Dedicado a Marta_345_345
Todos los asistentes se
reúnen entorno a Emma. Blanca grita desesperada.- ¡Emma! ¡Emma!
David se arrodilla junto a su amada y sacude con cuidado a su hija temiéndose lo peor.
Los que los rodeaban murmullan y hablan cada vez más preocupados.
- ¡Emma, por favor! ¡Reacciona!
- ¡Apártense, por favor!
Un hombre, de cabello negro como el azabache y ojos morados como amatistas, se abre paso entre el gentío.
Inclina su oreja sobre la aparentemente inerte boca de Emma, y acto seguido la abre, a la vez que coloca su cabeza en ángulo.
Cruza los dedos de las manos y acto seguido presiona intermitentemente con las palmas de las manos y a ritmo acompasado, el pecho de la mujer.
Pasa aproximadamente un minuto hasta que Emma empieza a tener pequeñas convulsiones y a toser.
Los ojos de los preocupados padres se abren de par en par y recobran su brillo característico.
- ¿M-m-mamá?
Dando un empujón al desconocido héroe que caba de salvar la vida de su hija, Blanca se abalanza sobre Emma y la abraza con todas sus fuerzas.
David hace lo propio.
Aprovechando el momento de confusión, Regina sale de su escondite y corre apresurada hacia el interior de la mansión.
*************************
Al llegar al pie de la escalera, su brazo es interceptado por Leopoldo, que tira de ella hacia atrás.- ¡¿Donde demonios te habías metido?!
La demacrada cara de la reina deja claro que no estaba disfrutando del evento.
Pero eso a Leopoldo le da igual. Su esposa siempre ha sido una egocéntrica sentimental.
Cuando no se le presta atención, monta un numerito.
Ella no tiene ganas ni fuerzas para enfrentar a Leopoldo. Ahora no. Después de que su propia madre acabe de decirle que estaría dispuesta a sacrificarla si con eso logra lo que ella ansía, no tiene corazón para seguir afrontando la noche.
- Leopoldo, no...
Su voz es apenas audible y desesperanzada.
Eso aumenta considerablemente el ego y poder del nombrado, que se siente capaz de cualquier cosa.
- A mí no vas a engañarme, Regina. Sé perfectamente que intentabas escapar y tu pobre madre lo ha impedido.
Este tipo de cosas dejan cada vez más claro a Regina que Leopoldo es, definitivamente imbécil.
- Suéltame...
- ¿Acaso te molesta que tu propio esposo te tome del brazo?
Aprieta el agarre y la mujer siente como sus viejos y artríticos huesos se clavan con saña en sus músculos.
- ¡Déjame tranquila!
- Ohh, ahora la reina quiere imponer su autoridad... Como me río
- ¡Que me dejes!
A medida que Regina se retuerce con más fuerza, Leopoldo clava con más ahínco los dedos.
Su brazo se está amoratando.
- ¡No pienso soltarte! ¡Vas a pagar muy caro tu osadía, Regina!
Si tuviera magia en ese momento le arrancaría la cabeza.
- ¡Para!
Entretenidos con el forcejeo, ninguno de los dos repara en que no están solos.
El hombre, de indeterminada edad, se ve obligado a elevar la voz para hacerse oír.
Hoy parece que todo el mundo le ignora.
- ¡¡Alteza!!
Ambos Reyes paran en seco.
Leopoldo, muy contrariado por ser descubierto, suelta a Regina, que en cuestión de segundos sube la escalera corriendo y en silencio.
Se escucha el golpe de su puerta al cerrarse y el pestillo.
Si piensa que esto ha terminado, está muy equivocada.
- Majestad, he venido a avisaros de que la mujer rubia está a salvo.
- ¡Emma! ¡Se llama Emma, mentecato! Y es mi nieta, así que la protegeras con tu vida.
- Por supuesto que si, mi señor.
Se escuchan voces de júbilo.
Son Blanca y David, celebrando junto con su hija que todo ha sido un susto.
Se dirigen hacia el Rey y su lacayo.
Como por arte de magia, una amable sonrisa vuelve a apoderarse de los labios del Rey.
Mientras vuelve su cuerpo en dirección a su hija y el resto de personas que vienen formando una especie de procesión, habla en voz baja al hombre, que permanece en el sitio a la espera de órdenes.
- Ahora, lárgate. Cuanto menos nos relacionen, mejor.
- Si, señor.
El chico hace ademán de irse, pero el Rey quiere darle una última instrucción.
- ¡Espera, Shayna!
Vuelve raudo junto a su señor
- No hace falta que te diga que no contarás nada de lo que acabas de ver entre la reina y yo.
- Por supuesto que no, mi señor.
El muchacho sale corriendo en dirección contraria a la de la familia Real, que llegan justo a tiempo para verle marchar.
ESTÁS LEYENDO
El Retorno de Cora.
Fanfiction¿Qué ocurriría si Cora Mills, madre de Regina, descubriese la forma de volver atrás en el tiempo justo hasta el momento en que llega por primera vez a Storybrooke? Tras instaurarse de nuevo la monarquía de la Reina Regina, todos los habitantes del B...