Reencuentro

261 29 26
                                    

Blanca abraza a su padre, cuyos ojos rutilan por la emoción de volver a ver a su hija.

- Mi vida. No te imaginas cuanto te he echado de menos.

- ¡Y yo a usted, padre!

David se mantiene al margen dudoso de tomar parte en este reencuentro familiar.

Nunca había tenido que enfrentarse a su suegro.

Cora rueda los ojos con hastío.

- ¿Va a durar mucho este bonito encuentro? He de buscar a mi hija.

Leopold rompe discretamente el abrazo y busca por los alrededores de la cafetería.

- Tenéis razón, sabia Cora.

Se dirige sonriente "al vulgo" que allí se reúne.

- ¿Dónde se encuentra mi esposa? ¿Está escondida?

Todos buscan por el local, pero no hay rastro de la Reina.

- ¡En los lavabos! ¡La ventana está abierta!

Henry siempre sabe cuando tiene que callarse la boca.

Emma y David entran seguidos de los demás que se quedan en el marco de la puerta.

Emma intenta salir por la ventana y David corta el paso a los curiosos.

- ¡Atrás, atrás! No hay suficiente espacio para todos.

Emma consigue desatascarse de la ventana

- Regina no ha podido salir por aquí. Ha tenido que usar magia.

Leopold, que estaba sentado junto a su hija al otro lado de la mesa, se levanta muy exaltado

- ¡¿MAGIA?!

*************************

Mientras las mentes brillantes de la cafetería investigan la forma por la que Regina ha conseguido huir, esta se ha materializado en la habitación secreta de su cripta y se ha quedado dormida llorando junto a la cadena que portaba el anillo que le regaló Daniel.

Sus ojos se abren de repente cuando presiente que alguien ha entrado en su cripta.

Se levanta corriendo y va hacia el espejo.

Pasos firmes y a ratos metálicos resuenan por las escaleras.

La respiración de la asustada Regina se acelera.

La persona misteriosa baja el último tramo de escalones.

Ella siente como su corazón desbocado va a salir del pecho.

Cinco.....










Cuatro........







Tres........
















Dos......


















Uno........




El corazón de Regina se para por un momento.

*************************

En la cafetería han quedado Emma, Rubi, la Abuelita, Cora, Blanca y Leopold.

A Cora se le agota la paciencia.

- ¿Así que de este modo teníais controlada a mi hija? Es lógico que se os fuera de las manos

- Tú no entiendes nada. Cuando éramos una familia, nunca se le hubiese ocurrido hacer semejante cosa.

- Padre, tal vez se haya sentido embargada por la emoción y necesite unos segundos a solas.

- ¡Soy su esposo! ¡No puede hacer las cosas sin consultarme! ¡Si ella necesita unos segundos a solas, yo de buena gana se los concedo, pero no debe irse sin avisar!

En ese momento Cora comprende porqué su hija decidió acabar con él.

- Tampoco sabemos si le ha pasado algo. O a lo mejor no sabe que habéis venido y ya se había marchado porque no se encontraba a gusto con nosotros.

- ¿Quién es esta mujer?

Blanca coge las manos de su padre y habla con una sonrisa.

- Es vuestra nieta, padre.

Los ojos del Rey se llenan de lágrimas de felicidad.

*************************
La reina permanece estática, sin saber que hacer.

- Querida, el tiempo es oro.
No consigue decidirse. Se siente indefensa y débil, dos sentimientos muy peligrosos en manos de este ser tan mezquino y aprovechado.

- Vamos, se que estás detrás del espejo. Realmente no es a mi a quien deberías tener miedo.

Regina escucha con atención.

- Piensa en lo rápido que he sido capaz de encontrarte. Y si yo he hallado tu paradero tan fácilmente, tu madre no tardará en dilucidar la misma hipótesis.

El corazón de Regina vuelve a acelerarse.

- Si no quieres, no importa. Volveré por donde he venido.

Se da media vuelta con la intención de marcharse.

- Ya me contarás cómo ha ido el feliz reencuentro con tu amantísimo esposo.

Ya va por la escalera cuando siente como la puerta de la habitación secreta se abre a su espalda. Habla para sí, mirando el resultado de su esfuerzo.

- Eso es. Buena chica...

El Retorno de Cora. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora