Comida Esclarecedora

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Una vez han cumplido con la visita de cortesía, Cora y Regina van a la Abuelita a comer algo.

Entran al establecimiento con aire altivo, propio de la realeza.

Se acerca a la puerta Ruby, que todavía sigue sin hablarse con la Abuelita.

- ¡Alcaldesa! ¡Qué sorpresa!

- Déjalo Roja, no tenemos tiempo para tonterías. Danos la mesa que esté más al fondo.

Visiblemente molesta, Ruby las guía hacia la mesa más apartada del bullicio.

- Esta es la más alejada.

Regina va a sentarse de cara a la puerta, pero Cora se adelanta

- Si no te importa, prefiero sentarme yo aquí

Intercambian posiciones y Ruby aprovecha para terminar esto cuanto antes.

- ¿Sabéis ya que vais a tomar?

La madre de la alcaldesa se indigna ante semejante falta de respeto.

Pero Regina ya ha tenido suficientes problemas por hoy, así que zanja el tema de forma cortante.

- ¿Cómo que SABÉIS?

- Mi madre y yo tomaremos un café con un trozo de tarta. A ser posible que no sea de manzanas.

Recordemos que Regina odia el sabor de las manzanas.

La verdad es que la Abuelita y ella han hecho tarta de seis sabores diferentes, pero no quiere que se pasen toda la tarde hablando y molestando con el pretexto de "acabarse la tarta".

- No nos queda tarta

- ¿Me tomas el pelo? ¡Desde aquí puedo ver el mostrador!

- Ahora traigo todo

Ruby se marcha molesta y ligeramente avergonzada

"Esta chica es imbécil"

- ¿Se puede saber por qué permites que nos hable de esa manera?

- Madre, en este mundo todo el mundo se tutea

- Pero ninguno de los que estamos aquí somos de este mundo. Nos deben una consideración por ser quienes somos.

Regina suspira con hastío

- A veces siento que tu pueblo no te respeta.

- ¡Bueno, madre! ¡Dejémoslo estar! Decidme para qué queríais que nos quedaramos a solas.

- Quiero hablarte de Shayna

Es lo último que esperaba oír en ese momento

- ¿De Shayna?

- Si. Veo que os habéis hecho muy amigos

- Es la Guardia personal de mi esposo y mía. No veo qué problema hay en que me lleve bien con él.

Ruby llega con el pedido.

Regina saca la billetera

- Cóbrame

- ¡No! No hace falta, señora alcaldesa. Quedamos en paz por lo de la tarta.

Ese tipo de conducta le resulta extraña en alguien como Ruby, pero decide pasarlo por alto.

Quedan solas de nuevo y Cora habla en tono confidente.

- Shayna no es trigo limpio, Regina. Intenta engañarnos

- ¿Porqué iba a hacer eso?

- Esto no es un juego, Regina. No todo el mundo es bueno o malo. La gente se mueve por interés. 

La alcaldesa empieza a cuestionarse si su madre las ha descubierto verdaderamente o sólo quiere sonsacarle información.

- ¿Eso lo decís por vos?

- ¡Basta de preámbulos hija! ¡Lo que tengo que contarte es muy importante y quiero asegurarme de que no vas a ir con el cuento al primero que se te presente sólo porque finja tenerte simpatía!

- ¿Qué demonios pasa, madre?

- Nuestra misión en Storybrooke está a punto de concluir. En breve partiremos de nuevo al Bosque Encantado y allí podremos al fin perpetrar el reinado por el que tanto hemos luchado

- ¡¿Qué?!

- No montes un numerito. Ni se te ocurra. Ahora más que nunca debemos ser precavidos y no perder de vista nuestro objetivo.

- ¿Qué se nos ha perdido en el Bosque Encantado? ¿Qué se me ha perdido a MÍ, en el Bosque Encantado?

- ¿Además de tu reino? Allí está tu verdadero hogar. Junto a tu esposo

- ¿Porque he de llevar siempre el lastre de Leopoldo? Creo que he demostrado de sobra mi valía para gobernar un reino. Él está de más.

- Te lo he dicho siempre. Es un hombre débil y no nos será difícil hacernos con el poder. No voy a permitir que abandones a tu esposo sólo por capricho

- ¿Por capricho? Me obligasteis a desposarme con él. Yo misma manipule a Sidney para que lo envenenara. Ahora vos me obligáis a permanecer junto a él en contra de mi voluntad. ¿De quién es el capricho?

La Abuelita pasa junto a ellas en dirección a los aseos y las mujeres callan hasta que pasa el peligro.

- No estamos aquí para discutir la marcha de Leopoldo. Te he citado porque quiero que te prepares.

- ¿Para qué?

- Para lo que se nos viene encima

La reina centra toda su atención en su madre, con el ceño fruncido y mordiendo distraídamente la comisura izquierda de su labio inferior.

- Se avecina una guerra, Regina. 

La alcaldesa no puede encajar lo que está oyendo.

- Una guerra...

- Has de tener claro de qué parte estás y no decepcionarnos

- ¿Y por qué dais por hecho que quiero seguir con vosotros? Por vuestra culpa estamos aquí, y por VUESTRA culpa mi pueblo va a MORIR

- ¿Tú pueblo? Estas gentes te respetan menos que a un palafrenero de poca monta. ¡Mira, nunca mejor dicho!

Eso ha ido con segundas.

Las aletas de la nariz de la ofendida se abren en claro signo de autocontrol ante un repentino ataque de ira.

- De momento es el pueblo de Leopoldo. Y además, dentro de poco, ni siquiera las gentes van a reconocerse a sí mismas.

- ¿Cómo?

- Vamos a hacer cambios, Regina. Necesitamos a un pueblo que confíe en sus reyes y no se levante contra ellos. Hay demasiados elementos discordantes que pueden estropearlo todo.

En ese momento, alguien entra por la puerta. Regina no lo advierte, pero Cora siente de repente una necesidad imperiosa de zanjar la conversación.

- Pero eso lo veremos más adelante.

Hace ademán de levantarse

- Ahora quiero que pienses en lo que te he dicho y tengas mucho cuidado con las personas de las que te rodeas.

Regina se levanta y apoya ambas manos sobre la mesa, inclinándose hacia adelante y tapando cualquier distracción.

- ¿Es que no van a venir todos?

Cora se levanta y mira por encima de su hija.

- Ahora no tengo tiempo de seguir charlando. 

Acaricia el confuso rostro de su hija.

- Piensa en lo que te he dicho

Cora marcha dejando confusa y asustada a Regina. 

Tiene que hacer algo para parar a Leopoldo y a su madre.

"Tengo que hablar con Shayna"

Coge el bolso y el abrigo, y sale apresurada hacia el hospital, donde Shayna monta guardia.

No repara en el nuevo acompañante de su madre, que todavía no ha salido del local...


El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora