Someter a Storybrooke: Doctor Hooper

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Un nuevo día se levanta sobre Storybrooke.

Como hacen desde que los trajo la maldición, las gentes del pueblo continúan con sus anteriores vidas deseando que todo termine cuanto antes.

Sobre todo desde que ha comenzado la ola de crímenes.

En la pasada noche se han contabilizado por lo menos tres muertos, sin contar aquellos que están desaparecidos o han aparecido moribundos y permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital.

Nadie habla sobre ello. Temen por sus vidas. Todos tienen una lista mental bien clara de los posibles asesinos y maltratadores, pero no se atreven a mencionarlos en voz alta, por las consecuencias.

Esa lista incluye a Gold y Regina, principalmente.

Por extraño que parezca, a nadie se le ha pasado por la cabeza el nombre de Cora, ni Leopoldo, por supuesto.

Eso le ha permitido al Rey salir tranquilamente a dar una vuelta por la ciudad.

No sigue un rumbo fijo, simplemente se deja llevar por sus pasos.

Lo abrazan por detrás.

- ¡Buenos días, padre!

- ¡Blanca! ¡Qué agradable sorpresa! ¡Iba ahora mismo hacia vuestro apartamento!

- ¡Pues ibas en dirección contraria!

Le da un tierno beso en la mejilla y Leopoldo se siente el hombre más afortunado del mundo.

Siente verdadera devoción por esa chiquilla. Aunque sea toda una mujer.

- Todavía no me he hecho a estos lares. Quizá con el tiempo...

- Y con una guía adecuada...

Le ofrece su brazo

- Si no tenéis prisa, os enseñaré el pueblo y a sus habitantes. ¡Seguro que se sienten muy honrados si su rey les hace una visita!

- Por supuesto. Pero sólo iré con la condición de que no pierdas esa bonita sonrisa.

- Trato hecho

- Te pareces tanto a tu madre...

Los ojos de la mujer adquieren un ligero matiz de tristeza

- No os tortureis, padre. Estoy seguro de que madre se sentiría muy orgullosa de nosotros.

Comienzan a pasear

- Seguro que si. ¿Hacia donde vamos primero?

- La primera parada la haremos en la consulta del Doctor Hooper. Ha sido una gran consejero y amigo nuestro desde que soy capaz de recordar.

- Vayamos entonces

*************************
La puerta de la consulta del Doctor Hooper está entreabierta.

Blanca asoma la cabeza con precaución.

- ¿Se puede pasar?

- ¡Blancanieves! ¡Qué agradable sorpresa! ¡Pasa, por favor!

Blanca abre completamente la puerta mostrando a su padre.

Grillo siente devoción por Blanca, pero sabe que su padre no es trigo limpio...

No en vano ha estado moviéndose por ambientes de dudosa moralidad que sabían de primera mano los tejemanejes que se traían en la realeza.

Ser feriante le trajo más de un dolor de cabeza, pero también aprendió lo terrible que puede llegar a ser una persona cuando está desesperada.

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora