Después de la ducha

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Regina termina su larga y relajante ducha.

La necesitaba. Hay pocas cosas que templen sus nervios en este mundo.

El baño es uno de ellos.

Con su abultado albornoz de tela de toalla se dirige al armario de su habitación.

En un primer momento va a ponerse un carísimo camisón de satén, pero finalmente se decide por unos vaqueros y un jersey negro de algodón.

Con un poco de suerte Cora y Leopoldo se han acostado y puede salir a dar una vuelta.

Quizá hasta cene algo en la Abuelita.

Llaman a la puerta.

"Demonios"

- ¡Estoy desnuda!

- Soy Shayna

- Espera un momento

Corre a abrir el cerrojo y entra Shayna, a medio transformar.

Una vez dentro termina de metamorfosearse.

- Estos cambios me revuelven el estómago. Cada vez son más difíciles de contrarestar.

La reina vuelve al armario y coge la ropa.

- Por cierto, he conseguido que el Rey me convierta en tu guardia personal. Tenemos vía libre para vernos.

La reina comienza a vestirse mientras Shayna revuelve sin ningún pudor entre los vestidos del armario.

- ¡Wow! ¡Cuántos vestidos! ¡Aunque están todos a medio hacer!

- Son así de cortos. En este mundo se es muy atrevido.

Coge uno negro de polipiel con una falsa costura en el frente del mismo.

- ¡Si yo hubiese llevado esto a casa mis padres me habrían matado!

Las dos mujeres empiezan a reír

- Si yo me hubiese presentado con eso ante mi madre, habría sido ejecutada en el acto.

Ambas continúan unos segundos más envueltas en grandes y genuinas carcajadas.

Hasta que un velo de tristeza repentina se instala en el rostro de Shayna.

- Siempre pensé que tendría este tipo de charlas con mi madre...

Se sienta en la orilla de la cama con los ojos medio abnegados de lágrimas.

Regina se coloca junto a ella y la consuela.

- Todo se arreglará, no te preocupes. Yo te ayudaré a que encuentres a tu hermano

"Y a que paguen por lo que han hecho"

- Llevo tantos años buscándolo, que no se ni si lo reconocería... Tengo miedo...

Se levanta de la cama, la coge por los hombros y la mira fijamente con una sonrisa

Sin ser consciente de ello, repite las mismas palabras que le dijo a Blanca la primera vez que se conocieron.

- A los miedos hay que hacerles frente. No puedes dejar que nada te paralice.

Shayna devuelve la sonrisa tímidamente.

Es la primera vez que alguien la escucha y consuela en mucho tiempo.

Sin embargo, Regina siente que debe ir más allá en sus palabras.

- Ya no estás sola. Tengo por seguro que lo que estamos a punto de hacer es muy peligroso, pero voy a ayudarte. Juntas lograremos reunirte con tu hermano y hacer que Cora y Leopoldo paguen por lo que han hecho.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora