rencor a más no poder.

"¡Esa voz!"

Baja la ventanilla y saca medio cuerpo para gritar con más contundencia.

- ¡¿Tienes algo que decir ENANO INMUNDO?!

Leroy asoma también la cabeza.

- ¡Alcaldesa!

- ¡¿Acaso tienes amnesia?! ¡Te recuerdo que esa furgoneta debería estar en el desguace!

- ¡Pagué la multa! ¡Y si me descuido me tiene que comprar una nueva!

- ¡Será!

Se desabrocha el cinturón dispuesta a salir al encuentro del enano.

Henry trata de impedirlo

- ¡Mamá! ¡Vámonos de aquí!

- Antes tengo que acabar con un enano insolente

- ¡Por favor!

La mujer respira hondo y vuelve a su asiento.

Mientras se abrocha el cinturón escucha el ruido del motor de la ranchera de Leroy perderse en la lejanía.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora